El director Óscar Martín se ha pasado los últimos días peleándose con miles de páginas –literal– llenas de ofertas para elegir la empresa que proveerá el servicio de comedor de su colegio. Como él, responsables educativos de toda España han tenido que dedicar varias jornadas, y con poco margen, a esta tarea, que tendrán que repetir el año que viene. Los directores están hartos de perder el tiempo con la burocracia, tiempo que no pueden dedicar al alumnado.
“Cada curso esta problemática va en aumento, hasta que llega un momento en que la situación se vuelve insostenible”, expone un comunicado que ha publicado el Consejo de Directores de Madrid, que preside Martín. “Los directores dejan de dirigir para hacer frente al inmenso número de horas de trabajo de oficina, los docentes emplean más tiempo en rellenar documentos que en preparar sus clases”, explica la nota. “Que dejemos de poner el foco en nuestros estudiantes para ponerlo en la documentación no es de recibo. Que nuestro trabajo pierda su función pedagógica para convertirse en un mero esfuerzo administrativo no es comprensible”, añade.
La denuncia pública llega este año de los directores madrileños, pero se repite por todo el Estado. “Respaldamos esta queja de Madrid, es un problema común a todas las comunidades autónomas”, confirma Vicent Mañes, presidente de Fedeip, la federación de directores de colegios públicos de Infantil y Primaria. Ambos directores matizan: la queja no es por los procesos, buena parte del aumento de la carga de trabajo se debe a mayores exigencias de transparencia, que son bienvenidas, o provienen de Europa cuando involucran fondos comunitarios. La queja es que les toque a ellos, de formación docentes, realizar ese trabajo, que se suma a los propios de la función directiva: gestionar el día a día del centro y la labor pedagógica con el alumnado, además de dar sus horas de clase semanales.
El problema es común a todas las autonomías, dice Mañes, pero no a todas las etapas educativas. En Secundaria es habitual que los institutos tengan un auxiliar administrativo, probablemente insuficiente, pero menos da una piedra, cosa que no sucede con carácter general en Primaria, aunque algo se está moviendo en la administración. “Desde hace unos años, y por nuestras propuestas, en algunas comunidades ha empezado a haber auxiliares en los centros”, confirma Mañes, que habla de la Comunitat Valenciana, Murcia o Euskadi. Pero todavía insuficientes según dónde. En la Comunitat Valenciana donde él trabaja han empezado por los grandes, los de línea dos (dos aulas por curso) lo comparten y los de línea uno no tienen. Y el agravio comparativo sigue existiendo. “Yo tengo 300 alumnos en un centro de una línea y no tengo, pero un instituto con 200 estudiantes sí”, ejemplifica el representante de los directores. En otras regiones, como Euskadi, matiza, este problema está resuelto.
El sindicato UGT pidió a finales del verano pasado que se libere a directores y docentes de estas tareas para que se dediquen a la docencia, innovación e investigación. Porque la queja la realizan en público los directores hoy, pero los profesores de todas las etapas también viven inmersos en un mar de documentación a rellenar por cada alumno. En este caso concreto, el de los docentes, el aumento de la carga burocrática vino muy asociado a la Lomce. No es el caso de las direcciones: “Esto es una demanda histórica de todas las asociaciones de directores”, recuerda Mañes. “Yo llevo 23 años en la dirección y cuando empecé todas las reuniones con la administración ya iban en esta línea. Hace cinco años empezamos a ver un poco de luz”.
6-7 horas cada día
Martín explica que dedica 6-7 horas diarias a realizar tareas administrativas varias. Cada año son más, y los procesos más complejos. “Este año es el comedor, hace dos entró la gestión de becas de libros a través del programa Accede, y luego tenemos la administración general del centro: contratación de obras menores, adquisición de materiales educativos, procesos de matriculación... Cada año es más difícil y tenemos más cosas”, cuenta. Mañes añade que “a veces intentan taparnos la boca diciendo que tenemos programas informáticos de gestión, Itaca es el de la Comunitat Valenciana, pero los programas necesitan que se introduzcan datos, gestionarlos, imprimir, modificar. A veces dan más trabajo del que facilitan”.
Martín desgrana el proceso de selección de comedor para dar idea de la magnitud de la tarea. “Cada empresa del lote que nos corresponde a cada colegio presenta su proyecto. Son 27 o 28 este año, con entre 300 y 500 páginas por proyecto. Echa cuentas. Y no es solo leer, hay que chequear un número muy alto de indicadores, baremarlo para decidir. Y tenemos un plazo increíblemente pequeño para hacerlo”, explica. Mañes añade: “Gestionar los recibos, las becas de comedor, los presupuestos, las ayudas que se dan...”.
¿No puede hacerlo la administración? “Hace su propia baremación, en base a parámetros objetivos, pero los que conocemos el centro somos nosotros y tenemos que adecuar las ofertas a las necesidades reales del centro (si tienes alumnado con necesidades especiales, un patio más o menos grande, valorar las actividades que proponen...)”, comenta Martín.
A este trabajo administrativo, que a Mañes le quita “el 90% del tiempo”, se suma el propio del cargo. “Si eres un director serio que se preocupa por los niños solo te da para el día a día. Tienes 60 profesores, el comedor, los niños, un proyector que no funciona... ¿Cuándo se hace el trabajo administrativo? Cuando se han ido el resto de profesores”. Las jornadas se alargan “hasta las 8 o 9”. Martín cuenta que ha tenido seis días de vacaciones. Su equipo directivo, diez. “Venían familias a ver el centro en verano [en Algete, Madrid] y se sorprendían de vernos allí. Pero es que, si no, no habríamos podido abrir en septiembre”.
Para Mañes el problema viene de que “no está definido el modelo de dirección escolar. Ahí está el debate amplio”. El actual, resume, “es que el equipo directivo es un conjunto de docentes que, temporalmente y de manera provisional, se encargan de la gestión. Pero su tarea principal es la docente, no tenemos formación para cuestiones económicas, legales, jurídicas...”. Fedeip propone un modelo más profesionalizado, que contemple que el equipo directivo se ha de formar, aunque sin perder el contacto con la docencia “para no convertirse en gestores”. La federación de directores propone que la dirección de centros sea una salida profesional más en la Educación, como lo es la docencia o la inspección.
De momento, Fedeip se reunió recientemente con la nueva ministra de Educación, Pilar Alegría, junto a su homóloga de Secundaria, Fedadi. Según Mañes, la ministra se comprometió a crear un grupo de trabajo para modificar esto, que la Lomloe dejó pendiente para decepción de los directores.