Contagios 'al salir de clase': los brotes de COVID-19 son el doble en Secundaria que en Primaria, pero se dan fuera de las aulas
Los centros educativos se han convertido en el tercer escenario de contagios que más preocupa a Sanidad por detrás del social y el familiar. Ahí se concentran el 13% de los brotes de coronavirus originados en la última semana y desde los que se han trazado 1.286 nuevos positivos procedentes de los colegios. Sin embargo, dentro de los mismos hay diferencias, como indicó el viernes pasado Fernando Simón.
“Tenemos información de brotes por ciclos y la mayor parte se detectan en Secundaria”, detalló el responsable de Emergencias y Alertas sanitarias, concretamente entre los adolescentes de 15 y 17 años. La incidencia en este rango de edad resulta “coherente” para Simón, pero no por un aumento del riesgo dentro de las aulas, sino precisamente por lo que ocurre fuera de ellas.
Qué casos surgen ajenos a los colegios y se transforman en brote una vez dentro, o viceversa, es algo difícil de medir. Lo que sí es cierto es que la mayoría de la transmisión se produce en el ámbito social (un 26% de los brotes en la última semana) y que afecta a gente de todas las edades. El cruce de ambas estadísticas, unido al pico de contagios entre los 15 y los 24 años, es lo que lleva a Sanidad a señalar a los alumnos de Secundaria (ESO y Bachillerato) y Universidad como “grupos prioritarios” de difusión de la COVID-19.
El cálculo no sorprende a los responsables de la educación secundaria, aunque esta información escasea por parte de las consejerías autonómicas. Según unos datos a los que ha tenido acceso en exclusiva elDiario.es en Catalunya, los brotes en Secundaria y FP actualmente duplican a los de Primaria. Se han registrado en concreto 143 brotes con 815 afectados frente a los 67 con 400 afectados que tiene el primer ciclo. Unas cifras que complementan a las expuestas este miércoles por el sindicato catalán de profesores ASPEPC, y que desvelan que el 52,5% de los centros infectados ahora mismo son de Secundaria y el 27% de Primaria.
En Catalunya, donde la vida social en locales se cortó de raíz hace un mes con el cierre de bares y restaurantes, los focos de contagio según su Red de Vigilancia Epidemiológica se han trasladado a la familia y a los centros escolares. Por ello, ASPEPC ha urgido a la Generalitat a tomar medidas para garantizar la distancia física de seguridad en las aulas, reducir las ratios y establecer docencia híbrida, así como a mejorar los equipamientos de higiene, ventilación y filtros en los institutos.
Estas súplicas representan al grueso de docentes de Secundaria españoles, que desde el inicio del curso han visto cómo se hablaba de “niños” o de “colegios” y se dejaba a los adolescentes e institutos fuera de la ecuación de la vuelta a las aulas. “En el sistema educativo no hay solo niños de Primaria, aunque así pareciese oyendo a epidemiólogos y a políticos”, opina Esteban Álvarez, presidente de ADIMAD, asociación de directores de instituto de Madrid. “Un estudiante de la ESO y Bachillerato tiene 10 profesores a la semana y otras actividades que obligan a un intercambio de personas constante, así que los grupos burbuja ni se contemplan”, afirma.
Las burbujas o grupos estancos han sido la medida estrella para evitar la expansión del virus entre niños de Infantil y Primaria, aunque sindicatos y profesores dudaban de su efectividad. Aún así, es más fácil mantenerlos cuando hay un único docente por aula y los alumnos se relacionan solo con su clase en los descansos, algo imposible entre los estudiantes de Secundaria. Pero no solo dentro de los institutos, también fuera. “Los adolescentes tienen un comportamiento muy distinto al de un niño de 10 años”, asevera Álvarez.
“Los de 16 o 17 años funcionan igual que los universitarios, no están en grupos cerrados y, cuanto más avanzamos en la edad, más posibilidades tienen de contagiarse”, admite el portavoz. De hecho, la Comunidad de Madrid comenzará a hacer pruebas de antígenos a adolescentes de esas edades para comprobar la incidencia de coronavirus en los ciclos de Secundaria. elDiario.es ha contactado con la Consejería de Sanidad para ampliar los detalles del estudio, pero no han ofrecido más información. “La preocupación por que el virus se cuele desde fuera es lógica, pero gran parte de los alumnos está dando una respuesta ejemplar dentro de las aulas”, cree el representante de ADIMAD.
