Diez días de acampada en Madrid para que no se deje a nadie sin hogar

Más de cuarenta personas sin hogar permanecen acampadas desde hace diez días frente al Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social con el fin de exigir a los partidos políticos que concurren a las elecciones del 28 de abril un plan de emergencia para acabar con el sinhogarismo en España.

La protesta comenzó el pasado día 16 cuando un grupo de personas en situación de calle decidió acampar en la mediana del paseo del Prado y “poco a poco” fueron creciendo en número y recibiendo el apoyo de gente que les ha donado tiendas de campaña, ropa y comida.

Los participantes han desplegado pancartas con lemas como “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. 32.000 personas sin techo. Gobierno asesino” y han repartido octavillas para reivindicar sus derechos.

“Queremos que no se deje a nadie abandonado en la calle”, ha señalado el portavoz de los manifestantes, Micky, de 32 años, quien ha pedido que cuando un policía o un trabajador del Samur se encuentre con una persona sin techo le ofrezca un lugar donde dormir y descansar, en vez de -según ha dicho- echarla del lugar en el que está.

Los recursos que hay actualmente son “insuficientes e inadecuados” para atender las necesidades de las personas sin hogar en Madrid y en las principales ciudades españolas, ha apuntado Micky antes de subrayar que cuando una persona está en situación de calle, está en riesgo su salud y su vida.

“Los jóvenes aguantamos como podemos pero los mayores sufren enfermedades. Todos estamos en riesgo de que en cualquier momento nos peguen una paliza y nos dejen en silla de ruedas o nos maten”, ha resaltado Micky.

Por ello, ha reclamado un compromiso a los partidos políticos para acabar con el sinhogarismo en España, tras considerar que la Estrategia Nacional para Personas sin Hogar 2015-2020 ha sido “un fracaso absoluto”.

Micky lleva ocho años en la situación de calle y en este tiempo ha habido momentos en los que ha podido alquilar una habitación o trabajar a cambio de un techo y un sueldo. El último año ha permanecido sin hogar. “Es duro, te destroza”, ha afirmado.