Víctor Moreno es documentalista. Quizá por eso necesita repasar sus palabras, darles el significado exacto. Y más cuando tiene que hablar del conflicto que le enfrenta con el principal banco de España: el Santander. El objeto de la pugna es su largometraje Edificio España, en el que ha retratado las obras de derribo del interior de la mítica torre madrileña. Una vez que el filme se había estrenado y había participado en tres importantes festivales, el banco, dueño del edificio, se acogió a una cláusula por la que podía vetar la película si la consideraba lesiva para sus intereses. Pero un año y medio después de aquel burofax que impide que el documental pueda proyectarse en salas públicas o privadas, Moreno y su equipo siguen sin comprender las verdaderas razones de esa decisión, ya que en ningún momento se menciona al banco, a sus intereses o a su gestión. Así que han decidido afrontar “una pelea de David contra Goliat” al hacer público el conflicto, bajo amenaza de acciones legales por parte de la empresa de Emilio Botín. El cineasta, con una prometedora carrera y varios premios en su haber, asegura que el suyo es sólo un ejemplo de la clase de sociedad en la que vivimos e invita a reflexionar sobre la necesidad de “hablar sin miedo”.
¿Qué significa Edificio España en tu carrera y en tu vida?
Para mí ha sido un antes y un después. El proceso de filmación fue una lección de humanidad en todos los sentidos. Compartir aquel periodo de transformación de un espacio tan inmenso con todos los trabajadores y con quienes se vieron involucrados en su proceso me cambió profundamente. Aprendí valores que aún me acompañan y que están reflejados en la película, que es muy coral y muy humana.
Como cineasta reafirma mi idea del cine; la de “estar” en un lugar y registrar su intrahistoria, esos momentos cotidianos que pasan desapercibidos pero que están cargados de contenido. En este caso se trataba de hacer una película muy física, donde el trabajo tuviera una presencia muy importante dentro de un espacio cuya memoria se iba diluyendo. Para mí el proceso de rodaje significó reafirmarme en esa convicción: que el cine es un modo de retratar lo que está aquí y lo que se pierde, pero también una manera de estar en un lugar y con la gente que lo ocupa; un compromiso con el día a día que pasamos juntos. No había intención de ir en contra del edificio ni contra sus dueños ni, por supuesto, sus trabajadores. Después, con el proceso que ha sufrido la película y el conflicto con la imposibilidad de que se vea públicamente, mi vida y la de las personas que me rodean, ha cambiado. Hemos tenido que aprender de muchos aspectos que desconocíamos.
¿Cuando firmaste la cláusula que le permite al banco parar tu película, pensaste en algún momento que eso podía pasar?
Nunca, máxime cuando el banco se reservaba la opción de rescindir la autorización de rodaje en cualquier momento. Estaba muy tranquilo, ya que siempre hice lo que dije que iba a hacer: un registro del proceso de remodelación integral del Edificio España. Aparentemente todo les parecía bien, hasta que cambiaron de opinión. Como digo, mi intención fue siempre grabar el proceso de transformación de uno de los edificios míticos de Madrid. Dado que eso es lo que yo estaba haciendo, no me paré a pensar que podrían recurrir a esa cláusula.
¿Qué crees que puede haber molestado a la empresa de tu documental?
Eso lo tienen que decir ellos, porque su lógica está muy lejos de mi realidad. Debían dar razones justificadas para frenar la película y, a día de hoy, lo único que hemos recibido es que apelan a procesos comerciales con el Edificio para no autorizarnos. Los procesos comerciales con el Edificio España ya existían en el año 2007 cuando empecé a grabar. Por eso, desconozco cuáles son las verdaderas causas justificadas para frenarlo.
¿Crees que técnicas legales como estas atentan contra la libertad de expresión?
