En las últimas semanas nuestro planeta ha atravesado una barrera simbólica. No solo hemos dejado atrás el mes más caluroso jamás medido en la Tierra, sino que hemos superado varias veces el umbral de 1,5º C de aumento de temperatura sobre el nivel preindustrial que se ha fijado como objetivo para 2050. Los datos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, muestran una aceleración del calentamiento global y sus efectos que los especialistas no esperaban a estas alturas. En elDiario.es hemos hablado con su directora adjunta, Samantha Burgess, para que nos dé más detalles sobre lo que nos espera, sobre todo en la península ibérica.
Cuando se inició el programa Copernicus hace 25 años, ¿podían imaginar que iban a registrar un escenario tan negativo a estas alturas?
Es verdad que el programa Copernicus ha cumplido 25 años, aunque el servicio de cambio climático es más reciente y nació en 2015. Pero conocemos que es una realidad con sólida evidencia científica desde hace mucho tiempo; existen registros a lo largo de todo el mundo del impacto del aumento de gases de efecto invernadero, además de los informes del IPCC. Creo que la situación en la que estamos ahora globalmente fue bien predicha por los modelos climáticos, pero la velocidad de los cambios que hemos visto este verano, personalmente, me ha sorprendido.
¿La Tierra ha atravesado un nuevo umbral este mes de julio?
Hemos hecho un anuncio junto con la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien advirtió que hemos entrado en la era de la “ebullición global” (“global boiling”). Con los datos científicos, podemos decir que el mes de julio fue el más caluroso de los registros. Viendo los datos históricos y paleoclimáticos, podemos ver que la velocidad de cambio que hemos observado en las últimas décadas es la más rápida de los últimos 120.000 años. Eso es por lo que podemos decir que estos han sido los días más calurosos que los humanos han visto en su historia.
¿Qué impacto puede tener el Niño en esta situación?
Sabemos que está empezando y lo que pase en las próximas semanas será un indicativo de cuál será su intensidad. A medida que se extienda más allá del ecuador empezaremos a ver teleconexiones que afectarán a Europa y otras zonas del mundo. Cuando miramos a la temperatura superficial del Pacífico, vemos que está más caliente de lo que ha estado nunca, y eso es una señal alarmante para los ecosistemas y para lo que pueda pasar cuando comience el verano austral y esas temperaturas sigan aumentando. Son muy malas noticias para los arrecifes de la región y otras especies que tienen poca tolerancia a la subida de las temperaturas.
La temperatura del Atlántico y el Mediterráneo también están en cifras récord, ¿qué consecuencias puede tener a medio plazo?
Es verdad que no solo tenemos temperaturas récord en el Pacífico, también lo estamos viendo en el Atlántico norte. Y en el Mediterráneo, cuando comparamos las temperaturas superficiales con el registro, están en cifras récord, con niveles históricos en el número de olas de calor marinas que ya vimos en 2022. Así que el impacto sobre la vida marina, especialmente en las costas españolas, será extremo. Cuando la temperatura sube, el agua se estratifica y eso significa que no se produce la mezcla con las aguas del fondo y no llegan los nutrientes y el oxígeno. Esto conduce a la muerte de muchas especies, junto con afloramientos de algas, cianobacterias y otros organismos que dejan el agua sin oxígeno. Lo vimos hace un par de meses en la costa de México, con una altísima mortandad de peces que aparecían muertos en las playas.
¿El panorama es preocupante para las comunidades que viven del turismo en la costa?
Sí, creo que la velocidad de los cambios en el Mediterráneo, con temperaturas de superficie de hasta 30 º C, tiene implicaciones muy importantes para las actividades que tienen lugar en esta región, como la acuicultura, el turismo, las áreas protegidas y obviamente la pesca. Por eso es realmente importante reconocer pronto estas olas de calor marinas para evitar, por ejemplo, que los pescadores estén cogiendo peces potencialmente contaminados y que la gente consuma pescado que podría hacerles enfermar, porque las condiciones del Mediterráneo ya no sean adecuadas para los organismos que viven en estas zonas.
Cada vez son más frecuentes las olas de calor africano e intrusiones de polvo sahariano, ¿está avanzando la atmósfera del Sáhara hacia el norte?
Sabemos, por los datos del IPCC, que el Mediterráneo es una de las zonas que se va a ver más afectada por el cambio climático y particularmente la península ibérica. Esto significa más olas de calor, más sequías y escasez de agua. Los impactos no serán solo para la gente, también para los ecosistemas, pero sobre todo afectará a sectores de la sociedad que dependen de las lluvias y del agua de los ríos y lagos. Sabemos, con los datos de 2022 y 2023, que Europa se está calentando a un ritmo el doble de rápido que el resto del planeta. Globalmente estamos cerca de 1,2º C por encima de la media de temperatura de la era preindustrial, mientras que en Europa estamos 2,2º C por encima de esa media. También sabemos que una atmósfera más caliente trae más probabilidad de eventos meteorológicos extremos, que serán más frecuentes y más prolongados. Y lo hemos visto en la península ibérica con olas de calor tan pronto como el mes de abril, temperaturas récord que empezarán en primavera y se extenderán al verano.