A medida que la incidencia baja en ciertas regiones, de forma directamente proporcional lo hace el número de brotes en las aulas de instituto. Y así ha ocurrido en Madrid. “A principio de curso teníamos 16 contagios a la semana y ahora apenas son dos o tres”, explica Marian, directora de un colegio en San Sebastián de los Reyes. Pero, en su opinión, esto también tiene que ver con que “los chavales vienen concienciados de casa”. “Se han vuelto muy dóciles, incluso demasiado”, bromea la directora sobre el respeto que tienen sus alumnos por las normas sanitarias y su rigor en el uso de las mascarillas. Para ella, señalar a la Secundaria “emite un prejuicio inaceptable hacia los jóvenes”.
Esteban Álvarez recoge este testigo y abunda en que la comunicación con ellos es constante. “Nosotros les recordamos que deben ser igual de prudentes en la calle que en el centro, donde reconocemos que están funcionando muy bien”, explica el portavoz de los directores de instituto. El temor a exponer a sus familias al virus o a una cuarentena es, según él, lo que ha hecho reaccionar a la mayoría en esta segunda ola de la pandemia. “También te admiten cuando lo hacen mal, no retuercen los argumentos, pero están dolidos por las generalizaciones y son conscientes de que no es algo específico de los jóvenes”, recuerda.
"Los adolescentes admiten cuando lo hacen mal, no retuercen los argumentos, pero están dolidos por las generalizaciones y son conscientes de que no es algo específico de los jóvenes"
Para el Sindicato de Estudiantes de España, esta solo es una forma de escurrir el bulto por parte de las autoridades. “Una vez más culpabilizan a la gente de los contagios apelando a la 'responsabilidad individual' de cada uno y siguen criminalizando especialmente a la juventud de los rebrotes”, expresan. Pero el miedo al contagio no es patrimonio único de los mayores y por eso desde la plataforma reclaman medidas de seguridad y denuncian que se les obligue a ir a los centros aunque detecten positivos en sus clases.
Una crítica que recoge el portavoz de los directores madrileños: “La medida que reclamamos en los institutos es que se cumpla lo que se prometió al principio: es decir, test PCR o de antígenos para los compañeros o contactos de un infectado. La única forma de resolver la incertidumbre son las pruebas”.
Más pruebas PCR y cuarentenas obligatorias
Los equipos directivos y docentes sienten que les responsabilizan de la subida de casos en los institutos, mientras que los protocolos sanitarios para los contactos se relajan cada vez más. “Tenemos una cierta inseguridad respecto a lo que pasa con nuestros alumnos”, reconoce la directora del instituto de San Sebastián de los Reyes. “Nos llaman los padres diciéndonos que su hijo tiene COVID-19 y que ha dado positivo en un test y nos lo tenemos que creer, porque no hay otra forma de hacer rastreo”, lamenta.
“La situación es buena, mejor de la que nos esperábamos. Pero se sigue sin hacer pruebas a los que van a clase con un positivo y no se pueden cerrar aulas salvo que haya más de tres casos en un mismo grupo”, comenta Álvarez, de ADIMAD. “El porcentaje de asintomáticos es muy elevado, pero desconocemos la incidencia”, concluye. Desde CCOO van a pedir expresamente a las consejerías que Salud Pública instaure un protocolo adecuado de pruebas COVID entre los alumnos de instituto y que comunique el resultado del rastreo inmediatamente al centro. “Ahora mismo no se está haciendo y a los responsables COVID, que no son sanitarios, solo les queda fiarse de lo que les dicen por teléfono”, critica Isabel Galvín, portavoz del sindicato en Madrid.
“Pedimos lo que ha tenido Ayuso: dos pruebas y cuarentena preventiva para el caso sospechoso y para su entorno”, compara Galvín con el caso de la presidenta de Madrid, que tuvo contacto con un positivo de COVID-19, le hicieron una PCR y una prueba de anticuerpos, y en cuanto recibió los resultados levantó su confinamiento. Un protocolo que no se sigue para los adolescentes ni para el grueso de la población adulta. “Incluso con los recursos que nos dan actualmente y las medidas insuficientes que se han tomado, los centros de Secundaria están haciendo un esfuerzo enorme y el alumnado está reaccionando en su interior con una actitud ejemplar”, resume.
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