Desde este lunes, o el martes en las comunidades autónomas en las que es festivo, algunos sectores no esenciales reanudan su actividad tras el fin del permiso retribuido recuperable aprobado hace 15 días por el Gobierno. España regresa así a la fase inicial del estado de alarma: el confinamiento sigue siendo estricto para el resto de la población y se mantiene la preferencia por el teletrabajo. La decisión ha sembrado dudas y extiende la incertidumbre de cómo impactará en la curva del coronavirus. Por eso, los expertos exigen un refuerzo del sistema de vigilancia y protección y que se sigan las normas de forma estricta.
El fin de la “hibernación” de la economía supone el regreso al trabajo de sectores no esenciales en los que no es posible el teletrabajo y que están autorizados. Es decir, continuarán cerrados los comercios o establecimientos de ocio, pero vuelven la construcción, aunque con algunas restricciones publicadas a última hora de este domingo, y la pequeña industria, que son las ocupaciones que en la práctica frenaron. El Gobierno señala que la medida se ha tomado en base a las recomendaciones técnicas y que el objetivo de descargar la presión hospitalaria se ha cumplido, pero no está exenta de controversia: no hay unanimidad entre las comunidades autónomas, ni siquiera dentro del propio Ejecutivo, y tampoco todos los expertos coinciden.
Impedir posibles repuntes de contagios, que puedan volver a poner en máxima tensión al sistema sanitario ahora que experimenta cierto alivio, sigue siendo la prioridad, a pesar de que los datos confirman que España se encuentra en fase de estabilización. A día de hoy, la velocidad de propagación del coronavirus se ha reducido, es decir, se está aplanando la curva, pero esta no está en descenso. El Gobierno ha decidido repartir mascarillas en el transporte y ha publicado una guía con medidas de seguridad para minimizar el riesgo.
Para algunos expertos hubiera sido pertinente alargar un tiempo más la medida, con el objetivo de evaluar qué impacto tiene realmente en la curva de nuevos casos, aunque todos piden cautela por la incertidumbre Entre ellos, se encuentra el epidemiólogo y miembro del Comité Científico que asesora al Gobierno Antoni Trilla, quien ha asegurado que no fueron consultados todos los expertos y que, en su opinión, sería “prudente” mantener el confinamiento total para asegurar la tendencia a la baja de casos y de ingresos en la UCI.
Otros apuntan al equilibrio entre la estimulación del sistema económico y la protección de la salud en línea con la exigencia de “combinar medidas que eviten el contagio y el colapso de la economía” al mismo tiempo, tal y como ha justificado Pedro Sánchez este domingo. Añaden, además, que si la transición se hace garantizando las medidas de protección y distanciamiento social, las tensiones deberían ser mínimas. Por su parte, Fernando Simón, que dirige al comité de expertos, ha deslizado que no se discutió específicamente la pertinencia de levantar o no la “hibernación”, sino que “ante” su fin “valoró la necesidad de garantizar la correcta aplicación” de las “medidas de control”. Ello porque el Comité, prosigue, “es consciente de que una vez finalizado” se mantiene el confinamiento previo, “que ha permitido controlar la transmisión hasta el momento”.
A pesar de que el Gobierno inició la semana hablando de una “progresiva y ordenada” vuelta a la normalidad, ha tenido que dedicar los últimos días a enfriar el discurso. “No estamos en fase de desescalada, estamos en confinamiento” y esta comenzará “como pronto” a partir del 26 de abril, han reiterado en todas las ruedas de prensa. El mensaje no es baladí: por un lado, responden a las acusaciones de “flexibilización” de las medidas recordando que el confinamiento sigue siendo estricto, y por otro, evitan la frustración que han podido suponer en la ciudadanía las expectativas de relajación no satisfechas, de acuerdo con varios psicólogos.
Según Salvador Macip, investigador en Ciencias de la Salud, la reactivación parcial de la actividad económica, alberga el riesgo de “dar la impresión de que está todo logrado y provocar una relajación” en la población. En su opinión, “la posibilidad de que haya nuevos brotes está ahí” porque “estamos en una fase aún en la que el virus está muy presente”, por lo que exige “máxima prudencia”. Aunque no se refería específicamente a España, a la que puso de ejemplo de “desaceleración” de casos, la OMS alertó el pasado viernes de que levantar confinamientos precipitadamente supone un riesgo de “repunte mortal”.
