Donald Bundy: “El comedor escolar gratuito universal no es una idea ni tan loca ni tan ambiciosa”
Donald Bundy es uno de los grandes expertos mundiales en nutrición escolar. Epidemiólogo de formación y actualmente en la dirección del Consorcio Mundial de Investigación sobre Salud Escolar y Nutrición, lleva 30 años dedicado al estudio de este área desde diferentes flancos: como catedrático de Epidemiología en la London School of Hygiene & Tropical Medicine, como asesor del Programa Mundial de Alimentos (FAO) en Roma o desde el Banco Mundial en Washington DC. Su trabajo se basa en analizar cómo impacta la salud y la alimentación de la infancia en su desarrollo en la etapa escolar.
Esta semana ha participado en un encuentro internacional sobre comedores escolares organizado por el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil del Gobierno español en Donostia en el marco de la Presidencia del Consejo de la Unión Europea. Un foro en el que se han tratado las medidas sobre alimentación en la escuela como una política vertebral de infancia. Bundy atiende elDiario.es desde la ciudad vasca con un mensaje de partida: “Me ha llevado la mitad de mi carrera entender el problema, y la otra mitad intentar resolverlo”.
Uno de cada cuatro niños en la UE está bajo el umbral de la pobreza. ¿Qué relación tiene este dato con la política de comedores escolares?
El problema con las comidas escolares es que no se trata sólo de nutrición. La gente a menudo se imagina que cuando hablamos de comidas escolares hablamos solo de alimentar a los niños, pero es mucho más que eso. Proporcionar a un niño una comida nutritiva es muy importante porque le apoyas a él y a su familia para que siga adelante. Pero, además, dar una comida adecuada nivela el campo de juego para que incluso los niños cuyos padres no pueden permitirse alimentarlos suficientemente tengan las mismas oportunidades que otros. Detrás de esta idea está la Garantía Infantil Europea que estamos discutiendo estos días. Eso es realmente de lo que se trata, de que todos puedan alcanzar su pleno potencial en la vida.
Las instituciones de la UE dicen que la pobreza está aumentando como resultado de la inflación de precios y que la proporción de niños en riesgo ha crecido. Es una tragedia que en nuestras sociedades, que aunque son heterogéneas se encuentran entre las más ricas del mundo, no hayamos conseguido controlar la pobreza. Una parte de nuestra población se enfrenta a retos que el resto de nosotros no. Espero, insisto, que la garantía infantil ayude a abordarlo.
“No se trata sólo de nutrición”, dice. ¿Qué más está en juego?
La perspectiva es mucho más interseccional. Los niños de la UE en general, y de España en particular, tienen derecho a una educación gratuita y de calidad. Si no te aseguras de que esos niños también disfrutan del bienestar y están bien alimentados, entonces no aprovecharán la educación como es debido. La inversión tiene una amplia gama de rendimientos.
A menudo los políticos están menos interesados en estos objetivos a largo plazo de invertir en un niño para que en el futuro se convierta en un miembro más productivo de la sociedad. Pero hay que insistir en que también existen algunos beneficios a corto plazo. Uno de los más evidentes se da en la agricultura. Si los alimentos de los que se benefician los niños fueran también alimentos que beneficiaran a los agricultores de España o de la UE, habría un beneficio inmediato a corto plazo para la sociedad. Es una forma de mantener la inversión en la agricultura local. De nuevo, solo estoy tratando de ilustrar la idea de que no es sólo una buena comida. Es mucho más que eso.
¿Cómo se relaciona el comedor escolar con el rendimiento educativo y el proceso de aprendizaje?
Históricamente, cuando hablamos de la infancia en la etapa escolar nos hemos centrado en la educación que reciben, la formación de los profesores y el tipo de libros de texto que pueden tener. Todo esto ha formado parte de nuestro debate sobre cómo educar a los niños. En realidad, hace muy poco que hemos empezado a reconocer que podemos hablar de la educación, pero también tenemos que hablar del alumno. Tenemos que hablar del niño que está aprendiendo en el sistema educativo, y de que la condición del alumno va a ser obviamente importante para el resultado de la educación.
Si tenemos a un niño o niña que está desnutrido y no presta atención o se duerme, no importa lo buenos que sean tus libros de texto. No vas a conseguir un buen resultado educativo. Solía ser un debate entre sectores. El educativo decía: “Bueno, ese no es nuestro problema. Es problema del sector sanitario”. Pero en los dos últimos años hemos visto una serie de publicaciones, especialmente de la Unesco, que señalan que la salud y el bienestar del alumnado son cruciales para los resultados del aprendizaje. Eso es un verdadero cambio y hemos estado pensando en ello. Podemos ser muy buenos con las pruebas, pero la comida y el bienestar son partes clave de la buena educación. Esto ahora lo reconocemos mucho más claramente como sociedades.