Este es un tema muy complicado que exigiría una respuesta de varias páginas. No debemos banalizar o tomarnos a la ligera –ni siquiera cuando estamos metidos en una situación como la nuestra– cuestiones como libertad de expresión, democracia... Yo siempre he pensado que una sociedad con libertad de expresión es una sociedad más justa y democrática. Al menos sirve para generar dialéctica y entender las situaciones en sus complejidades. Me gusta escuchar (quizás por eso soy documentalista) y, por supuesto, también hablar, expresarme. Para mí coartar la libertad de expresión significa utilizar una fuerza de manera desmesurada para impedir que algo se conozca o que una opinión se escuche. Dicho eso, insistiría en que yo siempre grabé lo que había acordado con el banco.
¿Cómo puede un documental como el tuyo afectar al principal banco de España? ¿A qué crees que pueden temer?
Sinceramente no lo sé. Desgraciadamente, un documental de creación tiene una distribución limitada, basada esencialmente en festivales, muestras y alguna sala. Desde que recibimos el requerimiento, no paro de darle vueltas y sigo sin entender cómo es posible que estas exhibiciones puedan inquietar a una corporación como el Banco Santander. Creo que para el Banco –igual que para mí– es mucho peor la situación que poco a poco se está creando.
¿Cómo te ha afectado como creador y en tu carrera que el documental lleve un año y medio sin poder exhibirse?
Me ha afectado muchísimo tanto a nivel personal como laboral. Por suerte tengo a mi pareja, a mi familia, amigos y muchos cineastas nacionales e internacionales que están muy cerca, y eso me ha permitido ver la parte más positiva de la situación. En lo profesional ha sido terrible, porque hemos dedicado cinco años de nuestra vida a algo que creíamos que de verdad tenía interés, y la respuesta que estaba teniendo en festivales de todo el mundo así lo demostraba. A la película y, evidentemente a todo el equipo que la hicimos, nos ha hecho un daño irreparable. En todo caso, como cineasta, debo decirte que esta experiencia me ha reafirmado en mi convicción de hacer cine de lo real ya que lo considero imprescindible para reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos.
¿Cómo lo ha vivido tu grupo de trabajo en la película?
Para todo el grupo ha sido durísimo, igual que para mí. Piensa que en este tipo de películas de tan baja producción las personas trabajan con pocos medios pero creyendo mucho en el proyecto, con mucha ilusión. La gratificación es que la película se vea y tenga respuesta. Y eso también ha sido doloroso para mi ya que he sido testigo de cómo esta ilusión se les arrebataba. Trabajar por algo que luego no se permite ver. Pero lo positivo es que la mayor parte de ellos han estado de forma continua apoyando.
¿Crees que tu caso forma parte de un modus operandi de las grandes empresas españolas?
No hace falta recordar que una gran parte de la historia de España para comprobar que es un país que se ha construido a partir del silencio y la oscuridad. No digo todas, pero sí creo que bastantes han sido herederas de dicha tradición e igual la tienen incorporada inconscientemente. Lo que realmente me preocupa es que en este tiempo de privatizaciones donde se está gestando nuestro futuro a corto y largo plazo, esa tradición se ejerzaes sobre los pilares fundamentales de nuestra democracia.
¿Cómo se pelea contra el Goliat de las corporaciones?
Gracias a medios como ustedes, al apoyo de mucha gente que nos acompaña, a una fuerte convicción moral... Sin estos pilares hubiera sido imposible dar el paso. Y lo hemos hecho porque consideramos que, en este duro momento que vivimos, una sociedad como la nuestra debe conocer este tipo de situaciones. Se hace necesario hablar sin miedos.
¿Cómo te sientes pensando que el hecho de que no hayas llegado a un acuerdo con el Santander puede traerte a la larga consecuencias legales (y económicas)?
No entiendo por qué podría traer algún tipo de consecuencias legales o, por supuesto, económicas. Tan sólo estoy ejerciendo mi libertad de expresión.
¿Por qué crees que la gente tendría que ver Edificio España?
Considero que es un testimonio único de la historia reciente de nuestro país. Se trata de una película muy física donde el trabajo tiene una presencia muy importante dentro de un espacio cuya memoria se va diluyendo. Una obra muy coral y humana registrada en un periodo histórico donde la situación del país dio un giro radical e irreversible. Digamos que estuve en el momento oportuno y en el lugar indicado.