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Escuelas infantiles, 90 colegios y tres universidades: el millonario imperio educativo del Opus en España

Colegios Opus

Daniel Sánchez Caballero / Jesús Bastante

10 de noviembre de 2024 21:44 h

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Escuelas infantiles. Colegios privados puros, privados concertados. Mixtos, solo de chicos o solo de chicas. Universidades propias y de grupos cercanos. Decenas de miles de alumnos y cientos de millones de euros de ingresos cada año. El Opus Dei tiene un pequeño imperio educativo en España.

Un pequeño imperio que factura cerca de mil millones al año en conjunto –la mayor parte a través de la Universidad de Navarra– y que abarca todo el periplo educativo, desde el que la Obra trata de expandir su influencia social y su manera de entender el mundo, explican sociólogos que han estudiado a la institución que fundó Josémaría Escrivá de Balaguer. Ni siquiera hace falta ser un experto en estos centros, toda la información está recogida en las webs de las cuatro principales empresas que alimentan la red educativa del Opus: Fomento de Centros de Enseñanza, Attendis, COAS y la Institució Familiar d'Educació.

“Estas familias [fundadoras] han querido que el mensaje del Opus Dei fuera un rasgo nuclear de la identidad de Institució Familiar d'Educació”. La fórmula, con pequeñas varianzas, se lee en las páginas de cada una de estas empresas. Lo mismo sucede con la Universidad Internacional de Catalunya (UIC), que pertenece a la Fundación Familiar Catalana y que especifica en su web que “la atención de la Capellanía ha sido encomendada por la Universidad a la Prelatura del Opus Dei”.

La Obra expande su palabra a través de unos 80 centros en los cuatro grandes grupos mencionados más otros colegios individuales, como el Colegio Guadalviar, concertado en València, o el Tajamar, también privado subvencionado. Con dinero público, cientos de millones de euros cada año, se financian decenas de centros del Opus a través de los conciertos educativos. Con dinero público se imparte formación religiosa estándar –esto es conocido–, pero también las preceptuaciones –esto ya no tanto–, una suerte de coaching familiar vinculado a las escuelas con el que un tutor personal intenta “sacar lo mejor de cada alumno” y de su familia, según cuentan miembros y exmiembros de la Obra. Una “buena idea”, dicen estas fuentes, que también puede utilizarse de manera perversa para hacer proselitismo y reclutar nuevos miembros, admiten.

Cuatro grupos, 74 colegios

El Opus articula su oferta educativa en torno a varios grupos empresariales, más directa o indirectamente vinculados con la Obra: con 74 colegios entre los cuatro grupos, según sus propias webs, acaparan la mayoría de los centros que todavía separan por sexo a su alumnado y que estos meses se debaten entre seguir haciéndolo a costa de perder sus conciertos educativos –la ley prohíbe financiar con dinero público centros segregadores– o mantener su identidad y pasar a ser privados puros sostenidos por las familias. Sumando centros ajenos a estos grupos, hay 89 colegios por todo el Estado que se mueven en torno a la Obra, según la web Opus-info.

De las cuatro empresas principales, la más cercana al Opus es Fomento de Centros de Enseñanza, una organización con 52 años de historia a sus espaldas impulsada por familias “que arrancó de una sugerencia de san Josemaría Escrivá, el fundador del Opus Dei, (quien) hablaba a padres y madres de su responsabilidad como primeros educadores de los hijos”, según explica la Obra en su web.

Fomento, como se conoce a la empresa, es dueña de 35 colegios por toda España, desde A Coruña hasta Murcia, y ha bajado su facturación en los últimos tres años: ha pasado de 63 millones de euros en 2021 a los 44 millones de 2023, según reflejan las cuentas de la compañía que recoge Insightview, buena parte de ellos públicos a través de conciertos educativos. El grupo cubre todo el periplo educativo, desde la educación infantil hasta la superior gracias a la Universidad Villanueva, un antiguo centro adscrito a la Complutense al que el PP ha permitido convertirse en universidad en los últimos años dentro de la ola privatizadora que vive Madrid.