La clave ahora es el cómo
Las dudas sobre el fin de la paralización económica “son comprensibles” porque “venimos de un impacto muy intenso y muy trágico”, razona Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS) y director general de Salud Pública del Ministerio de 2008 a 2011. El experto no descarta la posibilidad de que haya repuntes, pero apunta a que “lo lógico” es que “sigan bajando los casos”. Además, advierte de que los tiempos de expansión hacen que el inicio de la tendencia positiva que vemos hoy “se haya producido sin el añadido de esta medida extra” y, si esta nueva fase tiene efectos negativos, “lo comprobaremos dentro de unas semanas”, lo que daría “bastante alivio al sistema y sería gestionable”.
Todos los expertos coinciden en que el verdadero reto es cómo hacer esta transición. Por eso, exigen un sistema reforzado en el que se extremen la vigilancia y las medidas de precaución para minimizar al máximo los contagios. “¿Hubiera sido insensato mantenerlo una semana más? No, no lo hubiera sido. Pero esto es un juego de equilibrios y llegados a este punto la clave es hacerlo perfectamente bien. No es fácil, pero si se hace de forma impecable, no tendría que suponer mayor problema y las tensiones deberían ser muy pequeñas. Eso sí, también al contrario”, sugiere Fernando Rodríguez, epidemiólogo y director de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Madrid.
Tras el caos organizativo que supuso que hasta las 11 de la noche del domingo 29 de marzo no se supiera a qué compañías afectaba el permiso retribuido recuperable al que ahora se pone fin, el Gobierno ha tratado de no volver a dar la imagen de imprevisión que provocó las quejas de las comunidades autónomas y las patronales. Realmente la medida terminaba el 9 de abril, con lo que las empresas han tenido unos días, aunque fueran festivos, para organizar la vuelta y, debido a que en varias autonomías el lunes es festivo, el regreso será escalonado.
El Ministerio de Sanidad ha publicado una guía de Buenas prácticas en el centro de trabajo para que trabajadores y empresas puedan retomar la actividad con el menor de los riesgos posible. Entre las medidas, se encuentra planificar las entradas y salidas, mantener una distancia interpersonal de 2 metros y exigir a las compañías que faciliten equipos de protección individual “cuando los riesgos no puedan evitarse”. Las personas de riesgo o aquellas que tengan síntomas, por leves que sean, deben quedarse en casa, hay que extremar las medidas de higiene como el lavado de manos o utilizar transporte individual siempre que sea posible.
Como parte de esta misma estrategia para minimizar los contagios, el Gobierno ha anunciado que repartirá mascarillas en el transporte público, una “recomendación”, ha reiterado durante este fin de semana el ministro de Sanidad, Salvador Illa, para aquellas personas que “no puedan guardar la distancia interpersonal” mínima.
Seguir las medidas “a rajatabla”
Fernando Rodríguez apunta a que “sobre el papel” las medidas “son correctas” y el desafío es “ver de qué manera se implementan”. Por eso, el experto reclama que “se sigan a rajatabla” y que, por otro lado, se incremente la capacidad del sistema para realizar test diagnósticos que faciliten “tomar las medidas oportunas en un brevísimo periodo de tiempo”. Es clave que “aquellos que tengan la mínima manifestación clínica se queden en casa”, expresa, porque “lo importante es que allí donde pueda haber un caso de coronavirus se detecte lo más rápido posible”.
La “corresponsabilidad” entre todos los agentes, destaca Ildefonso Hernández, es “fundamental”. “Empresas, sindicatos, trabajadores y autoridades tienen que colaborar. Hay que monitorizar cómo es este regreso, garantizar las protecciones máximas de los empleados, flexibilizar horarios, poner separaciones físicas. Todo esto es un trabajo fino que, hasta que no veamos los resultados de esta apertura dentro de unas semanas, debe hacerse con total intensidad”, resalta el experto. En este sentido, los sindicatos han pedido que la vuelta paulatina al empleo esté “subordinada a la seguridad en la salud” y que “ninguna empresa que no pueda garantizar las medidas de seguridad” esté abierta.
Por su parte, el Gobierno insiste en que el marco al que regresa España este lunes es “duro” y aunque “es cierto que se abre una pequeña ventana, seguimos con el distanciamiento social”, en palabras de Illa. Las autoridades defienden que la medida ya se aprobó con este horizonte temporal concreto y “con un objetivo que se ha cumplido: descargar la presión asistencial hospitalaria”. Por su parte, la portavoz de Sanidad, María José Sierra, ha apuntado a que el escenario de las dos primeras semanas, cuando estos mismos sectores que vuelven el lunes estaban trabajando, “ha sido efectivo” y “por los modelos y datos que tenemos, vemos que esta tendencia va a continuar”.