El virus del zika se está extendiendo muy rápidamente en América. Desde EEUU a Paraguay, los casos se cuentan por decenas de miles con especial incidencia en Brasil y Colombia. El ritmo es tan elevado que la Organización Mundial de la Salud se ha reunido este lunes para evaluar la declaración de emergencia internacional. El mismo estatus que disparó en 2014 ante el brote de ébola en África occidental.
Este virus ha viajado miles de kilómetros desde su origen en Uganda. La expansión está ligada a la proliferación de los mosquitos que lo contagian: el Aedes aegypti y el mosquito Tigre. Ambos primos son invasores en el continente americano. Y necesarios para que el virus salte de país en país.
La OMS ya explicó el pasado 28 de enero que hay que aceptar que “donde haya mosquito habrá zika”. En Europa en general y en España en particular, este mosquito tigre coloniza de forma, hasta ahora, imparable regiones de los países sobre todo mediterráneos. Si el mosquito está bien instalado en Europa, ¿hay que aceptar que el zika se vaya a generalizar también?
El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) asegura que “el riesgo actual de transmisión del virus es extremadamente bajo”. Utiliza esa expresión temporal porque en los meses invernales “no hay actividad” en las colonias de mosquito tigre. Por lo tanto, aunque un viajero regresara a España con el virus en su organismo, los insectos que contagian la enfermedad no están activos para transmitirla.
El ECDC explica que para que una enfermedad como el zika se introduzca hace falta “que llegue el patógeno, es decir, el virus”. Por ejemplo los casos de europeos que han regresado infectados de un viaje: esto se ha dado ya en Austria, España, Portugal, Francia, Finlandia, Alemania, Reino Unido o Italia.
Los expertos del Centro prosiguen: “Hace falta la presencia de un vector apropiado”. Vector es transmisor. “El más eficiente es el mosquito Aedes aegypti. El Aedes albopictus (el tigre) es considerado ”también competente“. El primero está contenido a las puertas de la Unión Europea (en la costa este del mar Negro). Ha sido normalmente calificado como un peor enemigo porque transmite enfermedades catalogadas como más graves: la fiebre amarilla o el dengue.
El mosquito tigre, sin embargo, ha ganado terreno. En 1995 solo estaba en puntos de Italia y Albania. En 2005 había saltado a España, Grecia, Montenegro, Croacia y Bosnia-Herzegovina. En 2011 avanzaba por España, llegó a Francia, Turquía y Bulgaria. El último recuento de octubre de 2015 lo sitúa en todo el mediterráneo español, interior de Francia y nuevas colonias en Austria, Alemania, Países Bajos, Chequia, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Macedonia, Serbia o Suiza.
Con todo, el ECDC subraya un tercer requisito: que el virus llegue con una población de mosquitos activa, cosa que “el clima invernal” impide. Además, los expertos indican que “tampoco se sabe la capacidad de las poblaciones europeas para transmitir el zika”. Aun así, los expertos europeos explican que, cuando llegue la “temporada de mosquitos”, la transmisión será posible.
En resumen. Una epidemia de zika en Europa requiere que alguien se traiga el virus desde áreas infectadas. Que ese caso importado se dé en una región con poblaciones de mosquito tigre. Y que esas colonias estén activas (primavera-verano). Solo entonces los mosquitos tigre podrían picar a ese caso importado y de ahí pasar la enfermedad a otras personas. Por eso el ECDC insiste entre las principales medidas de prevención “mejorar la vigilancia y la detección precoz de casos importados” a la vez que “se refuerza la capacidad de los laboratorios” para probar la presencia del virus zika. Si se aíslan los casos, la reacción en cadena de la expansión no se dispara.