España y Rusia han firmado un convenio sobre adopciones internacionales que debería desbloquear el caso de 160 niños y niñas rusos que esperaban reunirse con sus futuros padres adoptivos a los que ya habían conocido en un primer encuentro en su país de origen –preceptivo en el proceso–. Las adopciones quedaron en suspenso en julio de 2013 porque el Tribunal Supremo ruso exigió convenios bilaterales con los países que admitieran las uniones homosexuales. El Gobierno de Vladirmir Putin no quería permitir que esas parejas adoptaran.
España se ha convertido así en el primer estado que se amolda a las exigencias rusas para rubricar el convenio. El Ejecutivo de Putin debe poner en marcha otros similares con países como Israel o Nueva Zelanda, que reconocen de alguna manera las uniones entre personas del mismo sexo.
Rusia ha podido utilizar en España la baza de este grupo de menores –y la angustia de los padres– para forzar un documento que consagre la discriminación de homosexuales –y, de paso, de los solteros– a la hora de optar a la acogida de niños y niñas rusos. Tras la rúbrica del ministro de Exteriores José Manuel García-Margallo y el viceministro de Educación ruso Veniamin Kaganov, el ministerio ha evaluado que este texto permite “el encaje entre ambas legislaciones ”que presentan diferencias notables, de manera que las familias españolas puedan seguir adoptando en Rusia según los requisitos legales rusos“.
Esos requisitos legales, descritos por el Ministerio de Ciencia y Educación ruso incluyen la prohibición de ser padres adoptivos “a las personas del mismo género cuya unión es reconocida como matrimonio según la legislación de sus estados”. Con lo que se discriminan los matrimonios homosexuales legales en España. Y, además, “ciudadanos de esos países que sean solteros”. Para cerrar la puerta a una adopción monoparental que sirviera a una pareja homosexual no casada. En Rusia rige una ley que impide la oficialmente denominada “propaganda” gay.
“Era una negociación entre la espada y la pared”, ha contado a eldiario.es Ronny de la Cruz, vicepresidente del colectivo de gays y lesbianas COGAM. Este activista cuenta que “ha habido debate interno porque, es evidente que hay una discriminación en ese convenio pero, al mismo tiempo, ¿quién sabe en qué condiciones viven esos niños y niñas?”
En ese sentido, Adolfo García, de la Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la Adopción y la Acogida CORA –y que también es padre adoptivo– explica que la situación de esas familias que ya visitaron a los menores “era desesperada porque cuando viajas y ves al niño, ya es como si fuera tu hijo. No se entiende de plazos”. Además de los pequeños que tenían progenitores asignados, otras 600 parejas españolas estaban a la espera de este texto para proseguir con sus solicitudes.
COGAM “ha tenido un debate interno sobre este asunto porque los derechos del menor a tener una vida mejor están ahí”, reflexiona De la Cruz. “Nos gustaría que se eliminase la discriminación pero quizá sea mejor que una familia tradicional española los adopte antes de que vivan no sabemos cómo”, remata. Sin embargo, la Federación Española de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales (FELGT) no comparte esta postura intermedia: “Nos preocupa la visión discriminatoria que tienen la mayoría de los estados, que están ciegos al bienestar que las familias diversas pueden proporcionar a los menores”, ha comentado su vocal de Igualdad, Isabel Gómez. La FELGTB analiza que “España se muestra así cómplice con las políticas discriminatorias”.
Rendir cuentas del estado de los niños
El convenio debe ser ratificado tanto por los diputados españoles en el Congreso como por la Duma rusa para que se convierta en firme. “Confiamos en que esta firma permita no sólo acelerar los trámites en curso de adopción en Rusia sino también que se inicien cuanto antes expedientes bajo la cobertura jurídica apropiada”, recalca Exteriores. Porque este país es el origen de la mayoría de adopciones internacionales españolas. Desde 1999 han sido 12.000 (10.000 de ellos todavía menores de edad hoy en día). En 2013 llegaron 354 niños y niñas a pesar de las restricciones aunque fueron menos que los 479 de 2012.
Con la aceptación de la condiciones diseñadas por Rusia, este país tendrá derecho a la “supervisión de la forma de vida y educación” de los pequeños que vivieran en España. Se reclama un informe sobre “estado de salud, desarrollo emocional, educación...” llevado a cabo por una “agencia o autoridad extranjera competentente en el territorio de acogida”. Rusia pide informes cuando los niños cumplan dos, cinco, 11, 23 y 35 meses. Una de la preocupaciones de este estado es que algún menor adoptado pudiera salir de la nueva familia y ser re-adoptado por parejas homosexuales.