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Cuatro claves de la “decepcionante” comparecencia de Pfizer en el Parlamento Europeo por las vacunas COVID

La representante de Pfizer, J. Small, durante su comparecencia en el Parlamento Europeo

Sergio Ferrer

14 de octubre de 2022 22:32 h

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Esta semana la farmacéutica Pfizer compareció ante el Comité Especial COVID-19 del Parlamento Europeo para tratar temas como las supuestas irregularidades en los acuerdos de las compras de las vacunas contra el coronavirus. El evento hubiera tenido nula repercusión de no ser por una de las respuestas de la portavoz de la empresa que excitó a los antivacunas al recordar que los ensayos clínicos no estaban diseñados para medir si las vacunas reducían la transmisión (algo públicamente conocido desde 2020).

Esta anécdota secuestró el resto de la comparecencia, que pasó desapercibida a pesar de su importancia. El Comité Especial evalúa la actuación de la Unión Europea durante la pandemia para extraer lecciones de cara al futuro. Aunque no es un comité de investigación, sí necesita información para hacer su trabajo. Información que Pfizer sigue sin compartir.

El encuentro duró casi cuatro horas y se dividió en dos partes. Primero se presentaron Pfizer y Curevac —empresa alemana que también intentó hacer una vacuna de ARN mensajero, sin éxito—. Esta fue la parte más comentada: en ella se habló del escándalo de los SMS, de la falta de transparencia en los contratos y los precios, y también sobre la propiedad intelectual, el acceso a las vacunas y la equidad.

“En algún momento había que evaluar el papel de la Comisión Europea en la compra de vacunas porque gestionar fondos para salud pública no puede ser un cheque en blanco”, asegura la farmacéutica experta en acceso a medicamentos Belén Tarrafeta.

“Cuánto ha costado y va a costar la campaña de vacunación europea no puede ser información confidencial, como tampoco pueden serlo los plazos de entrega, la gestión de excedentes, la flexibilidad en caso de no necesitar las vacunas acordadas, etc. Incluso si todos los procesos se hicieron de acuerdo con las normas, la inversión ha sido enorme y lo normal es que haya una evaluación de la eficacia y la eficiencia de la gestión”, añade.

Estas son las claves de una comparecencia definida por la frustración y el malestar, pero también por el enfado de los eurodiputados.

El director ejecutivo de Pfizer no se molestó en ir

La ausencia del director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, causó un incendio al inicio de la reunión, que fue caótica en algunos momentos. Muchos parlamentarios se mostraron molestos e hicieron comentarios al respecto.

“Debo decir que es una desgracia que Albert Bourla no esté con nosotros hoy y una desgracia todavía mayor que no tenga intención alguna de aparecer”, aseguraba el eurodiputado croata Ivan Vilibor. “¿Por qué no está aquí? ¿No tiene diez minutos para el Comité? Eso no nos da mucha confianza”, se preguntaba la parlamentaria francesa Virginie Joron.

La única respuesta por parte de la ejecutiva de Pfizer Janine Small fue que Bourla había tenido que cancelar su presencia, confirmada semanas antes, por “motivos secretos”. No convenció a los políticos europeos: “Creo que deberíamos invitarle una vez más para recibir una explicación, sino podemos hacer lo que hicimos con Monsanto y no darle a Pfizer más acceso al Parlamento Europeo”, propuso la eurodiputada francesa Michèle Rivasi.

Tarrafeta analiza la ausencia de Bourla: “Pfizer se ha llevado la mayor parte de la compra de vacunas de manera absolutamente desproporcionada. Solo por eso se interpreta que el gesto de no aparecer es completamente inaceptable”.

Falta de transparencia en contratos negociados por SMS

Otros diputados preguntaron si la ausencia de Bourla estaba relacionada con el escándalo de los SMS. Es sabido que el director ejecutivo llevó a cabo negociaciones de formas heterodoxas con gobiernos y políticos; por ejemplo, a través de mensajes de texto.

En abril de 2021 el New York Times reveló que la presidenta de la Comisión Europea Usula von der Leyen había estado negociando una segunda tanda de vacunas de Pfizer con Bourla por SMS. Esta ascendía a 1.800 millones de dosis y se habría cerrado a un precio superior al de las primeras, “una barbaridad” en palabras de Tarrafeta. La segunda remesa se sumaba a las 900 dosis ya adquiridas. La población de la Unión Europea es de menos de 450 millones de personas, por lo que se podría haber vacunado a cada europeo seis veces con todas ellas.

Tarrafeta cita las palabras del director ejecutivo de Hipra al respecto: “Ha sido muy claro y certero. Era adecuado comprar más dosis, pero no en esas cantidades”.

