Un dictamen científico del Gobierno abre la puerta a evitar la caza de un millón de codornices al año

Raúl Rejón

19 de abril de 2022 22:05 h

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Acorralada por la degradación de su hábitat y su condición de codiciado trofeo de caza, las codornices españolas declinan. Tanto como para que el Comité Científico del Gobierno ya pida declarar a la especie “en peligro de extinción”.

Los asesores técnicos del Ministerio de Transición Ecológica han aprobado por unanimidad un dictamen que “recomienda proponer la inclusión de la especie Coturnix coturnix [la codorniz común] en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría de En Peligro de Extinción”, según la resolución final del Comité a la que ha accedido elDiario.es.

Una especie que, finalmente, obtiene este estatus de protección obliga a diseñar un plan de recuperación nacional y... a vetar su caza. En España se matan, de media, más de un millón de codornices cada año. Entre 2005 y 2018 perecieron así 16,1 millones, según los registros oficiales del Ministerio de Agricultura.

Pero el Ministerio de Agricultura contradice este criterio y ha remitido otro informe que niega que la especie atraviese ese grado de riesgo, según cuentan fuentes de Ejecutivo. Sin embargo, la normativa que regula el procedimiento para incluir una especie en el Catálogo Español de Amenazadas señala que es este Comité Científico al que se consultará y el que informará sobre “las propuestas de inclusión o cambio de categoría o exclusión”. Se creó, por ley, para ello.

Así las cosas, el proceso está todavía en fases preliminares: este viernes se revisará la situación en el Comité de Flora y Fauna compuesto por el Gobierno y los ejecutivos autonómicos. El Comité está encargado de analizar técnicamente este tipo de propuestas y, en su caso, llevarla a la Comisión Estatal de Patrimonio Natural donde se discute, a nivel político, la inclusión de especies en el Catálogo como ocurrió hace un año con el lobo o la tórtola europea.

Para los próximos diez años la población sufrirá un grave y acusado declive poblacional que llegará a ser mayor del 50%

Aunque una buena proporción de codornices cazadas son de granja luego soltadas en cotos, los cazadores ya maniobran para presionar y que, a pesar de este informe, no se declare en peligro. La aves de granja no sirven para la denominada media veda, la temporada de caza menor que se hace en verano. La Federación de caza planea manifestarse este jueves contra el criterio del Comité Científico De hecho defienden que la codorniz goza de buena salud.

El informe del comité, elaborado por el doctor en Biología e investigador del CSIC Mario Díaz, explica que, visto el ritmo al que se ha desplomado la especie en la última década, las codornices afrontan un futuro negro: “Para los próximos diez años o tres generaciones (cada una supone 2,8 años) la población sufrirá un grave y acusado declive poblacional que llegará a ser mayor del 50%”.

La funesta proyección encaja con uno de los criterios que marca la ley para considerar una variedad en riesgo de desaparecer. “Es evidente que cumple de manera clara el criterio”, afirma el dictamen. Este baremo precisa que la proyección debe basarse en que la amenaza “va a actuar de forma segura si no se ponen los medios para evitarlo”. Este análisis evalúa y descarta el resto de criterios legales que sustentan una entrada en la lista de protección.

Falta investigación sobre las causas

Respecto a las amenazas que depauperan las poblaciones de codornices, el dictamen científico cuenta que hace falta mayor solidez a la hora de identificar las causas. “Se requiere claramente un importante esfuerzo para entender, y en su caso manejar, las tendencias poblacionales”, afirma.

La solicitud formal de considerar a esta ave en peligro, que proviene de la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife), resumía que el principal problema “es la alteración o pérdida de los hábitats de los que depende para su alimentación y reproducción. Además, la fuerte presión cinegética a la que se ha visto sometida la especie y la hibridación genética con ejemplares por la suelta de de codorniz japonesa”.

Sin embargo, el informe del Comité indica que faltan resultados concretos y ejemplifica: “Se desconoce con suficiente detalle (...) el número total de aves cazadas cada año ya que las estimas oficiales son muy groseras. Tampoco se conocen en detalle las tasas de hibridación natural con las aves introducidas y sus consecuencias”. Por eso solicita más investigación sobre las causas del derrumbe poblacional para poder desarrollar un plan de recuperación basado en el conocimiento científico más preciso.

Quieren seguir cazando

La inminente calificación de en peligro de extinción del sisón y la alondra ricotí, dos especies de ave ligadas al medio agrario como la codorniz, no ha generado ninguna polémica. Este grupo de fauna pasa por una crisis evidente. Pero la codorniz, al igual que ocurrió con la tórtola, ha generado tormentas: ambas son especies cinegéticas, es decir, los cazadores gustan de dispararles.

Así que tanto la Federación Española de Caza como el lobby cinegético Fundación Artemisán, han cargado contra el Ministerio de Transición Ecológica. Sostienen que el Comité Científico ha omitido “deliberadamente” estudios que apoyan su deseo de seguir cazando codornices.

Ambas organizaciones afirman que este ministerio se mueve por motivos “ideológicos” y que “no se ha tenido en cuenta al sector cinegético ni a la comunidad científica”. Lo cierto es que el Comité Científico que ha aprobado este dictamen está compuesto por un máximo de 19 miembros de los que nueve son propuestos por las comunidades autónomas y cinco por organizaciones no gubernamentales que “deberán acreditar una amplia y probada experiencia científica en las materias”, según el real decreto que lo regula.

Tanto la federación como Artemisán esgrimen que hay 3,2 millones de codornices, 16 veces más que lo que registrado por el programa de censo SACRE mencionado por el informe oficial. Se basan en las cuentas de un trabajo llamado Proyecto Coturnix.

El informe de este plan, que arrancó en 2020, se refiere a abundancia en un año concreto, sin observar la tendencias en una serie temporal amplia. Con todo, asevera que “la especie está en buen estado de conservación”. El Proyecto Coturnix está impulsado por la mutua de seguros para cazadores Mutuasport (cuyo consejo de administración está compuesto por presidentes y expresidentes de federaciones de caza) y desarrollado en la Universidad de Lleida. Cuanta con la colaboración de la Real Federación Española de Caza y la Fundación Artemisán, según consta en su documentación.