La COP de los jóvenes: la llama que prendió la activista Greta Thunberg brilla en la Cumbre del Clima
- La adolescente sueca ha llegado a tierra este martes tras 21 días de travesía por el Atlántico y se espera que en unos días acuda a la COP25 de Madrid
Dice la madre de Greta Thunberg en Nuestra casa está ardiendo, el recién publicado libro que narra las andanzas de la familia de la activista, que Greta era el niño de El traje nuevo del emperador, el famoso cuento de Andersen, y todos los demás éramos el emperador y estábamos desnudos. En la fábula, solo un niño se atreve a decir alto y claro que el emperador no lleva ropa en plena calle mientras el resto mira para otro lado y no dice nada. La comparación ha servido para ilustrar el 'fenómeno Greta', que con solo 16 años ha inspirado a jóvenes de todo el mundo para exigir medidas contundentes contra el cambio climático.
La joven activista sueca, que el 20 de agosto de 2018 se sentó frente al parlamento de su país con una pancarta de cartón que rezaba “huelga escolar por el clima”, ha tocado tierra este mismo martes tras 21 días de travesía por el Atlántico. Greta ha llegado a Lisboa y se espera que en unos días acuda a la COP25, la Cumbre del Clima que se celebra en Madrid, con un escenario de fondo marcado por un impulso juvenil sin precedentes. La adolescente ya participó en la COP de Katowice (Polonia) hace un año y sus palabras sirvieron para prender la mecha. “Estáis robando el futuro a vuestros hijos”, dijo ya entonces.
Nacía así un nuevo movimiento verde, que bebe y se retroalimenta del trabajo que activistas, académicos y colectivos ecologistas llevan décadas poniendo sobre la mesa, y que está teniendo su reflejo en la cumbre. Sobre todo en la llamada 'zona verde', una de las dos en las que se divide la COP25 y que está concebida específicamente para la sociedad civil (ONG, colectivos afectados por el cambio climático y empresas). Además, es previsible que tengan su 'día grande' el próximo 6 de diciembre, cuando hay convocada una gran manifestación en el centro de Madrid.
Solo en dos días ha habido ya varios encuentros y charlas que ponen a los jóvenes en el centro. Precisamente este martes, la sala llamada 'Ágora' de la 'zona verde' ha acogido la lectura de la Declaración Global de los Jóvenes por la Acción Climática, un manifiesto elaborado con aportaciones hechas por gente de todo el mundo. Los jóvenes han puesto el acento en la “dejadez de las pasadas generaciones”: “Perdimos la oportunidad de evitar el cambio climático”, pero “no podemos perder la oportunidad de mitigarlo”.
Un movimiento que se expande
Jose Ferreras, activista de Fridays for Future (Viernes por el futuro, en inglés), ha venido a la Cumbre del Clima y se mueve entre la 'zona verde' y la 'zona azul', el territorio de Naciones Unidas dedicado a las negociaciones políticas y a los eventos más oficiales. Está aquí “porque es urgente que los líderes políticos escuchen la voz del pueblo y de los jóvenes”. Para este joven de 21 años que vive en Madrid, ya existía “un evidente caldo de cultivo” antes de las movilizaciones juveniles por el clima, pero la figura de Greta, convertida en un auténtico icono mediático, “ha sido una especie de chispa que ha inspirado a muchísima gente”.
Le acompañan Maider Blanco y Héctor Santorum, que han venido desde Pamplona y Vigo para unirse a esta COP. Ambos pertenecen también, pero en sus respectivos territorios, a Fridays For Future, el movimiento iniciado por Thunberg (que redujo su protesta frente al Parlamento sueco a los viernes).
Los dos han participado en las masivas protestas celebradas durante todo 2019. La más multitudinaria tuvo lugar el pasado mes de septiembre, cuando bajo el lema “No hay planeta B”, que prácticamente define al movimiento, miles de jóvenes participaron en España en distintas convocatorias durante toda una semana que culminaron con manifestaciones en 200 ciudades de todo el territorio.
Antes, los jóvenes ya habían protagonizado otras convocatorias frente al Congreso de los Diputados en Madrid y manifestaciones previas en ciudades como Girona o Barcelona. El movimiento se expandía rápidamente y lo sigue haciendo a día de hoy, explican sus integrantes. Uno de los recién incorporados es Héctor, que tiene 20 años. “Yo estuve en las protestas que hubo en el mes de abril en Vigo, pero participé en la primera asamblea en septiembre y ya he venido a la Cumbre del Clima porque decidí involucrarme más. Buscar soluciones a esto –exclama mirando a su alrededor– es lo más urgente que hay”.
“Ya no podemos vivir de espaldas”
Pero, ¿por qué los jóvenes se sienten tan interpelados? La respuesta no es difícil para Maider, que a sus 19 años empezó en el colectivo cuando comenzó su andadura en Pamplona, el pasado mes de marzo. Para esta joven activista, “hemos tomado conciencia de que realmente los que vamos a vivir en el futuro somos nosotros, las nuevas generaciones y las que vendrán”.
De hecho, los protagonistas de esta nueva ola de movilizaciones no son solo los jóvenes, los hay incluso más pequeños. Y es que los niños y niñas también alzaron la voz en la masiva manifestación del pasado 27 de septiembre y en parte están presentes en esta Cumbre del Clima. Al menos en la 'zona verde', donde un gran mural inaugurado este lunes por Madres por el Clima se exponen las redacciones reales de decenas de criaturas de todas las edades que escriben sus deseos para este foro mundial: “Querida COP25. Me llamo Emma. Estoy muy enfadada por la contaminación”, dice uno de ellos.
“Yo creo que está clarísimo que ya no podemos vivir de espaldas a ello”, prosigue Maider, para la que está siendo “fundamental” ver que “hay países que sí parece que sí se lo están tomando en serio”. No obstante, exige “una ambición mayor” y pone el foco en el riesgo al retroceso que representa el negacionismo, cuyos actores principales ya no se limitan a decir que el cambio climático no existe, sino que están desarrollando otras vías y discursos. En este sentido, los tres jóvenes reivindican “un mayor espacio para las voces ecologistas” en la cumbre y critican “que empresas contaminantes como Endesa, Iberdrola o Acciona tengan sus stands aquí”.
Coincide con ellos Elvin Landeus, un joven de 19 años que ha venido desde Höör (Suecia) a la COP25 con la organización Sustaining All Lifes. “Soy sueco. Soy un gran fan de Greta Thunberg”, dice entre risas. Landeus confiesa que llegó a plantearse “coger un tren a Estocolmo” y unirse a la joven de 16 años cuando inició las protestas frente al Parlamento del país nórdico, pero finalmente no lo hizo. “Ahora me arrepiento”, exclama.
“Depende a lo que llames activismo”, responde cuando se le pregunta por el tiempo que lleva en la lucha contra la emergencia climática. “Organizado en colectivos llevo algo menos de un año, pero desde que soy muy pequeño sigo este tipo de acciones y movimientos y soy consciente de ello”, apunta. Landeus califica el momento actual de “crisis muy seria” y señala que “el cambio climático debería ser importante para todo el mundo, independientemente de la edad”. Y es que ese es el gran triunfo de este nuevo impulso joven: haber puesto en el centro una realidad ignorada durante demasiado tiempo.