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Cómo diferenciar el coronavirus de la gripe y del resfriado

Nando Ochando / Marina Estévez Torreblanca / Leonardo Ibáñez

13 de octubre de 2020 23:17 h

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Con la llegada del frío, a las gripes y catarros habituales en otoño e invierno se une la enfermedad que ha paralizado el mundo: la COVID-19. El problema es que estas tres afecciones comparten muchos de los síntomas, por lo que es muy importante saber identificarlos bien para actuar de la forma más adecuada.

– Los síntomas del coronavirus han ido variando desde el comienzo de la pandemia, pero a día de hoy, se sabe que los más comunes son la fiebre, que suele ser más alta que la que provoca la gripe, el cansancio, la tos seca y persistente, y la pérdida de gusto y/u olfato. También, son habituales, pero menos comunes, el dolor muscular (más acentuado que en la gripe), el dolor de cabeza, la diarrea o la dificultad para respirar. Los síntomas del coronavirus suelen aparecer de forma progresiva a los cuatro o cinco días y, según la American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, estos duran de media ocho días. Actualmente, la cuarentena impuesta por el Ministerio de Sanidad es de diez días, siempre que hayan pasado tres desde la desaparición de los síntomas.

La gripe comparte muchos de los síntomas comunes del coronavirus, aunque aparecen de manera más brusca: fiebre, tos seca y cansancio. Además, los dolores musculares, especialmente en brazos, piernas, espalda y articulaciones, y de cabeza son más comunes que en la COVID-19. Tanto la pérdida de olfato y gusto, el dolor de garganta, la diarrea y la mucosidad son también síntomas, pero se presentan con menor frecuencia. La capacidad de contagio de la gripe comienza un día antes de su aparición y suele durar una semana en adultos, mientras que los niños pueden contagiar hasta tres semanas. Sin embargo, los síntomas sí que duran más tiempo, hasta dos o tres semanas.

– Por último, el resfriado es más fácil de identificar, pues presenta síntomas como la mucosidad y los estornudos, que son menos frecuentes e inexistentes, respectivamente, en las otras dos enfermedades. Son comunes también el dolor de garganta, el picor de ojos y nariz, y la tos, aunque con esputos, debido a esa mucosidad. Otros síntomas menos frecuentes son el cansancio y la pérdida de olfato y gusto, y aparecen más raramente la fiebre y los dolores musculares y de cabeza. Suelen desaparecer a los siete días, pero puede quedar una tos residual durante una semana más. Las personas son más contagiosas durante los primeros dos o tres días del resfriado, y suelen dejar de serlo después de la primera semana.

En cualquier caso, ante la aparición de cualquiera de los síntomas y debido a que ninguno es excluyente de ninguna de las enfermedades, el primer paso es ponerse en contacto con el centro de salud y hacer caso a todas las indicaciones de los sanitarios, así como ponerse la vacuna de la gripe si se pertenece a alguno de los grupos a los que se recomienda la vacunación.

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