Hace alrededor de 126 millones de años, en lo que hoy es la formación Arcillas de Morella, en Castellón, vivió un dinosaurio de entre 10 y 11 metros de largo. Se trataba de un depredador de la familia de los espinosáuridos, un carnívoro que se desplazaba sobre dos patas con una presencia imponente y una altura de más de tres metros.
El descubrimiento se detalla este jueves en un artículo de la revista Scientific Reports, en el que Andrés SantosâCubedo y su equipo describen el análisis de un hueso de la mandíbula derecha, un diente y cinco vértebras que les ha llevado a la conclusión de que se trata de una nueva especie. “Llevamos en este yacimiento desde el año 2002”, explica, “y en ocho campañas hemos recogido casi un millar de fósiles, algunos de dinosaurios y otros de vertebrados de la época, como cocodrilos”.
Hace dos años encontraron las piezas que ahora se describen y saltó la sorpresa, porque es mucho menos frecuente hallar a uno de estos depredadores. “Los depredadores son muy escasos, los más abundantes son los herbívoros, como pasa en los ecosistemas actuales”, indica SantosâCubedo. “Aparte de que es difícil porque hay pocos, siempre que es un dinosaurio nuevo aporta datos interesantes; en toda España hay solo unas 30 especies nuevas de dinosaurios definidas para la ciencia”.
En el caso del nuevo espécimen, se trata de un espinosáurido que, a diferencia del miembro más famoso del grupo que aparece en la película Jurassic Park, no presenta una vela desplegada en el lomo. “Hay dos grupos, los espinosaurinos y los barioniquinos”, especifica el investigador. “Estos últimos no tienen vela, pero son igual, tienen el morro alargado, dientes como los de los cocodrilos y caminan sobre las patas traseras”. La diferencia entre los dos grupos es que los barioniquinos, como el de la nueva especie identificada, tienen el doble de dientes, y esa es una de las características que les ha permitido clasificarlo. “Y hay más material por preparar que pensamos que es del mismo individuo, pero lo tenemos que confirmar”, adelanta.
Un homenaje al Villarreal
La nota pintoresca de este descubrimiento es que el investigador principal es un gran seguidor del fútbol y, dado que se trata de un dinosaurio descubierto en Castellón, ha nombrado a la nueva especie como homenaje a su equipo, el Villarreal CF. En concreto, la especie se llamará ‘Protathlitis cinctorrensis’, algo así como 'campeón de Cinctorres', la localidad junto a la que está el yacimiento.
“Lo de Protathlitis (campeón) es porque, de las cuatro personas que componen el grupo de investigación, tres somos de Villarreal, y el año en que empezamos el estudio fue la final de Gdansk, cuando ganó la Liga Europa de la UEFA”, explica SantosâCubedo, quien recuerda que en el 2023 es el también centenario del club.
Tres de los cuatro miembros del equipo somos de Villarreal y el año en que empezamos el estudio ganó la Liga Europa de la UEFA
El homenaje al equipo de Villarreal ha llevado asimismo a que las ilustraciones del dinosaurio se hayan hecho en el color del equipo, el amarillo, aunque los autores no tienen información sobre los pigmentos de su piel. “Fue un guiño del ilustrador”, reconoce SantosâCubedo. “No es el primer descubrimiento paleontológico que homenajea al fútbol”, recuerda. “Hace unos años, un equipo nombró como Iniestapodus burgensis a un nuevo tipo de huellas fósiles, por el gol de Iniesta que nos hizo campeones del mundo”. De momento no tienen nombre de pila para el espécimen, pero “igual hacemos una votación popular”, bromea.
El hallazgo se anunciará en El Villarreal CF, en una rueda de prensa este viernes en la que estará su presidente pero, según informan los autores del trabajo a elDiario.es, la colaboración es desinteresada y no ha mediado ningún tipo de patrocinio. “El club solo ha colaborado con la cesión de los espacios del estadio de la Cerámica y la realización de un pequeño vídeo y la silueta del dinosaurio para el acto”, asegura SantosâCubedo.
Un competidor en La Rioja
Xabier Pereda, paleontólogo de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), es miembro del equipo que descubrió el año pasado los restos más completos de un espinosáurido en la península. En su caso tienen un brazo prácticamente entero, la mandíbula inferior con algún diente, varias vértebras, un fémur, una tibia y algún fragmento de la pelvis. Como el de Castellón, se trata también de un barioniquino (sin vela) y su tamaño es de entre 6 y 7 metros de longitud, aunque vivió unos 6 millones de años más tarde.
“El nuevo espinosaurio de Morella es el cuarto género y especie que se describe en la península”, explica Pereda. “Y el nuestro, cuando lo publiquemos, sería el quinto. Así que realmente hay mucha diversidad, habría que ver en qué se solapan y cómo podemos compararlo”. En su caso, aunque él también es futbolero y seguidor del Athletic de Bilbao, no tienen pensando homenajear a ningún equipo. “Al ser un descubrimiento en La Rioja, aquí tendríamos que homenajear al Logroñés”, bromea. “Aunque tendríamos la circunstancia de que los colores de los dos equipos son los mismos”.
La cuna de los grandes espinosaurios
Francisco Ortega, paleontólogo de la UNED, cree que es un hallazgo interesante que puede ayudar a conocer mejor la vida de estos depredadores en esta zona del planeta durante el Cretácico Inferior. Han aparecido numerosos restos de esta familia de dinosaurios en diversos lugares de la península, una diversidad muy llamativa que podría hacer pensar que fue la zona en la que se desarrollaron antes de colonizar los continentes del sur y hacerse incluso más grandes.
“Cinco vértebras y un fragmento de mandíbula no es mucha información, pero lo justifican muy bien, es una ficha más del puzzle”, explica Ortega. Él y su equipo identificaron en la misma zona otro espinosáurido, Vallibonavenatrix, que vivió en el mismo periodo. “Son de la misma formación, así que nos encontramos con que en Morella vendrían coexistiendo los representantes de los dos linajes principales de esta familia”.
Hace unos años un equipo nombró como 'Iniestapodus burgensis' a un nuevo tipo de huellas fósiles, por el gol de Iniesta
Erik Isasmendi, investigador predoctoral de la UPV/EHU que ha liderado el descubrimiento de un espinosáurido aún más completo en Igea (La Rioja) cree que es un descubrimiento bastante importante porque nos deja ver que en una misma formación probablemente coexistieron dos dinosaurios que ocuparon nichos ecológicos bastante similares, pero de diferente tamaño.
“Además, nos damos cuenta de que la diversidad para el Cretácico Inferior de estos espinosaurios en la península ibérica es mucho mayor de lo que se pensaba, en muy pocos años estamos viendo que hay muchos taxones y géneros, y eso es muy inesperado”, explica Isasmendi. “Anteriormente no se pensaba que dinosaurios carnívoros fueran tan diversos y que estuvieran coexistiendo a la vez”.
La otra gran controversia sobre estos animales es sobre su forma de vida. Varios trabajos recientes indican que podrían nadar y cazar bajo el agua y vivían en ambientes de costa y estuarios. “Nosotros todo lo que tenemos son ambientes de estuarios, marismas y playas”, subraya SantosâCubedo. Por los restos encontrados en otros yacimientos, los especialistas creen que su dieta estaría compuesta parcialmente de peces, pero las excavaciones en Arcillas de Morella, Igea y otros lugares de la geografía peninsular aún podrían aportar más pruebas sobre este y otros aspectos.