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Desenterrar de los archivos cinco nuevos campos de concentración franquistas

Campo de concentración franquista del Hostal de San Marcos (León)
2 de febrero de 2022 22:45 h

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Aún no han pasado tres años desde la publicación de mi libro 'Los campos de concentración de Franco' y la aparición de nuevos documentos me anima a realizar una segunda ampliación de datos. Quiero agradecer a los archiveros (especialmente a los del Archivo General Militar de Ávila), investigadores, historiadores y familiares de los prisioneros que me han hecho llegar un copioso y muy valioso material que confirma el grueso de mi investigación, pero que también me permite aportar novedades. 

Antes de señalarlas, resulta imprescindible recordar que tanto entonces como ahora hablamos, exclusivamente, de campos de concentración “oficiales”. No soy yo, por tanto, el que asignó a un recinto de reclusión la etiqueta de “campo de concentración” de manera arbitraria y subjetiva. En todos los casos es el Ejército franquista y la dictadura quienes los denominaron así porque formaban parte, de hecho, de su sistema concentracionario.

Un sistema de campos de concentración y de batallones de trabajadores forzados que perseguía cinco objetivos muy concretos: exterminio selectivo de los prisioneros más comprometidos con la causa republicana, confinamiento y castigo para los restantes, investigación y clasificación de los internos en función de sus antecedentes políticos, explotación laboral y “reeducación” política y religiosa de los cautivos.

Un sistema que perduró durante 12 años, ya que comenzó horas después de la sublevación, el 18 de julio de 1936, con la apertura del primer campo de concentración y que no terminó hasta 1947, con el cierre de los dos recintos restantes, y 1948, con la disolución del último de sus batallones de trabajos forzados. 

En la investigación original figuraba un listado de 296 campos de concentración franquistas. En realidad la cifra era superior, pero en diferentes pueblos y ciudades de España operaron varios campos que compartían el mismo mando militar. Por ello, en todos esos casos me pareció acertado considerarlos como un único campo de concentración con múltiples sedes.

Por todos ellos pasaron entre 700.000 y un millón de prisioneros, en su inmensa mayoría hombres, que no habían sido acusados de nada ni, mucho menos, juzgados. Eran prisioneros de guerra, en mayor porcentaje, y también civiles que no eran considerados tan peligrosos como para ser fusilados o enviados a la cárcel. Aún así, miles de ellos fueron asesinados. Trabajos de investigación realizados con anterioridad cifraron en un mínimo de 10.000 las víctimas mortales de los campos de concentración franquistas. De mis datos y proyecciones se deduce que esa cifra se queda muy corta.

En la primera actualización, publicada en Eldiario.es hace un año y medio, documenté la existencia de dos nuevos campos de concentración, uno en la Comunidad Valenciana y otro en Baleares, así como diversos detalles sobre el funcionamiento y la vida en otros recintos. Ahora podemos aportar más datos y confirmar la existencia de otros cinco campos de concentración repartidos entre Asturias, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha. 

Nuevo campo de concentración en Cudillero (Asturias). Ubicado en la zona de El Pito, estaba operando, al menos, desde finales de 1937. Documentos que se conservan en el Archivo General Militar de Ávila revelan que el jefe del campo era un oficial llamado Teodoro Lucas y que varios prisioneros fueron trasladados a un hospital cercano en febrero de 1938. Se desconoce cuál fue la suerte final de esos cautivos. 

Nuevo campo de concentración en Gilet-Petres (Valencia). Salvoconductos expedidos a varios prisioneros de ese campo de concentración nos permiten documentar su existencia en abril y mayo de 1939. El campo estaba custodiado por soldados franquistas del Primer Batallón de Arapiles nº 7 y comandado por el teniente Ramón R. Cayuela. Desconocemos la ubicación exacta de este campo que fue bautizado por el ejército franquista con el nombre de estas dos localidades valencianas, situadas a solo dos kilómetros de distancia.

Nuevo campo de concentración en Navalperal de Pinares (Ávila). En mi primera investigación encontré el testimonio de varios prisioneros que aseguraban haber pasado por un campo de concentración ubicado en esta localidad abulense. Testimonios como el del vallecano Claro Llorente: “En Navalperal había muchísima gente. Pasábamos el día sin hacer absolutamente nada. A los oficiales y suboficiales nos arrancaron una manga para diferenciarnos de los soldados. Recuerdo que hasta que no cantabas el Cara al sol no te daban de comer”. ( Pese a estos relatos, yo no contaba con ningún documento oficial que confirmara la existencia del campo. Se daba además la circunstancia de que en Navalperal estuvo el Batallón de Trabajadores 154. Por ello concluí que podía tratarse de un lógico error en los testimonios: prisioneros que llamaban “campo de concentración” a lo que en realidad era una unidad de trabajos forzados. En los últimos meses, sin embargo, archiveros y familiares me han hecho llegar documentos que confirman, sin lugar a dudas, que en Navalperal hubo un campo de concentración oficial. Estuvo operativo, al menos, entre abril y septiembre de 1939 y contó con un tribunal militar en el que se juzgaba a los prisioneros.

