Dormir con el bebé, aunque los padres no fumen ni consuman alcohol, multiplica por cinco el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante, el fallecimiento repentino de un niño menor de un año sin ninguna causa aparente. Algunos países, como EEUU, ya recomendaban a los padres no dormir con su bebé en la misma cama, pero otros, como Reino Unido y Australia, limitaban este consejo a progenitores fumadores o consumidores de alcohol, causantes de más situaciones de asfixia para el pequeño. Ahora, el mayor estudio hasta la fecha muestra que el riesgo se multiplica en todos los casos.
“Nuestro modelo predice que el 88% de las muertes ocurridas mientras se compartía cama probablemente no habrían sucedido si el bebé se hubiese colocado boca arriba en una cuna junto a la cama de sus padres”, aseguran los autores del trabajo, dirigidos por Bob Carpenter, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Los científicos relacionan estas muertes con obstrucciones de las vías respiratorias del bebé, con la inhalación de los gases espirados por sus padres y con el calor excesivo.
El estudio, que se publica en la revista British Medical Journal Open, incluye datos de 1.472 casos de síndrome de muerte súbita del lactante. Los firmantes recalcan que el niño puede estar en la cama con sus padres mientras le dan de mamar o simplemente para darle cariño, pero debe dormir siempre en su propia cuna.
El síndrome es una de las principales causas de mortalidad de niños menores de un año en los países desarrollados. Sólo en EEUU mueren cada año más de 2.000 bebés por esta causa, según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Sus causas exactas no se conocen, pero los expertos ofrecen sencillos consejos para reducir drásticamente el riesgo, como poner siempre al bebé a dormir boca arriba, solo y sobre la superficie firme de su cuna, con una temperatura ambiente de unos 22 grados.
Una postura firme contra el colecho
Pese a las recomendaciones en contra de muchos pediatras, existe un movimiento a favor de que los bebés duerman en la misma cama con sus padres. Uno de sus principales exponentes es el libro Dormir con tu bebé: una guía para padres sobre el colecho, escrito por el antropólogo James Mckenna, de la Universidad de Notre Dame, en Indiana (EEUU). El equipo de Carpenter achaca a este “lobby” que el 50% de los casos de síndrome de muerte súbita del lactante ocurran ya con el bebé durmiendo en la misma cama que sus progenitores. En el periodo estudiado por Carpenter, 1987-2003, este porcentaje se reducía al 22% en los países analizados (Reino Unido, Nueva Zelanda, Alemania y otros países europeos).
“Los mensajes actuales que afirman que el colecho es sólo peligroso si usted o su pareja son fumadores, han estado bebiendo alcohol o tomando drogas que causan somnolencia, o están muy cansados o el bebé es prematuro o de bajo peso al nacer, no son efectivos”, subrayan. Estas situaciones se han relacionado tradicionalmente con un mayor riesgo de asfixia.
“Nuestros hallazgos sugieren que los profesionales y la literatura deben adoptar una postura más firme contra el colecho, especialmente para los bebés menores de tres meses”, explican.
La coordinadora del Grupo de Trabajo para el Estudio de la Muerte Súbita Infantil de la Asociación Española de Pediatría, Isabel Izquierdo, aplaude las recomendaciones del nuevo estudio. “Este trabajo es muy importante, porque el colecho, el dormir con los niños en la misma cama, es un factor de riesgo de muerte súbita. El niño tiene que dormir en su cuna”, opina. En España, explica, hay 0,5 casos de síndrome de muerte súbita del lactante por cada 1.000 bebés. La cifra era, hasta hace poco más de una década, cuatro veces mayor, pero se ha reducido gracias a campañas con sencillas recomendaciones, como la necesidad de que el bebé duerma boca arriba.
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