Solo una de cada cuatro personas que se suicidan habían sido atendidas en salud mental
El Ministerio de Sanidad está ultimando el primer Plan de Acción para la Prevención del Suicidio en España. La estrategia, demandada desde hace años por expertos y asociaciones de supervivientes y familiares, llega en un momento de “cambio de tendencia” en la tasa de personas que acaban con su vida. El año pasado por primera vez desde 2018 se produjo un ligero descenso del número de suicidios.
3.952 personas fallecieron por este motivo en 2023, un 6,5% menos que el año anterior, ha destacado la ministra Mónica García en una rueda de prensa donde se han desgranado las líneas maestras del plan para el periodo de 2025 a 2027, cuyo primer borrador se presentará la próxima semana al Comité Institucional de la Estrategia de Salud Mental y, después, a las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial de Salud.
Las cifras, que “siguen siendo terribles”, ha enmarcado García, ya fueron dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística hace unos meses. Sin embargo, las autoridades han aportado nuevos datos que revelan la dificultad de acceso al sistema de las personas que viven un momento crítico. Solo el 23% de los fallecidos por suicidio en 2023 habían sido atendidos por un especialista en salud mental, ha afirmado el secretario de Estado de Justicia, Manuel Olmos, que también ha participado de la comparecencia. En el caso de las personas que tuvieron intentos autolíticos, el porcentaje se reduce al 19%.
El Barómetro Sanitario del CIS preguntó por primera vez este verano sobre la atención a los problemas de salud mental y puso cifras al tapón en la sanidad pública. Solo un 14% de los pacientes que acude inicialmente al Sistema Nacional de Salud consigue cita con un especialista (psicólogo o psiquiatra) en menos de 30 días y el 21% tiene que aguardar entre uno y tres meses.
Más de la mitad tomaban ansiolíticos
Las personas que intentan suicidarse y no lo consiguen siguen siendo un punto ciego para las autoridades aunque el equipo que dirigía Carolina Darias se propuso en 2022 contar también las tentativas. Sanidad ha recordado que existe una “marcada disparidad de género” en el suicidio: la tasa es tres veces mayor en hombres que en mujeres. Sin embargo, ha subrayado García, ellas registran más intentos de quitarse la vida.
De 2018 a 2022, Atención Primaria ha detectado más del doble de intentos autolíticos en las consultas, según las cifras que se desprenden de una gran base de datos de Sanidad con 10 millones de historias clínicas y que ha compartido la comisionada de Salud Mental, Belén González. Los intentos autolíticos, aclaran desde Sanidad, incluyen todas las formas de “hacerse daño”. Por ejemplo las autolesiones que no buscan acabar con la vida.
Entre las cifras que permiten perfilar el problema del suicidio también están las del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), que recibe las consultas por intoxicaciones. De las 5.000 que hubo en 2023, según Justicia, el 82,6% se produjeron por ingesta de fármacos que se relacionan con el sistema nervioso, como los psicofármacos.
Además, los ansiolíticos están presentes en la sangre de más de la mitad de las personas que se que quitaron la vida, aunque no sea la causa de fallecimiento, según los datos que ha adelantado Olmedo procedentes del próximo informe de Hallazgos toxicológicos en muertes por suicidio. Por detrás están los antidepresivos.
“Tiene que ver con la facilidad de acceso a este tipo de compuestos”, ha destacado Olmedo, en una crítica compartida por Sanidad, que está preparando un plan para la deprescripción de estos fármacos. España está a la cabeza del consumo en Europa. “Bien prescritos pueden ayudar, pero el uso inadecuado puede generar problemas de salud pública poblacional”, ha añadido la comisionada.
La intervención sanitaria es solo una parte
El Plan de Acción contra el Suicidio, a falta de negociarlo con las comunidades autónomas, se centrará en “la prevención como respuesta”, pero siempre “coordinada para que atienda a los factores sociales y económicos que agudizan el sufrimiento”, ha resumido la ministra de Sanidad.
El documento incluye seis objetivos y 40 líneas de acción, entre las que se encuentran el desarrollo de sistemas de información con la creación de un observatorio de prevención y un grupo de trabajo formado por expertos de varios ministerios y organismos (como el INE o el ISCIII) para analizar los datos y “entender mejor la situación”. También se prestará especial atención a la sensibilización y la lucha contra el estigma, ha detallado González, y un grupo de expertos en medios de comunicación alumbrarán un documento sobre cómo informar sobre esta problemática.
El plan pone el foco de manera prioritaria en las personas menores de edad y las mayores por ser grupos de “especial vulnerabilidad”. “Las mayores tasas de suicidio se dan en personas con más de 80 años y el incremento es del 94,5% en mayores de 94. Nos preocupan especialmente las zonas rurales y aisladas y abordaremos iniciativas para paliar la soledad no deseada”, ha explicado la comisionada. Las personas trans, asimismo, están en el radar del Ministerio como población que requiere una atención prioritaria por presentar tasas más altas de suicidio. El plan favorecerá que haya “autopsias psicológicas” en los casos de suicidio o sospecha.
En el contexto sanitario, que es solo una parte del plan, el Ministerio pretende mejorar la atención urgente cuando hay riesgo suicida y fomentar el apoyo a los cuidadores y a los supervivientes. Todo ello tendrá que ponerse en marcha en coordinación con las comunidades autónomas, que tienen las competencias sanitarias transferidas en España.
El plan, ha adelantado Sanidad, contará con presupuesto y buscará la coordinación con Justicia pero también con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, como novedad, con los recursos comunitarios a los que se ha empezado ya a derivar a las personas que acuden al 024. El Ministerio busca “favorecer las intervenciones comunitarias de los barrios y municipios para el desarrollo de iniciativas que promuevan la vinculación con el territorio y su entorno” para prevenir el suicidio y “establecer mecanismos de coordinación con servicios y recursos sociales” ante una conducta de este tipo. “Es difícil que alguien vaya a Atención Primaria diciendo que tiene problemas económicos, dirá que tiene angustia, ansiedad o depresión. Tenemos que ver el sustrato social que sostiene el sufrimiento y la prevención debe ser a todos los niveles”, ha zanjado García.
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