Fomento era el titular de buena parte de los centros segregadores por sexo en España, con o sin conciertos. Algunos de estos últimos, por ejemplo el Miravalles-El Redin, en Pamplona, han decidido en los últimos meses, tras consultarlo con las familias, empezar a mezclar alumnado para no perder el concierto educativo –y con él la subvención pública–.

Entre Fomento de Centros de Enseñanzas, COAS, Attendis y la Institució Familiar d'Educació, los cuatro grandes educativos en torno a la Obra, facturan más de 100 millones de euros al año, buena parte de ellos públicos a través de los conciertos

El Grupo Attendis –formalmente Centros Familiares de Enseñanza, S.A.– se autodefine como “la mayor institución educativa privada del sur de España”. Cuenta con 20 colegios y 13 centros de infantil (los llaman Preschool en su web) en siete provincias andaluzas (solo falta Córdoba) y Badajoz. “Todos los colegios de Attendis surgieron por la iniciativa de grupos de padres y madres, inspirados por las enseñanzas de san Josemaría [Escrivá de Balaguer] sobre la educación y la familia”, relatan su relación con el Opus Dei. Facturan hoy 45 millones de euros anuales con algo menos de uno de beneficio cada 12 meses.

El grupo no oculta que su estructura organizativa gira en torno a la “educación diferenciada” –otros grupos, como Fomento, no lo especifican en su web, parecen jugar al equívoco–. Su relación con el Opus también aparece directamente mencionada en la página: “Los colegios Attendis recogen muchas de las enseñanzas de san Josemaría, fundador del Opus Dei, sobre la familia, el amor al trabajo bien hecho y la preocupación por los demás. La Prelatura del Opus Dei asesora a nuestros colegios en su labor de formación cristiana”, explican.

Institució Familiar d'Educació se mueve en el entorno de Catalunya y Baleares, donde cuenta con 13 escuelas que atienden a unos 8.000 estudiantes. Como en casos anteriores, este grupo resalta que las familias fundadoras “han querido que el mensaje del Opus Dei fuera un rasgo nuclear de la identidad de Institució Familiar d'Educació”.

La empresa fue noticia hace unos años cuando la Generalitat amenazó con retirarle los conciertos educativos si seguían practicando la educación diferenciada y ocho de sus centros anunciaron que dejarían de segregar. A diferencia de Fomento o Attendis, este grupo está en crecimiento, al menos entre 2020 y 2022, periodo en el que pasaron de facturar 19,5 millones a 24,5 millones de euros anuales. Sin embargo, como en casos anteriores, el beneficio principal en este grupo no parece el ecónomico: no llega al millón de euros en tres ejercicios.

La joya de la corona del Opus es la Universidad de Navarra, fundada por el propio Escrivá de Balager. El centro factura más de 600 millones de euros anuales y posee el IESE, una de las escuelas de negocios más elitistas del país. Su MBA cuesta hoy 110.000 euros.

Por último está COAS, la más pequeña (al menos en número de colegios) de las cuatro principales empresas educativas que orbitan en torno a la Obra. El grupo educativo tiene 11 centros en Euskadi y La Rioja, algunos de ellos concertados. Cinco de los seis colegios que el Opus maneja en el País Vasco pertenecen a Coas y se han tenido que pasar al modelo mixto para mantener la financiación pública. Es sexto es el ínclito Gaztelueta, en Bizkaia, protagonista en prensa en los últimos años por un caso de agresión sexual a un estudiante y la gestión que hizo el centro de la misma.

La oferta educativa del Opus llega hasta la universidad. Además de la Villanueva (Fomento), la Fundació Familiar Catalana posee la Universitat Internacional de Catalunya (UIC), un centro que facturó 58 millones de euros en 2022, con una amplia oferta de grados.

Pero la joya de la corona del Opus es la Universidad de Navarra (Unav). El centro universitario fue fundado directamente por Escrivá de Balaguer en 1952 y su máximo responsable es el Gran Canciller, Fernando Ocáriz, quien “desde 1994 es vicario general del Opus Dei y en 2014 fue nombrado vicario auxiliar de la prelatura”. La Unav cuenta con casi 14.000 estudiantes y un colectivo de alumni (antiguos alumnos) de más de 200.000 personas, según destaca en sus memorias académicas. La Universidad ingresó hace dos cursos 663 millones de euros y tuvo unos gastos de explotación de 638 millones, lo que deja unos beneficios antes de impuestos de 25 millones de euros.

