El otro desafío de la COP26: un macroevento multitudinario en un país en pleno descontrol de la pandemia
25.000 personas procedentes de 200 países se darán cita desde este domingo en Glasgow (Reino Unido) para acordar una mayor ambición que ataje la emergencia climática. La ciudad escocesa acogerá la 26ª Conferencia del Clima, la COP26, auspiciada por Naciones Unidas, tras el aplazamiento de la prevista en 2020 debido a la pandemia. La situación es ahora muy diferente, pero el evento climático por excelencia reúne varias de las condiciones perfectas para que la COVID se expanda, lo que hará de la reunión un reto también en términos epidemiológicos. Eso en un país en pleno pico de contagios y en el que hay gran cantidad de virus circulando sin control.
Desde que el pasado julio el Gobierno de Boris Johnson pusiera fin a las restricciones, los casos han escalado sin freno en Reino Unido hasta alcanzar una incidencia acumulada en 7 días de 477 casos (en España es de 23). Aunque Escocia es el país menos afectado y ha mantenido la mascarilla en interiores, el número de casos es elevado y supera los 300, mientras que Glasgow, que acogerá la conferencia climática, alcanza una IA de 245.
En ese escenario habrá en la ciudad una afluencia enorme de viajeros procedentes de distintas partes del mundo, muchas de ellas de bajos recursos sin acceso a las vacunas –51 países no han llegado aún a inmunizar ni al 10% de su población– que se reunirán en las instalaciones cerradas del Scottish Event Campus (SEC), donde se llevará a cabo la cumbre. Pero también fuera de los pabellones: idas y venidas, comidas y cenas, encuentros y un uso masivo del transporte público convivirán durante dos semanas en Glasgow, cuyos hoteles y alojamientos turísticos están al límite de capacidad.
“Sabemos que cuando aumentan los contactos suben los contagios, especialmente cuando ya de por sí hay una elevada circulación del virus”, asume Salvador Macip, médico investigador de la Universidad de Leicester (Inglaterra) y autor de Las grandes epidemias modernas (Destino). Es algo que ha admitido el propio secretario de Salud y Asistencia Social del gobierno escocés, Humza Yousaf, para el que existe “un riesgo” de que los casos aumenten, algo que “no hay ningún experto en salud pública en el mundo que diga que en medio de una pandemia” no lo haya, pero también ha hecho hincapié en la prevención que habrá en los pabellones “para hacer que la COP sea lo más segura posible”.
Las normas, en consonancia con las que impone Reino Unido para viajeros extranjeros, empiezan nada más llegar a la COP. La vacunación no es obligatoria, pero todos tendrán que presentar una PCR realizada en las 72 horas anteriores, otra en las 48 posteriores y otra más el octavo día en caso de no haber recibido vacuna o proceder de un país perteneciente a la llamada “lista roja”, según se especifica en el código de conducta que todos los asistentes deben cumplir. Actualmente no hay ningún territorio en este grupo considerado de alto riesgo, pero si en el momento lo hubiera, quienes procedan de uno de ellos tendrán que hacer cuarentena de diez días si no están vacunados o de cinco si lo están.
Antes de entrar a la sede de la COP26 cada día todos los participantes deberán presentar un test de antígenos negativo y tendrán que participar “en cualquier régimen de pruebas puntuales” que se lleven a cabo en los pabellones. Habrá una reducción de aforo de los espacios de reuniones y será obligatoria la distancia física de al menos un metro y el uso de mascarilla, aunque no en todo momento: pueden retirársela al comer, beber y también si están sentados.
Habrá riesgo de incremento de casos, pero ¿brote explosivo?
Las medidas y, sobre todo, cómo se apliquen, “reducen el riesgo”, afirma Macip, pero “en una ciudad en la que los casos están descontrolados no sé si es el momento de hacer ciertas actividades que pueden convertirse, por lo que hemos aprendido, en un evento que multiplique los contagios”, teme el genetista. La asesora en COVID-19 del Gobierno escocés y profesora de Salud Pública en la Universidad de Edimburgo, Devi Sridhar, también ha pronosticado un alza de la incidencia y mayor presión para el sistema de salud: “Podría estar equivocada (y espero estarlo) pero sí. Un evento masivo (con un gran movimiento de entrada y salida de personas) con un virus infeccioso provocará un aumento de casos”, señaló en Twitter.
La cuestión, sin embargo, será hasta qué punto pueda llegar a ser algo preocupante, en un momento en el que los países intentan recobrar la normalidad. El epidemiólogo Pedro Gullón apunta a que “es probable” que el grupo de asistentes a la conferencia sí “tenga una incidencia acumulada superior a la población general”, pero duda de que “vaya actuar como vector de contagio” y se convierta en un brote explosivo de aumento de la transmisión. “El riesgo está ahí y es un evento masivo, pero es incierto que pueda significar un cambio en la dinámica que ya hay en Glasgow. No digo que no pueda transmitirse a la comunidad, pero seguramente la ciudad continúe en la dinámica en la que está, que es alta”, cree el especialista.
También hay grupos ecologistas que se han pronunciado al respecto. Incluso la Red de Acción por el Clima, formada por más de mil ONG, llegó a pedir el pasado septiembre un aplazamiento de las sesiones presenciales de la COP26 por no considerarla “inclusiva” debido a la situación de pandemia y al acceso desigual a las vacunas entre países. Los y las activistas consideraban que será “imposible” celebrar una conferencia climática “segura, inclusiva y justa”, lo que acabará repercutiendo en los países empobrecidos que al mismo tiempo “están en la primera línea de la emergencia climática”.
Los expertos coinciden en que el riesgo está ahí y apuntan a posibles soluciones alternativas que no pasen por la suspensión total. Así lo señala Gullón, para el que una opción hubiera sido intentar reducir el volumen de personas que se desplazan de cada país. “Podría haberse pensado en ofrecer una COP mixta, en la que parte se hiciera presencial y parte online. Sería un punto medio”, asegura.
Está por ver si en estos próximos 15 días que quedan por delante los países son capaces de alcanzar acuerdos políticos ambiciosos frente a quienes más resistencias oponen, pero también hasta qué punto el coronavirus puede convertirse en una amenaza más.
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