En España tenemos la tercera tasa más alta de pobreza infantil de la Unión Europa. El precio del comedor está entre 4,5 y 6,5 euros, dependiendo de las comunidades autónomas, y en algunas, como Extremadura, la gratuidad existía pero se ha revertido. Poco más del 10% del alumnado tiene beca. ¿Esta situación se asemeja a la de otros países de la UE?
No soy la persona más indicada para hablar de cuáles son las mejores inversiones para España. Seguro que hay gente excelente en España que puede responder directamente a esa pregunta. El principio rector debe ser cuál es el mayor beneficio para el pueblo español y también la manera en que el gobierno aplica la normativa. Cuando hablamos de una garantía infantil europea se trata de identificar cuáles son las cuestiones clave que cada país debe abordar.
Es una tragedia que en nuestras sociedades, que aunque son heterogéneas se encuentran entre las más ricas del mundo, no hayamos conseguido controlar la pobreza
La garantía infantil de la UE no tiene ningún valor a menos que los países miembros la consideren importante. Y lo que he visto es que España la considera realmente importante. España es, de hecho, un gran patrocinador de esto. Está liderando la reunión en torno a este tema. Así que me imagino que estarían muy interesados en tener más claro cuáles son los componentes clave para el éxito del apoyo y la protección de los niños.
¿El camino es garantizar el acceso gratuito universal a los comedores escolares?
No es tan sencillo. La idea de las comidas escolares gratuitas universales realmente ha tenido un impulso importante. Me ha llevado la mitad de mi carrera entender el problema y la otra mitad intentar resolverlo. Trabajo en el Consorcio de Comidas Escolares (School Meals Coalition), del que forman parte 95 países, entre ellos muchos de la UE, naciones a las que queremos apoyar y orientar, pero nuestra visión es más global. En el panorama mundial en términos de provisión universal de comidas escolares descubrimos que casi la mitad de todas las que se proporcionan sobre una base diaria lo hacen como parte de un programa gratuito. Así que esto no es algo raro, no es algo especial que solo algunos países puedan hacer.
Otra cosa sorprendente es que la mayoría de esas comidas se dan en países de ingresos bajos o medios bajos. Digo esto para eliminar la ilusión de que ese tipo de políticas son inasequibles, imposibles, o que es algo que solo pueden hacer unos pocos países ricos. No es así en absoluto, aunque es necesario un análisis específico y serio del diseño del programa para asegurarse de que es eficiente. Así que no voy a predecir que España vaya a sugerir que en todas partes haya comidas escolares universales y gratuitas, pero creo que habrá muchos países que, cuando vean la realidad, lo consideren una buena opción.
Estados Unidos, que no es el primer país al que miramos para fijarnos en estos programas, ofreció durante la pandemia todos los niños que iban a la escuela comidas escolares gratuitas. Cuando la situación de emergencia disminuyó, el programa se detuvo. Sin embargo, hay cosas que se han aprendido de esta experiencias. Una de ellos es la creación de algo que se llama la 'provisión de elegibilidad de la comunidad'. Significa que si una escuela tiene más del 40% de sus niños elegibles para comidas escolares gratuitas, entonces toda la escuela recibe comidas escolares gratuitas. En la práctica, lo que esto ha significado es que en casi todas las ciudades de los Estados Unidos se superaba este 40%, así que la mayoría ofrecen las comidas gratuitas. Ocurre tanto en ciudades republicanas como demócratas. La idea no es tan loca o tan ambiciosa como algunas personas podrían pensar.
¿A qué países hay que mirar para encontrar buenos ejemplos de políticas?
Hay dos países en Europa que han mantenido durante muchos años programas universales de comidas gratuitas en las escuelas: son Finlandia y Suecia, y ambos comenzaron sus programas hace casi 75 años. Es mucho tiempo y demuestra que este tipo de programa puede integrarse en las estructuras de un país de forma asequible. También porque han durado tanto tiempo tienen muy buenos datos sobre los resultados que dan este tipo de programas. En particular en Suecia, hay una publicación reciente que tomó un perfil de 30 años y observó cómo los jóvenes que se beneficiaron del programa terminaron con mayores tasas de ingresos que no. Son ejemplos son bastante ilustrativos e interesantes para que otros países, como España, lo consideren.
¿Han cambiado mucho las recomendaciones para hacer menús escolares en los últimos años?
Ha habido un verdadero cambio en la forma en que la gente ve el papel de las comidas escolares. Al principio, la percepción era que servían para abordar el hambre y proporcionar energía. Dar a los niños algo de comer sin preocuparse por la composición nutricional. Eso ha cambiado. Ahora hay un enfoque de proporcionar una nueva dieta que sea nutricionalmente adecuada y apropiada para el grupo de edad particular del niño.
