Llega un nuevo 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. Han pasado dos años del 8M de 2018, un punto de inflexión: la primera huelga feminista en España. Y ¿ahora qué? Este 2020, que cae en domingo, no hay huelga estatal convocada, pero las reivindicaciones siguen marcando este día porque perduran las desigualdades y las reivindicaciones. A continuación, algunas de las cifras que agitan la revuelta feminista.
1. Las tareas de cuidado recaen sobre de las mujeres
2. Bases feminizadas y cúpulas masculinizadas
3. Las denuncias por violencia sexual han crecido un 60% en seis años
4. Los reconocimientos son para los hombres
5. Las mujeres concentran los salarios más bajos
6. La mitad de las familias monoparentales están en riesgo de pobreza y exclusión
7. Las pensiones más bajas están feminizadas
8. Las empleadas domésticas aún no tienen derecho a paro
1. Las tareas de cuidado recaen sobre ellas
En España hay 16,3 millones de personas inactivas: que no están clasificadas como ocupadas ni paradas. El 57,9% son mujeres y el 42,1%, hombres, según los últimos datos de la EPA, pero las causas de esta inactividad son diferentes y muestran la desproporción en el reparto de las tareas de cuidado.
Mientras el 4,8% de las mujeres inactivas afirman no estar empleadas ni buscar empleo por dedicarse al cuidado de hijos, adultos enfermos, personas con discapacidad o personas mayores, en el caso de los hombres el porcentaje se reduce al 0,5%. La diferencia es aún mayor en el caso de 'otras obligaciones familiares o personales'. El 11,9% de las mujeres inactivas lo son por esta causa, frente al 1,4% de los hombres.
2. Bases feminizadas y cúpulas masculinizadas
La estructura de bases feminizadas y cúpulas masculinizadas se manifiesta aún en numerosos ámbitos, y evidencian los obstáculos de las mujeres para alcanzar los puestos de poder. En la Universidad, las mujeres suponen el 41,8% del profesorado, pero en los puestos más altos ese dato cae: son solo el 22,5% de las catedráticas y el 18% de las rectoras.
La labor de las mujeres en las universidades está “muy invisibilizada”, admitía la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda, en un encuentro con otras seis rectoras –son nueve de 50 centros públicos– en noviembre. “A los hombres no se les pide que renuncien a otras cosas, como tener una familia, para ser rectores, pero a nosotras sí”, denunciaba la rectora de la Universidad de Huelva, María Antonia Peña.
Las mujeres son mayoría en la carrera judicial en 15 Comunidades Autónomas y el número de juezas y magistradas es superior al de los hombres en la mayoría de órganos unipersonales, según el Informe sobre la estructura de la carrera judicial a 1 de enero de 2019 del Consejo General del Poder Judicial. Pero no ocurre lo mismo en órganos superiores. En la Audiencia Nacional representan el 44,4% pero en el Tribunal Supremo la cifra cae hasta el 18,8%. Ni dos de cada diez son mujeres.
Ese informe del CGPJ recoge también que a principios de 2019 había 21 juezas o magistradas en excedencia voluntaria por cuidado de hijos y solo dos hombres.
El organigrama del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ilustra de manera clara este “techo de cristal”. Mientras hay un 51,8% de investigadoras predoctorales, las profesoras de investigación solo representan un 26,1%.
“Siguen existiendo los gráficos en tijera y aún no hemos conseguido hacer desaparecer el techo de cristal”, reconocía su presidenta, Rosa María Menéndez López en el informe Mujeres Investigadoras 2019.
En el sector privado también se reproducen estas lógicas. Solo tres compañías del Ibex 35 cumplen con la presencia de un 40% de consejeras, el nuevo objetivo planteado por la CNMV.
3. Las denuncias por violencia sexual han crecido un 60% en seis años
De 2012 a 2018 han aumentado las denuncias por abuso sexual, agresión sexual, agresión sexual con penetración y abuso sexual con penetración. Las expertas precisan que un aumento de las denuncias no implica un aumento de los casos, pero los datos muestran la envergadura de la violencia sexual en nuestro país. “Es importante decir que no es que ahora haya más violencia sexual, sino que hay una mayor sensibilización. Creo que el silencio sí se está rompiendo”, explicaba a eldiario.es Bárbara Tardón, experta en violencia sexual.
