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ENTREVISTA | José Carlos Bermejo, catedrático

“El caso del máster de Cifuentes demuestra que la universidad pública está corrompida”

José Carlos Bermejo es catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Santiago de Compostela. En su libro titulado Rectores y privilegiados. Crónica de una universidad (Ed. Akal) analiza la gestión de los campus españoles. Llega a asegurar que los máximos dirigentes académicos han conseguido construir un muro protector que les garantiza “opacidad absoluta”. En una entrevista con eldiario.es analiza las circunstancias que generan un ecosistema que ampara presuntas irregularidades, como las del caso del máster de Cristina Cifuentes y Pablo Casado.

¿En qué consisten los privilegios de los rectores que destaca en el libro?

Los rectores son los únicos cargos públicos que tienen poder ejecutivo, judicial y legislativo a la vez. Es evidente que tienen poder ejecutivo porque tienen el poder del cargo. Las universidades viven en un auténtico caos de normas, sus reglamentos internos modifican la ley estatal; aunque eso no se pueda hacer, se hace. Por otro lado, tienen capacidad legislativa, ya que se elaboran la normas a través de los organismos que ellos controlan. Por último, tienen capacidad judicial. En los campus se pueden abrir expedientes disciplinarios y llegar a pedir la expulsión de un catedrático. Por ejemplo, en un caso de abuso sexual el rector nombra a un juez instructor, que normalmente es un profesor. Este abre una investigación, propone la pena al rector y el rector la ejecuta directamente.

En los casos del máster de Pablo Casado y Cristina Cifuentes también ha quedado patente la autonomía que tienen los directores de institutos vinculados a las universidades, como en el caso del Instituto de Derecho Público de la Rey Juan Carlos...Instituto de Derecho Público de la Rey Juan Carlos

Sí, hay una estructura legal y otra de poder económico. En la Universidad te puedes encontrar a una persona que tiene un millón de euros para un proyecto de investigación y un departamento con 60 profesores y un presupuesto de 1.500 euros. ¿Por qué pasa esto? porque la ley dice que los doctorados son organizados por los departamentos y la docencia depende de las facultades. El poder real no está en la facultades, que sí tienen unas funciones establecidas por la ley. El poder lo tienen una serie de organismos, como las escuelas de doctorado, los institutos de investigación y los grupos de investigación, que no están amparados por la ley y se están comiendo todo el dinero de la Universidad.

Los privilegiados son los que tienen el dinero público. Esa gente monta estructuras de poder autónomas; no solo sucedió con el instituto de la Rey Juan Carlos. Son muchísimos. Los privilegiados son profesores que tienen unas cantidades de dinero asombrosas.

¿Cómo repercute esta gestión en la rutina universitaria?

La Universidad tiene una serie de tumores jurídicos que son esas instituciones que cada vez absorben más dinero, y esa gestión termina afectando a los servicios comunes. Por ejemplo, prácticamente ninguna universidad invierte en mejorar la red de residencias universitarias y bibliotecas. Todo el dinero se desvía a proyectos de investigación que gestionan docentes de una forma muy particular. Los que predican que hay que destinar dinero a la investigación, también están diciendo que se retire inversión en bibliotecas, residencias, facultades nuevas.... y que se apueste por edificios-chiringuitos para un particular o para un grupo, que son los que se están apoderando de toda la Universidad. Eso es así en toda España.

¿Qué papel juega la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) en estos casos?

No están haciendo nada. Los rectores son los responsables de todo lo que pasa en la Universidad, así mantienen sus privilegios. España es el país de Europa que tiene más profesores universitarios por habitante. La Universidad española tiene el doble de docentes funcionarios que impartimos Historia que Francia. En Alemania dos de cada tres chicos menores de 18 años optan por la Formación Profesional, en España se van a la Universidad. En nuestro país es nula la diferencia de sueldo entre un titulado universitario y uno que no lo es, mientras en Alemania un universitario gana tres veces más.

En España están contratando a ingenieros por mil euros. Los rectores están convirtiendo la Universidad en el lumpenproletariado, contratando profesores a 400 euros. Un ayudante doctor gana entre 1.200 y 1.500 euros, con una edad media de 40 años y con una tesis, multitud de publicaciones y una estancia en el extranjero. Hace muchos años que no se sacan plazas de catedráticos y titulares.

La CRUE, sindicatos y patronal solicitaron al Congreso una nueva ley universitaria. El ministro Pedro Duque se comprometió a desarrollar esta normativa antes de que termine la legislatura, ¿qué futuro tiene esta propuesta?solicitaron al Congreso una nueva ley universitariase comprometió a desarrollar esta normativa

No va a ir a ningún lado porque tiene que ser orgánica, necesitan dos tercios de la Cámara y no lo van a conseguir.

¿Qué tendría que contemplar el articulado de esta propuesta?