La percepción de las comidas escolares era que servían para abordar el hambre y proporcionar energía. Dar algo de comer sin preocuparse por la composición nutricional. Eso ha cambiado
Y mucho más recientemente se ha producido otra transformación: la de buscar formas de producir alimentos que sean sostenibles desde el punto de vista medioambiental, que utilicen cultivos apropiados para las circunstancias locales, que no dependan de la importación, etcétera. Así que ha habido un gran cambio en la forma en que la gente piensa en la dieta, pero no son cosas complicadas de gestionar.
Esto se enmarca en un marco global que nos dice que los hábitos alimentarios en los países ricos tienen que cambiar. Hablamos de comidas más flexitarianas, que tienen menos carne, más pescado y más peso de los vegetales. Conseguirlo en las escuelas mientras los jóvenes crecen es probablemente una de las formas más efectivas que tenemos de asegurar que, a medida que esos niños socializan, también aprenden preferencias dietéticas que llevarán consigo el resto de sus vidas.
¿Qué opina de dar diferentes menús según las opciones personales: vegetarianos, veganos, sin carne de cerdo por motivos religiosos… ?
Es un tema complejo porque ninguna de estas cosas está separada de las percepciones culturales de la gente sobre quiénes son y qué son. Creo que hay muchas cuestiones en juego, algunas relacionadas con los prejuicios y otras con las normas culturales. El punto de partida para el debate debe ser que las dietas sean sostenibles. A menudo lo que entra en juego aquí es el punto de vista de los padres y madres y no de la infancia. En este mundo real tenemos una tarea: ayudar a la gente a aprender a sentarse juntos, a comer juntos y a vivir juntos como buenos ciudadanos. Ese es el contexto. La terminología que me gusta es flex, que significa flexibilidad en esto. No solo hay una manera de hacer esto. No hay sólo una solución vegana, sino diferentes tipos. Y se trata de cómo una sociedad puede unirse y hacer que esas soluciones funcionen.
En España hubo un enfrentamiento entre ministerios por la prohibición de la publicidad de alimentos y bebidas insanas dirigidas a menores. Se desarrolló una iniciativa y finalmente se frenó. ¿Cuesta tanto plantar cara a la industria?
Es una cuestión compleja, pero está absolutamente claro: algunos artículos son perjudiciales para los niños y también para los adultos. No hay dudas sobre las bebidas azucaradas, eliminarlas tiene beneficios muy positivos para la salud. Vale la pena hacer hincapié en que algunas de las cosas que se están discutiendo, sin duda hay una buena evidencia de que son perjudiciales. Y se podría decir, incluso en un mundo liberal, que no se debería animar a los niños a usar cosas perjudiciales. Creo que hay un montón de ejemplos en los que deliberadamente elegimos mantener a los niños fuera de peligro.
Los casos de Finlandia y Suecia, con comidas gratuitas desde hace 70 años, demuestra que estos programas pueden integrarse en la estructura de un país de forma asequible
¿Cuál es la mejor gestión de los comedores escolares? ¿Es partidario de que sean los municipios directamente quien se encarguen del servicio? En España el modelo mayoritario es la privatización del servicio a empresas externas.
Hay excelentes ejemplos de comidas organizadas por los municipios. De hecho, hay una organización mundial de municipios formada por más de 100 países. Y también hay muchos otros ejemplos que utilizan modelos muy diferentes. Si nos fijamos en el Reino Unido, en Inglaterra la mayoría de las comidas escolares son suministradas por proveedores comerciales y, a menudo, en las propias escuelas. Así que en realidad se les contrata para cocinar y proporcionar la comida. Mientras que en Escocia, en el extremo opuesto de la isla, el sistema suele estar gestionado por el gobierno local, que contrata y paga a las personas que cocinan. En lo que respecta a los niños, no creo que haya una diferencia muy obvia.
Hablando de políticas municipales y de Reino Unido, el alcalde de Londres ha anunciado que todos los niños de Primaria de la ciudad recibirán a partir de 2024 un menú escolar gratuito.
Será muy interesante ver cómo funciona. Los distritos de Londres están gestionados por grupos que a menudo tienen visiones políticas muy diferentes. Ya existen zonas que ofrecen comedor escolar gratuito y universal, pero hay otros que no.
¿Cuánto va a costar?
He oído hablar de 130 millones pero no ha habido un anuncio formal de un presupuesto específico. No es una cantidad trivial pero estamos hablando de una de las más grandes ciudades de Europa. Sé que hay una serie de organizaciones preparadas para supervisar la forma en que se desarrolla el programa. Me encantaría conocer los detalles de la financiación, pero me temo que no los conozco y no creo que lo sepamos hasta que se haya hecho realidad.
7