En España, el caso de 'la manada' marcó un antes y un después en la sensibilización sobre las agresiones sexuales y movimientos como el 'Hermana, yo si te creo' ayudaron a romper el silencio que tradicionalmente guardaban las víctimas. El #metoo o 'Un violador en tu camino', el himno viral que surgió en Chile, se han extendido por decenas de países.
4. Los reconocimientos son para los hombres
A las mujeres generalmente hay que buscarlas con esmero entre una mayoría de hombres en los premios, galas y grandes escaparates de la cultura y otros ámbitos, como los deportes y la investigación. Cuando no ocurre así, es noticia por su novedad.
El Instituto de la Mujer plasma estas diferencias en cifras. Desde 2010, las mujeres representan solo el 34% de las personas galardonadas en Premios Nacionales de Cultura, por ejemplo.
5. Las mujeres concentran los salarios más bajos
Las diferencias salariales entre hombres y mujeres quedan en evidencia en muchas mediciones. La brecha salarial no es lo que muchos creen. Las trabajadoras acaban concentrándose en los niveles salariales más bajos, una situación en la que influyen muchos motivos: más empleos con contrato a tiempo parcial, en categorías inferiores lejos de las jefaturas y, en ocasiones, en puestos por los que reciben menos salarios que otros compañeros que ejercen funciones de igual valor.
Si se divide a los trabajadores en diez deciles de menor a mayor salario mensual, la categoría más baja está conquistada por mujeres (son el 75%), mientras que son solo el 36% están en el escalón mejor remunerado, con datos de la EPA.
6. La mitad de las familias monoparentales están en riesgo de pobreza y exclusión
Muchos hablan de las familias monoparentales, compuestas por un solo progenitor con algún menor a cargo, en femenino (como “monomarentales”), ya que la inmensa mayoría están encabezadas por mujeres. Este colectivo denuncia diferentes discriminaciones y la gran vulnerabilidad de muchos de estos hogares.
La mitad de los hogares monoparentales está en riesgo de pobreza y exclusión social, el doble que los formados por dos progenitores. Si se analizan diferentes criterios de carencia material, con los datos del INE, se comprueba la gran brecha entre estas familias encabezadas por madres solas y las formadas por dos miembros adultos. Un ejemplo: un 54% de familias monoparentales no puede afrontar gastos imprevistos, frente al 31% de los hogares de dos adultos.
7. Las pensiones más bajas están feminizadas
La brecha salarial durante la vida laboral que enfrentan las mujeres se incrementa en las pensiones. De nuevo, hay varias muestras de estas diferencias. La pensión media de jubilación de los hombres es de 1.332,62 euros y la de las mujeres, de 877,39 euros al mes, con los datos de la Seguridad Social de febrero. La brecha de género es del 34%, lo que se traduce en el porcentaje de lo que perciben los hombres jubilados que no lo reciben las mujeres.
Las diferencias entre hombres y mujeres también se pueden apreciar con claridad al dividir a los pensionistas en diferentes escalones, según la cuantía de la pensión. Las mujeres acaparan los tramos más bajos, mientras que ellos son mayoría en los escalones con cuantías más altas.
8. Las empleadas domésticas aún no tienen derecho a paro
El 88% de las trabajadoras domésticas son mujeres. Es la única ocupación que no genera derecho a prestación por desempleo en España y por la que se puede despedir sin alegar causa alguna. Una de cada tres trabajadoras está en riesgo de pobreza, el doble que el resto de trabajadores, según un estudio de Intermón Oxfam con datos oficiales.
El Gobierno de coalición ha anunciado que cumplirá con una antigua promesa de varios Ejecutivos: ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos. La normativa internacional reconoce la equiparación de la protección social de estas trabajadoras, lo que llevaría al cobro del paro, entre otros derechos.
Hasta el momento lo han ratificado 29 estados, entre los que se encuentran varios países de nuestro entorno, como Portugal (2015) e Italia (2013). El último fue Madagascar, en junio de 2019.