Europa se está calentando a un ritmo el doble de rápido que el resto del planeta. Estamos 2,2º C por encima de la media global de 1,2 º C
¿Hay cambios que se ven a simple vista desde el satélite?
Nuestros sistemas vigilan todo el planeta globalmente, y nuestros satélites están detectando cambios extremos desde hace 50 años. Nos centramos sobre todo en los datos que recopilan estos satélites, más que en las imágenes y los datos visuales, pero cuando estamos en condiciones de sequedad a veces comparamos. Como ejemplo, las sequías que afrontaba Europa al final del verano del año pasado, pudimos ver cómo bajaba el nivel de las cuencas y de los lagos alrededor del Mediterráneo, sobre todo en el sur, muy por debajo de los niveles históricos. Es una combinación de la información visual y los datos. Las tendencias han existido durante mucho tiempo, pero la velocidad a la que se van produciendo récords es lo que nos sorprende en este momento.
La principal amenaza para la salud es la contaminación de las ciudades. ¿Qué progresión ven? ¿Sirven las medidas de reducción de emisiones en las ciudades?
No es algo que llevemos desde nuestro centro, pero es verdad que hay datos de cómo ha aumentado la calidad del aire en las ciudades donde se ha limitado el tráfico. Cuando reduces la circulación de vehículos en el centro de las ciudades, se produce una mejora automática.
Las olas de calor que se han visto en el sur de Europa recientemente nos ponen muy nerviosos
¿Cómo se presenta el mes de agosto respecto al riesgo de incendios en la península?
Los incendios forestales son consecuencia de una serie de variables, como la humedad del suelo o la intensidad del viento. Localmente, en la península ibérica se produjeron abundantes lluvias en los últimos meses, así que hay algo más humedad en el suelo que lo que había antes, lo que reduce el riesgo ligeramente. Pero obviamente tendremos una serie de olas de calor y vientos fuertes de la costa norte de África, de modo que la probabilidad de que se produzcan grandes incendios seguirá siendo alta. En este sentido, las olas de calor que se han visto en el sur de Europa recientemente nos ponen muy nerviosos.
Copernicus maneja más de 20 TB de datos del planeta cada día. ¿Qué cantidad de emisiones produce este despliegue y cómo gestionan esa contradicción?
El procesamiento de todos estos datos de los servicios de Copernicus se produce en nuestro centro de supercomputación de Bolonia y las tres oficinas utilizan tanta energía renovable como es posible. Y los centros de computación en Reino Unido y Alemania también. No sabría decirle la cifra concreta de la huella de carbono de todo el programa, pero existe ese equilibrio entre conseguir información relevante para tomar decisiones importantes para la sociedad y el coste de desarrollar esa tecnología. Desde mi perspectiva, el objetivo es asegurarnos de que estos datos sean accesibles y gratis para toda la sociedad, y conseguir que se ajuste a sus demandas.
Cuando se tiene tanta información casi en directo de la crisis climática, ¿cómo se vive el fenómeno del negacionista? ¿Caerá por su propio peso?
Personalmente, me cuesta mucho hablar de los negacionistas climáticos. El nivel de evidencia está tan abrumadoramente claro desde hace décadas que creo que debemos conservar la esperanza. El cambio climático está aquí, el clima en el que vivimos ahora es significativamente más cálido que cuando usted y yo nacimos, eso es una realidad. Así que, si algún negacionista nos lee, le pediría que se pusiera en contacto con los científicos para entender lo que la ciencia nos dice. El cambio climático está aquí, es culpa de los humanos, y cuanto antes nos descarbonicemos y reduzcamos las emisiones de gases de efecto invernadero, antes se estabilizará la atmósfera y menos probabilidades habrá de eventos extremos como olas de calor o megaincendios en verano. Tenemos que reducir la dependencia de nuestras sociedades de los combustibles fósiles y llegar al objetivo de cero emisiones antes de 2050.
Si el clima es importante para ti, asegúrate de votar a partidos políticos que hagan de esto una prioridad
Con este panorama, alcanzar el objetivo de París de mantener el aumento de la temperatura global en 1,5 º C, ¿empieza a parecer una quimera?
Yo soy optimista, creo que se están produciendo cambios, aunque a un ritmo más lento del que la sociedad necesita. Cada pequeña fracción de grado importa. Hemos pasado el límite temporalmente este mes de julio, por encima del 1,5 ºC a nivel global. Es algo que ya sucedió en el pasado, e irónicamente justo cuando se firmó el Acuerdo de París en diciembre de 2015, debido también a un fenómeno de El Niño muy fuerte. Y lo pasaremos más veces, pero cuanto antes cortemos el grifo de las emisiones a la atmósfera, antes estabilizaremos el clima y reduciremos los daños catastróficos.
¿Qué le diría a un ciudadano preocupado?
Es realmente importante que cada uno haga los gestos que pueda para reducir su huella de carbono al máximo, caminar, ir en bici o usar el transporte público, comprar localmente o cambiar de dieta. Y también votar en consecuencia. Si el clima es importante para ti, asegúrate de votar a partidos políticos que hagan de esto una prioridad. Es todo lo que podemos hacer, todos vivimos en una democracia y necesitamos que los políticos respondan para asegurarnos de que mantienen el nivel de ambición que la sociedad les exige.
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