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El enigma de Janssen: ¿hace falta una segunda dosis?

En pleno debate sobre si la población general necesitará una tercera dosis de las vacunas de ARN contra la COVID-19 (Pfizer y Moderna), los vacunados con Johnson & Johnson (Janssen) llevan un tiempo preguntándose si ellos recibirán una segunda. Esta semana, la Ponencia de Vacunas proponía a la Comisión de Salud Pública la posibilidad de una dosis de recuerdo tras la aparición de brotes entre los internos de prisiones, inmunizados con ella. De momento no se ha tomado una decisión al respecto, pero, ¿es necesario este refuerzo?

Johnson & Johnson presentó su vacuna como monodosis, pero empezó un ensayo clínico con dos dosis en noviembre de 2020. Esto último no sorprendió a los inmunólogos: la tecnología basada en adenovirus es la misma que la de AstraZeneca y Sputnik V, ambas de dos dosis. Muchos tuvieron claro desde el principio que Janssen terminaría por ofrecer la segunda. Los voluntarios y voluntarias que participaron en los ensayos de la farmacéutica en España, de hecho, recibieron ambas.

“Era sorprendente que fuera solo una dosis, porque las vacunas suelen necesitar una [segunda] para dar una respuesta lo suficientemente buena tanto en calidad como en cantidad”, explica a elDiario.es el inmunólogo de la Universidad Complutense de Madrid Salvador Iborra. Aclara que este refuerzo pavimenta el camino generado con la primera: “Los linfocitos que has generado no solo aumentan en número, sino que alcanzan un mayor nivel de madurez y afinidad por el antígeno”.

El inmunólogo de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell ya compartió con este diario en mayo una opinión similar. “En la carrera por inmunizar cuanto antes a la mayor cantidad de gente posible se han posicionado muy bien porque se ha vendido como la única de una dosis, pero todos en el mundo científico sabíamos que a largo plazo sería de dos”, aseguraba entonces.

La monodosis de Johnson & Johnson supuso una gran ventaja en un contexto de escasez de vacunas y urgencia por alcanzar al mayor porcentaje de población posible. “Vino muy bien con la paralización de AstraZeneca y la falta de dosis de Pfizer y Moderna, pero creo que esa ventaja que tuvo al principio ahora es su debilidad”, opina Iborra.

En España, unos dos millones de personas han recibido la vacuna de Janssen. Esta empezó a darse a mayores de 70 años, edad que fue bajando hasta los 40. Por otro lado, se ha ofrecido a colectivos vulnerables o difíciles de vacunar: inmigrantes sin regularizar, personas sin hogar, pacientes psiquiátricos, internos de prisiones… Sin embargo, en algunos sitios también se ha usado con personas que ya habían pasado la COVID-19 e incluso en mayores de 18 años que, en teoría, no cumplían los requisitos necesarios para la monodosis. En resumen: mucha gente a la espera de que estudios y expertos se pronuncien.

Qué dicen los datos

La vacuna de Janssen mostró una eficacia menor que sus competidoras desde los ensayos clínicos, si bien es cierto que no es posible comparar vacunas analizadas con diseños experimentales diferentes llevados a cabos en poblaciones y momentos distintos. Aun así, esa diferencia se ha mantenido en los estudios llevados a cabo para estimar la efectividad de las vacunas en condiciones reales.

Los datos relativos a Janssen tienen más ruido estadístico que los de sus competidoras. Sus intervalos de confianza —la horquilla de cifras entre la que se encuentra el valor real— son mucho más amplios y existe una mayor variación entre países. Sin embargo, los porcentajes de efectividad son siempre inferiores a la hora de evitar infecciones y hospitalizaciones.

Un estudio reciente publicado en la revista NEJM, llevado a cabo con mayores de 50 años entre enero y junio de 2021, calculó una efectividad para la vacuna de Johnson & Johnson de un 68% a la hora de evitar hospitalizaciones y de un 73% para impedir ingresos en UCI. En comparación, estos porcentajes eran del 90% para las vacunas de ARNm y se mantenían en un 80% en mayores de 85 o con patologías previas.

Un informe publicado por los CDC con datos pertenecientes a verano de 2021, ya con delta como variante dominante, muestra una efectividad contra hospitalizaciones del 60% frente al 95% de Moderna y el 80% de Pfizer. Aunque el intervalo de confianza de Janssen oscila entre el 31% y el 77%, nunca alcanza al de sus competidoras. En este caso se trata de ingresos evitados por caso, por lo que los datos están sesgados a la baja en todas las vacunas.

