Las olas de calor en España adelantan su llegada cada vez con más frecuencia según avanzan las alteraciones de la crisis climática. Los episodios de calor anormalmente alto y prolongado declarados en el mes de junio, como el que llega este miércoles a España, se suceden. Siete de las únicas nueve olas registradas durante ese mes en la península y Baleares desde 1975 se han producido a partir de 2001. Los anteriores fueron en 1981 y 1994. La ola actual es “especialmente adversa”, según la califica la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que incluye entre los motivos de ese carácter excepcional la época del año en la que penetra esta masa de aire tórrido.
Aunque no son inexistentes, los picos relevantes de calor en el mes de junio han supuesto solo un 15% de todos los documentados desde hace 44 años: nueve de los 57 producidos en la península y Baleares. Fernando García, portavoz de la Aemet, explica que, además de los parámetros de temperatura, extensión y duración, la primera ola de 2019 es especialmente relevante por llegar temprano: “Se da en junio cuando lo habitual es a partir de julio”.
Las olas de calor distan de ser el calor normal de verano. Deben superar ciertos umbrales para ser contabilizadas: por lo menos el 10% de las estaciones medidoras tienen que registran temperaturas por encima de la media histórica durante un mínimo de tres días seguidos. Además, constituyen uno de los efectos atribuidos al calentamiento global de la Tierra. En el cuidado lenguaje del Panel Internacional de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) –en ocasiones calificado como excesivamente suave para la magnitud de la amenaza– se explica claramente que “es muy probable que las olas de calor se produzcan con más frecuencia y que sean de más duración”, tal y como recoge su V Informe.
La propia Aemet ha asegurado que estos fenómenos “tienden a concentrarse en los últimos años, con especial incidencia en su duración”. Sin ir más lejos, los veranos duran ahora, de media, cinco semanas más que en 1980. Y son más calurosos en términos generales. La previsión estacional para esta año es que se registre una temperatura media de 0,5ºC más que el promedio histórico.
Antes, más y durante más tiempo
La mayoría de olas de calor adelantadas a junio se concentran en los últimos 18 años. Desde que se produjo una en 1981, pasaron 13 años hasta que se repitió otra en 1994. Luego el registro se marchó a 2001. Desde entonces, la serie se acelera: 2003, 2004, 2011, 2012, 2015 y 2017. Ahora 2019.
Las olas duran en la actualidad el triple que a finales del siglo XX. La media de días ha pasado de cinco entre 1975 y 2000 a más de 15 en los últimos cinco años, según los datos oficiales. Al mismo tiempo se han ido sucediendo los años más calurosos desde que hay registros: 2011, 2014, 2015 y 2017. El cambio climático cumple las previsiones científicas y calienta España con mayor intensidad, antes y durante más tiempo.
Fernando García aclara que la masa de aire cálido va a “tocar a España algo más de refilón. La dorsal afecta sobre todo a Francia, Reino Unido o Bélgica”. Aún así, la previsión es que “se superarán los 35 ºC en amplias zonas del interior peninsular; incluso es muy probable que se alcancen o superen los 40 ºC en áreas del centro, del interior, de la mitad sur y del cuadrante nordeste”, según el aviso de la Agencia. Las temperaturas nocturnas oscilarán entre los 20 y los 25ºC. La áreas más afectadas serán los valles del Ebro, Guadalquivir, Guadiana, cuenca del Tajo e interior de Mallorca. Los cálculos apuntan a que la situación se prolongará, al menos, hasta el 1 de julio. Un mínimo de seis días con el termómetro muy alto extendido por un gran número de provincias. Una ola de calor temprana. La octava del siglo XXI.