La Corte de Auditores de la UE publicó en septiembre un informe criticando que la Comisión Europea se negara a aportar detalles sobre el papel de von der Leyen en estas compras. “Que haya la más mínima sospecha de que se han negociado contratos a través de mensajes, o que hay directores ejecutivos de multinacionales con acceso directo a la presidenta es algo que requiere de más explicaciones y mejoras en los mecanismos de control y compra pública”, defiende el investigador del Centro de Salud Global de Ginebra (Suiza) Adrián Alonso.

Por eso, los eurodiputados preguntaron por estos mensajes entre von der Leyen y Bourla, sobre la posición de Pfizer acerca de estas negociaciones fuera de los cauces habituales, por qué está comunicación no es pública y por cuándo los ciudadanos de la UE podrían ver los contratos.

Las respuestas, como la mayoría, fueron evasivas propias de este tipo de reuniones, en las que la portavoz intentaba perder tiempo sin contestar. “Pfizer usa la táctica clásica de relaciones públicas de dar una explicación ilógica con tal convicción que empiezas a dudar de si 1+1 sigue siendo 2”, criticaba la investigadora de la Universidad de Harvard Melissa Barber en Twitter.

Falta de transparencia en los precios de las vacunas

Uno de los momentos más calientes de la reunión fueron las preguntas insistentes sobre el precio de la vacuna y la continua respuesta de que se trataba de información confidencial.

“Van a estar muy frustrados de nuevo con mi respuesta, puedo verlo en sus caras, pero los precios son confidenciales y no puedo hablar de eso”, decía Small. En ese punto la presidenta del Comité Especial, Kathleen Van Brempt respondió con dureza: “Creo que en algún momento tendremos que tomar acciones legislativas respecto a eso”.

“Como argumento no se sostiene en absoluto y, además, es la práctica habitual de la industria: la falta de transparencia de los precios dando siempre a entender que estás negociando un verdadero chollo”, dice Tarrafeta.

Tarrafeta considera que con esta opacidad llueve sobre mojado. Enumera alguno de estos problemas: “La sospecha sobre esa compra [de más dosis]; la falta de transparencia sobre el precio [de la segunda tanda], que se desconoce, pero se ha filtrado que sería un 25% superior al de las primeras; los encontronazos previos entre el Parlamento Europeo y Pfizer para que hiciera público el contrato, que finalmente se compartió con la mitad del contenido censurado; los artículos sobre las prácticas abusivas de la empresa en países de rentas medias como Brasil…”.

Como resultado, esto “ha levantado dudas transversales sobre la calidad [de las vacunas] y los ensayos clínicos”.

Decepción y enfado ante la falta de respuestas

Tarrafeta resume las intervenciones de Pfizer como “decepcionantes” porque “no respondían a las preguntas”. Una valoración que se podía percibir también en la frustración de los eurodiputados presentes en una sesión que se ha caracterizado por la sensación de malestar e incluso de enfado.

“Si se referían a precios, negociaciones, responsabilidad ante la inversión de la UE y el papel de Von der Leyen, entonces todo era confidencial. Si las preguntas se referían a patentes, transición ecológica y acceso desigual, entonces era un problema estructural de los países en desarrollo y que los pacientes no quieren vacunarse. Si las preguntas se referían a temas técnicos como la estabilidad de la vacuna, los controles de calidad y los ensayos clínicos, entonces las respuestas se enviarán por escrito”, enumera Tarrafeta.

La pregunta es si algunas de las amenazas veladas pronunciadas en el encuentro llegarán a algún puerto.

Alonso cree que, desde el principio, el Parlamento Europeo ha tenido posiciones “bastante racionales” respecto a las vacunas, y que la reunión de esta semana continúa en esa línea. “Ha cuestionado la falta de transparencia de los contratos de compra, ha exigido la transparencia de los procedimientos, ha pedido el levantamiento de los derechos de propiedad intelectual y pedido una mayor rendición de cuentas a la Comisión”.

Por otro lado, “la Comisión Europea tiene que ser mucho más transparente en los procedimientos de compra, especialmente si quiere jugar un papel más importante en la preparación frente a pandemias”, añade.

Alonso recuerda que en la actualidad hay varios procesos relacionados con las políticas farmacéuticas en la UE, pero teme que sean propuestas “poco ambiciosas” y que “sigan cayendo en algunos de los problemas que sucedieron durante la pandemia”. Por ejemplo, “no escuchar a las organizaciones de la sociedad civil, o hacerlo menos que a los representantes de la industria, o que falte ambición a la hora de desarrollar el papel de la UE en temas fundamentales para la salud global como el acceso a medicamentos y la innovación”.

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