Más datos, estos procedentes de Países Bajos, también muestran que Johnson & Jonson se encuentra algo por detrás del resto: un 87% de efectividad a la hora de evitar hospitalizaciones, por detrás de Pfizer (92%), AstraZeneca (93%) y Moderna (95%). En Sudáfrica, los datos compartidos hasta ahora de un estudio con unos 480.000 sanitarios muestran una efectividad del 71% contra delta a la hora de evitar hospitalizaciones.

Qué dicen los expertos

El periodista estadounidense Steve Usden realizaba una pregunta sobre las terceras dosis que bien podría aplicarse a este tema. Solicitaba saber “si los datos que apoyan la efectividad de una dosis de refuerzo son tan convincentes, y la necesidad tan urgente, que la decisión debe ser tomada ya, o si puede ser pospuesta hasta que se recojan evidencias por un largo período de tiempo”.

El presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y jefe de Epidemiología del Servicio Canario de Salud, Amós García, pide esperar a que haya “evidencia científica sólida” antes de tomar una decisión. “Es lógico abrir el debate y estar pendiente, sobre todo en determinados perfiles, sobre la conveniencia o no de administrar esta dosis de refuerzo”, explica a elDiario.es. Asegura que hay “varios estudios en marcha” que ofrecerán más información al respecto.

“Yo considero que sí es preferible que la administren, una segunda dosis me parece razonable, no es una locura”, afirma Iborra. Se basa para ello en los resultados preliminares del ensayo clínico de Johnson & Johnson que estudia la segunda dosis, compartidos a finales de agosto, en el que se observó que los anticuerpos neutralizantes aumentaban nueve veces. El estudio, sin embargo, todavía no ha concluido ni se han publicado sus resultados finales.

“Creo que es un error plantearlo como una urgencia”, comenta el preventivista Mario Fontán, que pide no caer en un escenario de “vacunar por vacunar”. Considera que el debate es similar al de las terceras dosis, y que lo importante desde el punto de vista de la salud pública es “vacunar al mayor número posible de gente para evitar el colapso y los cuadros graves. Eso lo estamos consiguiendo”.

Para complicarlo todavía más, queda abierta la cuestión de qué segunda dosis se aplicaría. Aunque los estudios con pautas heterólogas han mostrado hasta ahora muy buenos resultados al combinar vacunas de adenovirus con las de ARN, Iborra cree que lo lógico es seguir lo que dicten los ensayos clínicos y dar una segunda del mismo fabricante.

La necesidad de una visión poblacional

Nada de esto quiere decir que los vacunados con Janssen, o algunos de ellos, no deban recibir una segunda dosis en algún momento. “Puede plantearse en grupos vulnerables si se pierde efectividad contra cuadros graves, pero a la hora de analizarlo debemos mirar qué protege más a nivel poblacional, si vacunar a gente no vacunada y fomentar las campañas en otros países o añadir dosis a gente ya inmunizada que presenta buenas cifras”, continúa Fontán.

Iborra aclara que, de momento, la pérdida de efectividad contra cuadros graves no parece “dramática”. Por eso, asegura que no sabemos si brotes como los observados en prisiones “van a conducir a patologías”.

Por eso Fontán pide no plantear el debate desde un punto de vista individual ni nacionalista: “Unos grupos o individuos siempre tendrán menos inmunidad que otros, pero si yo tengo Janssen y mi entorno tiene Pfizer, me beneficio de su protección porque todos nos beneficiamos de que todos estemos vacunados”. Considera un error plantear la cuestión como un “detrimento” en el que hay gente con tres dosis y otros con una. Opina que hablar de vacunas peores y mejores es “tramposo”.

“Siempre que una persona no haya recibido la vacuna que parezca que esté dando mejores resultados va a poder decir que quiere un refuerzo con esa”, añade. “Son argumentos del Primer Mundo, donde podemos elegir. Es muy individual plantearlo como recibir una vacuna mejor o peor, cuando el tema es que estemos todos protegidos”. Lo que importa es que, hasta ahora, las personas vacunadas con Janssen cuentan con una alta protección contra cuadros graves de COVID-19. Sobre todo en aquellos países, como España, que cuentan con niveles altos de inmunización.