“Santo Padre, por el bien de la Iglesia, anule Fiducia Supplicans”. Así se titula la campaña que, a través de la plataforma change.org, lanzaron hace una semana un grupo de curas de Toledo, Cádiz y Madrid en contra de la posibilidad de que la Iglesia católica bendiga a parejas en situación ‘irregular’ (matrimonios civiles, parejas de hecho o uniones de personas del mismo sexo).
En este tiempo se han recabado 11.000 firmas, pero sus responsables, azuzados por los medios de los sectores más ultraconservadores de la Iglesia católica, han colocado la campaña como punta de lanza de un ataque –sin parangón en la historia reciente de la Iglesia católica– contra el Papa Francisco y sus colaboradores. En el centro de la diana, el prefecto de Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, al que señalan tras desempolvar un libro escrito en 1998 por el entonces cura de barrio y que incluía conversaciones con jóvenes matrimonios sobre la importancia del sexo y el placer en la vida de la pareja. Un elemento, el del sexo, que siempre aparece, como una obsesión, entre los rigoristas católicos.
Se trata de un ataque orquestado desde dentro de la institución, con relevantes apoyos públicos, entre ellos, viejos enemigos de Bergoglio como los cardenales Sarah y Müller, que tacharon el documento firmado por el Papa de “herético” y “blasfemo”. Pero la ofensiva tiene su epicentro en España. Obispos como Munilla o Sanz han cargado con dureza contra un texto que consideran “contrario a la Fe y la Tradición católicas” ante el –curiosamente, o tal vez no tanto– el significativo silencio del resto de prelados españoles.
Hasta la fecha, únicamente un cardenal español, el arzobispo de Madrid, José Cobo, se ha posicionado claramente a favor de la declaración de Doctrina de la Fe. “En Madrid vamos a aplicar totalmente la doctrina del Papa, y por eso vamos a aplicar Fiducia supplicans con la intensidad que merece y pide el documento, y quien no esté de acuerdo, le invito a que lo lea”, declaraba el purpurado a preguntas de elDiario.es.
Este jueves, en un foro organizado por el Club La Opinión de Zamora, otro obispo cercano a Bergoglio, Fernando Valera, mostraba su “perplejidad” ante los ataques al Pontífice, especialmente desde el interior de la Iglesia. “No entiendo esas críticas, que no buscan intereses buenos. Francisco es, sin duda, un bien objetivo para esta humanidad, no solo para los cristianos, y el mal se revuelve contra el bien”, lamentó el obispo de Zamora.
Promotores de la campaña
En Madrid, Cobo tuvo que llamar al orden a algunos curas que aparecían como promotores de la campaña contra el Papa, y forzarles a que retiraran su nombre de los organizadores (no así del apoyo al texto), algo que también se vio obligado a hacer, en una nota pública, el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro. No así el obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, uno de cuyos sacerdotes, Antonio Diufaín (antiguo ecónomo de la diócesis) era el principal promotor de la recogida de firmas. Sea como fuera, estos curas han desaparecido por completo del texto, que ahora promueven un centenar de seglares.
El resto de obispos españoles no ha dicho una sola palabra, al menos en público, sobre la polémica, lo que contrasta con otros episcopados vecinos, como el portugués o el francés, que han emitido notas conjuntas avalando la bendición a parejas y defendiendo al Papa Francisco. Algo similar han hecho otros grandes episcopados, como el alemán, el irlandés, el mexicano o el estadounidense. Incluso el arcipreste de la basílica de San Pedro en el Vaticano, el cardenal Gambetti, anunciaba este jueves que el mayor templo del cristianismo estaría dispuesto a acoger este tipo de ceremonias, si bien por el momento nadie había solicitado dicha bendición.
¿Por qué este silencio en la Conferencia Episcopal española? Más aún cuando buena parte del episcopado de nuestro país ha estado reunida en ejercicios espirituales. “Resulta asombroso, pero es así”, admite un obispo presente en dichos ejercicios, en los que no se ha planteado una toma de postura conjunta en defensa del Pontífice. “Sería conveniente, no solo por fidelidad al Papa, sino porque buena parte de la ‘revuelta anti-Papa’ viene de España, y algo tendríamos que decir los obispos”. La cercanía de las elecciones a la presidencia de la Conferencia Episcopal –en marzo, Omella y Osoro dejarán la cúpula episcopal y los conservadores se posicionan para desalojar a los obispos cercanos al Papa– y la profunda división entre los obispos hacen, a día de hoy, inviable un comunicado conjunto.
Más allá de la situación española, la declaración vaticana sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo y en situación ‘irregular’ ha vuelto a dar alas a los sectores más conservadores de la institución, hasta el punto de poner en riesgo la figura del actual prefecto de Doctrina de la Fe (y considerado como el ‘teólogo del Papa’), Víctor Manuel Fernández, quien ha llegado a denunciar amenazas físicas contra su persona. “Te destruiremos”, es la advertencia que le ha llegado al cardenal argentino hasta en tres ocasiones desde la publicación del texto.
Las críticas de los más conservadores han llegado hasta tal punto que la Iglesia de África en su conjunto ha emitido un documento en el que, dejando claro su “adhesión inquebrantable” al Papa, pide permiso para no aplicar Fiducia supplicans y, por tanto, no bendecir a parejas del mismo sexo en el continente, apelando a cuestiones culturales y recalcando que “no pueden aplicarse en África sin exponerse al escándalo”. La batalla, algunos dicen que el cisma, parece evidente. Y el epicentro de la polémica está en España.
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