Habría que plantear una solución para evitar el caos generado por la burocratización de la Universidad. En la de Santiago somos 2.000 profesores y 1.300 administrativos. El barullo de papeles es gigantesco y generado por la reforma de Bolonia, que se ha hecho mal porque los grados tenían que ser de tres años y no de cuatro. Las universidades son monstruos donde los jóvenes están destinados a caer al precipicio. Les están contratando en condiciones laborales infames.

También tendrían que decidir si les entregan las universidades a las comunidades autónomas o les quitan la autonomía. Los campus abogan por la movilidad y la internacionalización, pero yo que soy catedrático, no me puedo mover a ninguna universidad gallega. Soy un esclavo de mi Universidad. Se lo tienen que tomar en serio. Hay dos soluciones: hacer una ley nueva y que se consigan poner de acuerdo de una vez. Pero no creo que lo vayan a conseguir.

Usted plantea en el libro que algunos políticos se sienten atraídos por el “prestigio social” que conlleva ser profesor de un campus prestigioso, ¿qué relación existe entre política y Universidad?

¿Qué te acredita como político? Tu pasado. Felipe Gónzalez era abogado laboralista en la clandestinidad, hay legitimidad porque viene de una lucha política. Eso hoy en día es imposible. Como los políticos no tienen prestigio y están todos bajo la sombra de la corrupción, relacionan ese reconocimiento con sus títulos académicos o supuestos títulos académicos. ¿Por qué quieren tener títulos académicos? No es necesario. ¿Por qué tienes que ser profesor para ser político? Puedes ser político sin ser profesor y ser muy competente en tu campo.

El aura intelectual, que también cultiva mucho Podemos, consiste en plantear que le tienen que escoger porque es un intelectual. No, no es así. Hay que escogerle a usted si va a ser un buen político. Que muchos profesores quieran ser políticos demuestra el poco prestigio que tiene la Universidad en España.

¿Cómo valora los casos Cifuentes y Casado?

Creo que es anecdótico. Se hacen un montón de favores de ese tipo. Lo de Cifuentes es menos grave que se cree una cátedra para una persona determinada, a la que están dando sin tener mérito alguno el mayor nivel académico. Me parece mucho más grave lo que sucedió con el rector anterior de la URJC. [Fernando Suárez] hizo sus plagios con un equipo destinado a proyectos de investigación y pagado con fondos públicos. Montó toda su carrera con plagios. Eso es gravísimo.

En ninguna Universidad del mundo ni Cifuentes ni Perico el de los palotes obliga a un catedrático a firmar un acta falsa, son ellos los que se ofrecen. La corrupción se oferta, no se demanda. Los trabajos plagiados son muy frecuentes, los chanchullos en los másteres son frecuentes. Si las universidades se gastan millones de euros en comprar programas antiplagios, acredita que ese mal existe.

¿Qué significa que este caso haya sucedido en una Universidad pública?

Demuestra que la Universidad pública está corrompida hasta las cachas y que a Cifuentes le hicieron un favorcito. Ese máster no tiene ningún reconocimiento internacional. No sé si quería hacer una tesis con él. ¿Qué demuestra? La estupidez de los políticos, que se quieren poner la medallita de que tienen un aura intelectual. No sé por qué.

Demuestra que en un sistema corrupto la corrupción se ofrece. A mi ni dios me obliga a poner una matrícula en mi asignatura porque el que prevarica soy yo. Si lo hago es porque soy tonto y no tengo dignidad, y un jefe indigno me dice que lo haga. Demuestra que la universidad está corrupta estructuralmente. En el caso de la URJC se demuestra con un rector que ha tenido una carrera basada en plagios [Fernando Suárez] tiene cuatro sexenios reconocidos por la ANECA a base de plagios. Si las universidades tuviesen dignidad como instituciones, estos casos no serían inimaginables.

En mayo el Banco Santander organizó un encuentro con 600 rectores y representantes académicos de todo el mundo, ¿qué relación mantienen bancos y estas instituciones académicas? el Banco Santander organizó un encuentro con 600 rectores

El Santander hace un negocio increíble en la Universidad. En los campus iberoamericanos han conseguido apoderarse de los edificios e ir montando universidades-chiringuitos con matrículas muy altas, que eso es también un negocio. Las universidades públicas se financian con dinero del Estado. La de Santiago llegó a deber todo su presupuesto ¿Quién prestó el dinero? Antiguas cajas de ahorro y el Santander. Los bancos son el sustento de la Universidad, como la soga es el sustento del ahorcado. En el caso de los campus públicos, saben que no van a quebrar porque son estatales. Es un triángulo: el Estado da el dinero a las universidades públicas y los bancos las endeudan y se apoderan de ellas.

Los privilegiados son los que se quedan con el dinero. No puede ser que haya profesores que tienen gastos brutales en dietas, en EEUU les llaman jetprofessor porque se pasan el día viajando. A nosotros nos recortaron [en la Universidad de Santiago] para pagar la deuda de institutos de investigación, mientras las bibliotecas de muchas universidades están muertas y no se compran libros.