A su vez, la joya de la corona de la joya de la corona es IESE Business School, una de las principales escuelas de negocio del país que pertenece a la Unav. Una investigación de La Marea reveló que por este centro han pasado uno de cada seis directivos del Ibex-35 en España. El prestigioso Master in Business Administration (MBA) cuesta hoy 110.000 euros en dos años.

La preceptuación, ¿acompañamiento familiar o proselitismo?

Una de las peculiaridades probablemente más desconocidas en la práctica totalidad de colegios y centros educativos dependientes del Opus Dei (o propiedad de asociaciones vinculadas a la Obra) está en la preceptuación, un concepto muy extendido en la comunidad educativa del movimiento fundado por Escrivá de Balaguer.

La preceptuación hunde sus raíces en un libro, Educación Personalizada, escrito por uno de los tres primeros miembros supernumerarios del Opus Dei, Víctor García Hoz. En el mismo, García defiende una filosofía educativa, basada en la “educación personalizada” o “preceptuación”, una herramienta que, según confirman a elDiario.es miembros de la Obra, “es algo similar a un coaching familiar dentro de las escuelas”.

“La idea es muy interesante, incluso positiva” añaden estas fuentes, que apuntan a que responde a un planteamiento “sencillo”. García Hoz planteaba que la escuela no podía entender la educación de los chicos como algo meramente académico, sino de una manera integral, vinculando también a la familia y las relaciones de amistad. De este modo surge la figura del preceptor, un profesor (aunque en algunos centros la figura está institucionalizada y no siempre es un docente) que busca “sacar lo mejor de cada alumno, en todos los aspectos”. ¿Cuáles? “Que sea buena persona, un buen cristiano, un buen hijo, buen hermano, buen amigo”, cuentan. Una especie de “director espiritual” pero en el ámbito académico, pues la Obra ya cuenta con responsables de la formación estrictamente religiosa.

Oficialmente, la preceptuación se ofrece en buena parte de los centros vinculados a la Obra. En el de Fuenllana (Madrid) se define la preceptuación como un “acompañamiento que recibe cada alumno y cada familia desde que comienzan su vida a Fuenllana hasta que culminan su paso por el centro”. Desde la Escuela Infantil, cada alumno cuenta con un preceptor personal, que se encarga “de manera directa de ayudar, aconsejar y acompañar tanto al alumno como a su familia en el proceso de su desarrollo personal a lo largo de su etapa escolar”.

El preceptuador ofrece acompañamiento personalizado, apoyo emocional, seguimiento del rendimiento académico, orientación académica y profesional y comunicación con padres y docentes. Entre sus funciones está “acompañar a su preceptuado y a sus padres en el modo en que este va creciendo en el ámbito académico-intelectual; el fortalecimiento de su voluntad; desarrollo afectivo-relacional; habilidades sociales; y crecimiento espiritual”.

“No se dan recetas ni consejos estandarizados. Tampoco es una relación impositiva, sino que se pretende ayudar al alumno a tomar sus propias decisiones en el ejercicio de su libertad”, señalan las fuentes. En el centro, cada alumno debe tener “al menos una conversación mensual con su preceptor”, y al menos una vez por trimestre con los padres.

“Es una idea muy buena, pero que a lo largo de los años, llevada al extremo, puede utilizarse de manera perversa, terminando en abusos de poder y psicológicos”, recalcan algunos ex miembros del Opus Dei, que añaden que la preceptuación es, también un modo de “enganchar” a los alumnos, y a sus familias (especialmente en el caso de las que no formaran parte del Opus, pero sí quisieran que sus hijos estudiasen en estos centros) a través de clubs de bachilleres y otras fórmulas que, explican, “puede convertirse en proselitismo” o, al menos en “posiciones de superioridad moral” que llevan a que los alumnos se sientan obligados a tomar una opción más allá de lo educativo.

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