Nuevo campo de concentración en Almadén (Ciudad Real). Al igual que en el caso anterior, existían testimonios de prisioneros mencionando la existencia de este campo de concentración, pero la ausencia de documentos oficiales y el hecho de que en esta localidad operaran destacamentos penales en los años 40 me llevó, inicialmente, a aparcar el tema. Ahora, varios documentos facilitados por el Archivo General Militar de Ávila nos permiten confirmar la existencia de este campo de concentración. Se trata de instrucciones cursadas por el Ejército del Centro, Cuerpo de Ejército del Maestrazgo. En una de ellas se ordena la creación de un Tribunal de Clasificación en el “campo de concentración de Almadén”. En la segunda, se cita este recinto como uno de los ocho a los que deben enviarse a los miembros del ejército republicano: “A oficiales, generales, jefes, comisarios políticos (…) y personal de cualquier clase que habiendo pertenecido al Ejército rojo (sic) se encuentre desprovisto de la documentación que demuestre que ya ha sido clasificado”.

Ciudad Real y ubicación exacta del segundo campo que operó en esa localidad. En mi investigación inicial documenté la existencia de un campo de concentración abierto en el término municipal de Ciudad Real que operó en la plaza de toros y en algún otro recinto sin determinar. Los archivos reflejaban que en abril de 1939 se hacinaban en él 11.600 prisioneros. Las instrucciones del Cuerpo de Ejército del Maestrazgo, ya mencionadas en el caso de Almadén, desvelan ahora que la otra sede del campo principal de Ciudad Real se ubicaba en la localidad de Malagón, 25 kilómetros al norte de la capital. Esos documentos nos permiten además conocer la existencia de un nuevo campo de concentración que se abrió en la finca La Puebla, a 9 kilómetros de Ciudad Real. El recinto tuvo su propio Tribunal de Clasificación y fue considerado por los militares franquistas igual de relevante que el resto de campos de la región.

Mujeres prisioneras en el campo de concentración de Mora de Toledo. Tal y como relaté tras mi investigación inicial, la represión de las mujeres republicanas se materializó en las cárceles y no en los campos de concentración. El único recinto concentracionario en el que hubo centenares de mujeres encerradas fue en el campo de concentración asturiano de Arnao (Castropol).

El delito de estas prisioneras fue, exclusivamente, ser esposas, madres o hijas de republicanos que habían escapado al monte o a Francia. Salvo en Arnao, la presencia de mujeres en los campos de concentración franquistas fue muy pequeña. Su paso por recintos como Los Almendros (Alicante) o El Sardinero (Santander) fue breve. Solo teníamos constancia de la presencia de reducidos grupos de mujeres confinadas, durante largos periodos, en San Marcos en León, Santa Clara en Soria y Camposancos en La Guardia.

Ahora podemos sumar un campo más: Mora de Toledo. Varios documentos del ejército franquista dejan constancia de la presencia de prisioneras en es establecimiento. Según concreta un listado de “detenidos y prisioneros tanto civiles como militares que se encuentran en el Campo de Concentración de Mora”, en junio de 1939 había 375 prisioneros, de los que 51 eran mujeres. 

Madrid. Campo de concentración de Campamento. Ubicación exacta. Los documentos que encontré en mi investigación indicaban que en abril de 1939 el ejército franquista abrió uno de sus campos de concentración en algún lugar de las instalaciones militares de Campamento. En él se llegaron a congregar más de 5.000 prisioneros. Ahora podemos ubicarlo con exactitud gracias a las memorias de Mila Gutiérrez, Hija de la Guerra Civil, cuya familia regentaba un bar justo al lado del recinto. El campo de concentración se encontraba en el actual cruce de la Avenida de los Poblados con el Paseo de Extremadura (sentido Badajoz, en la parte derecha tras cruzar la Avenida). Aunque no contamos con fuente documental que lo confirme, Mila Gutiérrez mantiene que el campo de concentración estuvo operativo durante al menos un año.

Mayor duración de los campos de concentración malagueños de Torremolinos y Alhaurín el Grande. La nueva documentación oficial aportada por archiveros y por descendientes de los prisioneros amplía el periodo mínimo que estuvieron abiertos estos dos recintos. En el caso de Torremolinos, que abrió en marzo de 1938, sabemos ahora con total seguridad que seguía operativo en junio de 1939. Alhaurín el grande, del que solo contábamos con documentación oficial hasta abril de 1939, continuaba en pleno funcionamiento a finales de mayo de ese mismo año. Así lo corrobora el salvoconducto expedido a un prisionero en el propio campo de concentración.

Fotos inéditas o poco conocidas del campo de concentración de San Marcos. Irene García, a la que agradezco su generosidad, ha conservado fotografías de la fachada del Hostal de San Marcos en León cuando operaba como uno de los campos de concentración más letales del franquismo. Desconozco si se trata de imágenes absolutamente inéditas, pero sea como fuere tienen un importante valor histórico. El hoy Parador de Turismo lucía el lema “Todo por la patria” en la entrada principal del campo de concentración, la iglesia anexa al Hostal.

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