La elección de la directora del Instituto de las Mujeres reabre la herida en la coalición de Gobierno por la ley trans

Era una de las grandes novedades del nuevo Gobierno de coalición: el Ministerio de Igualdad volvía a manos del PSOE. La polémica por la aplicación de la ley del 'solo sí es sí' y la guerra interna entre Sumar y Podemos dejaba fuera de juego a Irene Montero y consolidaba la decisión de un ministerio socialista. La pregunta era quién sería el nombre elegido por Pedro Sánchez. Fue Ana Redondo, una desconocida para el feminismo: un perfil bajo después de un mandato, el de Montero, que resultó muy prolífico en leyes y medidas, pero que también navegó constantemente en aguas revueltas.

Redondo aterrizaba con la premisa de la prudencia y el consenso. Ha durado poco: la decisión de nombrar a Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres ha reabierto la herida, en el Gobierno y en el PSOE. El nombramiento de García, que lanzó durante varios años consignas muy duras contra la ley trans y las personas trans, ha generado la primera bronca con Sumar, que exige su revocamiento, mientras que una parte del PSOE ve con estupor cómo el trabajo de los últimos dos años para cerrar la brecha –interna y externa– queda comprometido.

“Las mujeres trans no existen”, “delirio queer” o “dictadura queer” eran algunas de las frases que García expresaba en sus tuits, en los que, en ocasiones, llegó a atacar a cargos orgánicos socialistas que defendían el consenso alrededor de la ley trans. La travesía del PSOE alrededor de la norma estuvo llena de turbulencias que dejaron un partido dividido entre quienes presionaban para calificar la ley trans como algo inaceptable y quienes buscaban encauzar la posición hacia lo que el mismo partido socialista había defendido en los años anteriores: la autodeterminación de género. La norma se aprobó y hubo quien trabajó para, después, coser las heridas internas y reparar la imagen externa.

Por eso, la decisión de Ana Redondo ha sorprendido a muchos, que ven cómo ahora que el clima parecía haberse calmado, se reaviva el conflicto y también la suspicacia hacia el PSOE y sus posturas acerca de la ley y las personas trans. La ministra de Igualdad había hecho claros gestos de apoyo a la norma, desde los aplausos durante el discurso de despedida de Irene Montero en el ministerio cuando se refirió a la ley hasta la recomendación de la película 20.000 especies de abejas sobre infancias trans o su participación en la manifestación contra el recorte de derechos LGTBI en la comunidad de Madrid.

La decisión de elegir a García no es, aseguran, un pronunciamiento político ni un cambio de rumbo respecto a la ley aprobada, puesto que Redondo está convencida de su idoneidad. El nombre de Isabel García llegó por la vía adecuada en el momento adecuado, cuando al menos una persona ya había rechazado el cargo y el año terminaba sin nueva directora del Instituto de las Mujeres. Ahora, ese nombre amenaza con comprometer a la ministra, al PSOE y al propio Gobierno.

Sumar envía una queja formal

El jueves pasado, un día después del nombramiento, Sumar se pronunciaba: “El nombramiento del Ministerio de Igualdad es inaceptable. La dirección del Instituto de las Mujeres no puede estar en manos de quien menosprecia e insulta a las mujeres y las personas LGTBI. La libertad es de todas, todos y todes o no es de nadie”, decía el partido de Yolanda Díaz en la red social X. Varios cargos de Sumar, como María Eugenia Rodríguez Palop, Elizabeth Duval o Iñigo Errejón, se sumaban a la reprobación en sus cuentas personales y pedían el cese de la directora del Instituto de las Mujeres.

Más allá de las redes sociales, fuentes de Sumar aseguran que ya han trasladado una queja formal a su socio de Gobierno. Aunque el viernes por la noche, Isabel García se disculpaba, sus tuits no parecen haber convencido a nadie. “Lamento si alguno de mis comentarios personales, manifestados durante el debate previo a la tramitación de la ley trans, hubieran podido causar alguna ofensa. Desde mi nueva posición al frente del Instituto para las Mujeres trabajaré para hacer una política integradora en favor de todas las mujeres y, por supuesto, de los colectivos LGTBI+ y de las personas más vulnerables. Como demócrata, como socialista y como mujer siempre defenderé el diálogo en un marco de respeto para poder seguir construyendo una sociedad libre e igualitaria”, decía García, que mostraba su “total y absoluto compromiso” con la ley trans, que calificaba de “pionera”.

Era la primera vez que la ahora directora del Instituto de las Mujeres mostraba públicamente un cambio de posición y se disculpaba por algunas de sus afirmaciones. Quizá por eso, pero también por la virulencia de las posturas que ha mantenido, sus palabras no han servido para zanjar el conflicto. Sumar mantiene posiciones y cree que las disculpas respondieron a la presión política y que el organismo debe estar dirigido por una persona “que respete sin fisuras los derechos humanos, y que tampoco los haya cuestionado antes”. El partido de Yolanda Díaz aún espera que el PSOE mueva ficha. De momento, fuentes de Igualdad han respaldado la llegada de García, a la que, subrayan, le avala su currículum.

Podemos también ha pedido con contundencia el cese de la directora del Instituto de las Mujeres. Tanto Irene Montero como Ione Belarra o Ángela Rodríguez Pam se han mostrado tajantes sobre un nombramiento que consideran incompatible con la defensa de los derechos humanos. “El Presidente del Gobierno no puede mirar para otro lado ante el odio y la transfobia, pedimos que actúe y cese a la directora del Instituto de las Mujeres. Los derechos trans son derechos humanos y para el Gobierno cumplirlos no es una opción, es una obligación”, aseguraba Montero.

Las disculpas de Isabel García en redes tampoco valen para muchos colectivos LGTBI ni feministas. La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales (FELGTB) calificó la decisión de “grave error”, también COGAM, la Plataforma Trans y la Asociación Euforia Familias Trans-Aliadas. Todos piden la revocación del nombramiento. Si no hay destitución, el próximo martes 9 de enero por la mañana se concentrarán a las puertas del Ministerio de Igualdad.