La derecha política y mediática arremete contra el “Papa antiespañol” por menos de lo que dijeron sus predecesores

Jesús Bastante

en religiondigital.com —
1 de octubre de 2021 22:36 h

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Un Papa populista, extranjero, anticatólico y, sobre todo, antiespañol. La tesis que, desde hace años, defienden los sectores más ultraconservadores e inmovilistas de la Iglesia católica, y que usan sin pudor para atacar a Francisco, ha rebasado el campo de lo religioso para entrar a fondo en el terreno político, a cuenta de una supuesta petición de perdón de Bergoglio por la conquista de América.

“A estas alturas existen pocas dudas de la escasa simpatía que tiene el Papa Francisco por España. Estoy convencido de que el Espíritu Santo se confundió y los cardenales eligieron un candidato catastrófico”, escribía este jueves en La Razón su director –y católico reconocido–, Francisco Marhuenda, en un artículo que titulaba 'Un Papa antiespañol' y en el que acusaba a Francisco de que “en lugar de estar al margen de las polémicas, le gusta chapotear en el barro de falso progresismo de esa izquierda sectaria y fanática iberoamericana tan querida por Podemos y los antisistema”.

Ese es solo un ejemplo de las múltiples críticas que, desde la derecha católica, se han lanzado contra la breve carta (“Es apenas un folio”, decía este jueves el portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, quien se mostró “perplejo” ante la polémica) del Papa ante el bicentenario de la independencia de México. De todos los adalides de la derecha mediática, solo Carlos Herrera ha defendido a Bergoglio desde los micrófonos de la COPE: atacó a los “ofendiditos permanentes” señalando que “Francisco no pidió perdón por la conquista de los españoles. Pidió disculpas si se consideraba que la Iglesia cometió determinadas irregularidades hace 500 años. Esto ya lo había dicho Juan Pablo II. No ha dicho nada nuevo. Liarse a mandobles con Francisco, al que se le tienen muchas ganas, por simplemente calmar las cosas es exagerado”. En la dirección de la cadena de los obispos ven con reservas esas apreciaciones: “Desde que entrevistó a Bergoglio, Herrera ha cambiado, casi se ha 'convertido' a Francisco”, señalan algunas fuentes.

Con todo, las principales andanadas contra el Papa han venido desde la ultraderecha política. Primero el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, subrayaba: “No entiendo muy bien qué hace un Papa de nacionalidad argentina disculpándose en nombre de los demás”. Después, la presidenta de la Comunidad de Madrid, de gira por Estados Unidos, subrayaba: “Me sorprende que un católico que habla español hable así a su vez de un legado como el nuestro, que fue llevar precisamente el español y, a través de las misiones, el catolicismo y por tanto la civilización y la libertad al continente americano. Poco más puedo decir”. También el expresidente José María Aznar quiso intervenir en la diatriba: “Yo no voy a pedir perdón”, zanjó.

En la Iglesia española no preocupan demasiado las críticas de Vox. “No es la primera vez que atacan al Papa”, recuerda un obispo, quien incide en que “Abascal ya lo calificó como 'ciudadano Bergoglio' hace un año, en la fallida moción de censura, y en multitud de ocasiones han dejado claro que no es su Papa”. En cuanto a Aznar, los obispos le restan importancia a su intervención, que achacan al “pecado del titular” y sostienen, en privado y no sin cierta sorna, que “se parece mucho al 'Quién te ha dicho a ti las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber” que dijo en su día el expresidente.

En cambio, sí se han mostrado más “perplejos” ante la dureza de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, otrora defensora acérrima de la libertad de la Iglesia, y que pese a su alejamiento personal de la Iglesia anunció que volvería a ir a misa (y a los toros) en respuesta a la “persecución” del Gobierno socialista a los cristianos durante el estado de alarma.

