Las cifras cuentan la historia con claridad. De muchas maneras según la métrica elegida, pero la conclusión es siempre la misma: las personas más ricas del planeta –en emisión per cápita– cada vez liberan más CO2 en comparación con las más pobres, muy por encima de lo que les correspondería para no sobrepasar el aumento de temperatura acordado en París para el año 2100. La emisión de gases de efecto invernadero también entiende de desigualdad.
El 1% de los ciudadanos más ricos era responsable del 15% del total de emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2015, porcentaje que subirá hasta el 16% en 2030, según un informe de Oxfam Intermón realizado a partir de investigaciones del Institute for European Environmental Policy (IEEP) y el Stockholm Environment Institute (SEI). Si se sube el tamaño del grupo poblacional de los más ricos, la cantidad de C02 que emiten sigue estando sobredimensionada: el 10% más acaudalado de la población mundial emite casi la mitad de todos los gases de efecto invernadero (un 48% del total de gases, que será el 49% en 2030). Enfrente, al 50% más pobre del planeta le correspondían en 2015 el 7% de las emisiones, que serán un 9% dentro de nueve años.
“La extrema diferencia entre la huella de carbono esperada [en 2030] de una minoría de la población mundial y el nivel global medio necesario para cumplir el acuerdo de París no es sostenible”, concluye el informe. “Mantener estos altos niveles de emisiones entre los ciudadanos más ricos implicará mayores recortes en las emisiones para el resto de la población o aboca al calentamiento global a superar el grado y medio sobre los niveles preindustriales. No hay otra alternativa”, añade.
El informe está basado en los planes de emisiones que han presentado los propios países, y que divide el total de gases de efecto invernadero que emite cada nación entre su población, según su situación económica, “para demostrar que las emisiones son muy desiguales por grupos de riqueza”, según explica Jacobo Ocharan, responsable global de Justicia Climática de Oxfam. El texto explica que el gasto de los más ricos se calcula en base a información pública sobre las casas, vehículos, aeronaves y yates que poseen y señala los “superyates” como los principales responsables de las emisiones (7.000 toneladas al año emite uno solo), con los aviones privados, el turismo espacial (recientemente) e incluso sus inversiones de capital como añadidos. Entre los no tan ricos, el transporte es la principal fuente de emisiones.
El informe mete dentro del 1% a quien cobra más de 172.000 dólares al año; en el 10% más adinerado a los que están entre esa cantidad y 55.000 dólares anuales; la clase media (un 40% de la población mundial) cobra desde 54.999 hasta 9.800 dólares al año y el 50% de los más pobres no alcanzan esa cifra.
“Para nosotros es fundamental que los países reconozcan que sus planes nacionales no son suficientes”, explica Ocharan. “La ONU les dice que nos vamos a 2,7º de calentamiento global en 2100 si no se tocan estos planes [lo acordado en París son 1,5º]. Nosotros añadimos que no solo no son suficientes sino injustos, porque se hacen con modelos que benefician al 10% más rico”. Oxfam insta a los países a comprometerse con un programa a corto plazo que vaya en línea con el objetivo del grado y medio, y que lo hagan en base a la igualdad.
“Sin duda, es hora de que los gobiernos impongan impuestos más altos o directamente prohíban el consumo de lujos altamente intensivos en carbono, desde los todoterrenos a los yates, jets privados y el turismo espacial, que representan un gasto moralmente injustificado del escaso presupuesto de carbono restante en el mundo”, proponen las organizaciones responsables del texto.
67,7 toneladas al año
Otra aproximación hacia la misma conclusión que expone Ocharan: si no se tocan los proyectos de emisiones que han realizado los países, el grupo del 1% más acaudalado emitirá en 2030 hasta 67,7 toneladas de C02 per cápita, 30 veces más de las 2,3 toneladas que les corresponderían –como a todo el mundo– para que la subida global de la temperatura en 2100 no supere el grado y medio, tal y como se acordó en París.
Según esta aproximación, el único grupo de población –en función de los ingresos– que cumple lo pactado es la mitad más pobre del planeta: en 2030 cada persona de este colectivo será responsable de la emisión de menos de una tonelada por persona. Este grupo podría aumentar sus emisiones un 200% y aún no alcanzaría las 2,3 toneladas per cápita que, de media, son “compatibles” con una subida de 1,5 grados. El 1% más rico tendría que bajarlo un 97% para bajar al límite pactado, pero se calcula que solo lo hará un 5%; el 10% más rico, que excede la cuota en diez veces, tendría que rebajarlo un 90%, pero prevé hacerlo un 11%. De media habría que reducir las emisiones un 52% –achacable íntegramente al 50% de población más acomodada–, pero la previsión es que se recorte un 7%.
El informe sostiene que el incremento en las emisiones achacable a la población más acomodada del planeta “es un reflejo del hecho de que en los países que acogen a la mayoría de este 1% más rico, la economía intensiva en carbono no está en el camino de mejorar lo suficiente como para compensar el esperado incremento del consumo de estos ciudadanos”.
Oxfam explica que los mayores recortes en las emisiones están previstos para las clases medias: el 40% de la población que está entre el 10% más rico y el 50% más pobre reducirá sus emisiones entre 2015 y 2030 en un 9%, “lo más cercano, aunque aún muy lejos, de los recortes necesarios para lograr el grado y medio [de aumento de la temperatura]”, hecho que achaca al efecto del acuerdo de París de 2015 en el que se pactó reducir las emisiones.
El cambio de tendencia geográfico
El informe también señala que desde 1990 ha habido “un cambio significativo” respecto a cuánto contribuyen los ciudadanos de los diferentes países en función de a qué grupo económico-social corresponden, cambios que se van a mantener en el tiempo. Así, el estudio calcula que en 2030 habrá más ciudadanos chinos en el grupo del 1% más rico que de EEUU: en 2015 la relación era 14%-37% a favor de EEUU; en 2030 se habrá invertido a 23%-19% en favor del país asiático.
Una situación similar se dará entre la India y la Unión Europea. Si hace seis años cinco de cada cien de los más ricos eran indios frente a 11 europeos, dentro de nueve habrá 11 asiáticos y cuatro de la UE. “También es destacable”, señala el informe, “que la parte de emisiones de otros países se va a incrementar sustancialmente en 2030, con grandes contribuciones de ciudadanos de países como Arabia Saudí y Brasil. ”Estas tendencias reflejan el ritmo más lento en la reducción de emisiones en los países de ingresos medios frente a los ricos“, concluye Oxfam.