“Le pediría que leyera la carta”, recalcaba ayer el portavoz de la Conferencia Episcopal. “Quiero creer que estas manifestaciones se han dado desde algún titular elaborado, sin haber leído el documento. Yo animo a leerlo, podría estar en un folio”, añadió Argüello, quien explicó que se trata de “un documento que va dirigido a la Iglesia de México, a México, porque celebra los 200 años de su independencia. Fuera de ese contexto, el documento no se entiende”.

Una visita en duda

¿Hay detrás una estrategia de la ultraderecha para atacar a este Papa? El obispo no quiso “hacer juicios desde titulares de periódico”, pero sí insistió en que “estas declaraciones se han podido hacer sin leer la carta entera”. “¿Que eso responda a una estrategia de que este papa nos gusta más o menos? No quiero entrar”, finalizó el portavoz.

Sin embargo, entre el episcopado hay cierta preocupación por el hecho de que el PP se sume al sector 'anti Bergoglio'. Que Pablo Casado estuviera al lado de Aznar, y que asumiera sus críticas al Papa –“La hispanidad nos tiene que enorgullecer a pesar de esa leyenda negra de la cultura de la cancelación, de esa estupidez actual con el revisionismo histórico”, dijo el líder del PP– es algo “a tener en cuenta”, apunta un responsable eclesiástico. Sobre todo ahora que está por decidirse la visita de Francisco a Galicia.

“¿Vendrá el Papa a una España donde los políticos más vinculados al mundo católico están dejando claro que no le quieren?”, se pregunta un dirigente del PP, preocupado por que la ola 'anti Bergoglio' destapada por Ayuso afecte al viaje papal a la tumba de Santiago, en la que Alberto Núñez Feijóo se ha implicado personalmente. Un Feijóo que, por cierto, sí ha leído la carta del Papa y no ve polémica alguna, señalan desde la Iglesia compostelana.

Desde el Vaticano, fuentes oficiosas restan importancia a la polémica, aclaran que Francisco se refería “única y exclusivamente” al bicentenario de México, no a la conquista, y en todo caso recuerdan que las palabras del Papa son “similares o, incluso, más suaves” que las pronunciadas por Juan Pablo II o Benedicto XVI.

Las palabras y los antecedentes

Y es que, ¿qué dijo realmente Francisco? Esto: “Para fortalecer las raíces es preciso hacer una relectura del pasado, teniendo en cuenta tanto las luces como las sombras que han forjado la historia del país. Esa mirada retrospectiva incluye necesariamente un proceso de purificación de la memoria, es decir, reconocer los errores cometidos en el pasado, que han sido muy dolorosos. Por eso, en diversas ocasiones, tanto mis antecesores como yo mismo, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización”. Ninguna cita a España, la Corona o los colonizadores. Una expresión puramente pastoral y referida a la evangelización. Que, ciertamente, fue llevada a cabo en su inmensa mayoría por españoles.

Con todo, Bergoglio ya había hablado en 2015 de la cuestión durante un encuentro con Movimientos Populares en Bolivia, siendo bastante más claro que en la carta a López Obrador. “Se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios”, dijo entonces.

No se escuchó a ningún adalid de la libertad meterse entonces con el Papa. Tampoco cuando tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI pronunciaron palabras similares. En 1992, durante un viaje a República Dominicana, el Papa polaco se preguntaba “¿cómo podría olvidar en este V Centenario los enormes sufrimientos infligidos a los pobladores de este continente durante la época de la conquista y la colonización?”.

En 2007, Ratzinger también llegó a apuntar que “ciertamente el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización del continente latinoamericano: no es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo pisoteadas en sus derechos humanos fundamentales”. Entonces tampoco hubo polémica entre la derecha católica. ¿Tal vez porque Bergoglio es de origen latinoamericano? ¿Quizá porque el razonamiento de Francisco Marhuenda es el que prima entre los sectores más ultras del PP y en Vox: el Espíritu Santo se equivocó y este no es 'nuestro' Papa. Un Papa 'antiespañol'.

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