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COVID-19

España se estanca en el descenso de la curva y los expertos temen que derive en un repunte como el de Europa

El descenso precipitado de la tercera ola ha ralentizado la marcha. Si a mediados de febrero los casos de COVID-19 en España bajaban a un ritmo del 39,5% y la semana pasada al 23%, ahora lo hacen a un 11%, con algunas comunidades estancadas y otras mostrando un ligero repunte. No es un dato extraño, puesto que la última parte de la curva es la más difícil de doblegar. Aún así, nuestro país registra una tasa de incidencia de 142 casos por cada 100.000 habitantes después de haber entrado este viernes en un nivel de riesgo “medio” –menos de 150– por primera vez desde el 21 de agosto.

Si miramos hacia el exterior, esta tendencia favorable se difumina. No es solo que Europa se haya estancado, sino que los contagios avanzan con fuerza desde mediados de febrero. A pesar de las restricciones, algunos países, como Francia, se mantienen en una meseta y otros, como República Checa y Hungría, están registrando fuertes incrementos hasta acercarse a cifras de los anteriores picos de la pandemia. Italia, por ejemplo, ocupa el primer puesto entre los que más casos notifican, con más de 20.000 al día. Esta subida preocupa a los epidemiólogos y temen que afecte de alguna manera a España o, por lo menos, que refleje un futuro próximo si no se mantienen las restricciones hasta que la transmisión descienda a 50 casos por 100.000 habitantes.

“No es la evolución que nos gustaría y no nos viene bien a ningún país, ni siquiera a los que tenemos incidencias más bajas”, ha admitido este lunes Fernando Simón. El director de Alertas y Emergencias Sanitarias se ha mostrado cauteloso con el impacto que pueda tener la importación de casos desde el exterior, ya que “están viniendo extranjeros, pero lo están haciendo a cuentagotas”.

“Está por ver si lo que ocurre en Europa es lo que nos ha pasado a nosotros con retraso o es un mal adelanto de lo que nos puede pasar”, expresa Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). “En cualquier caso, es mala noticia, porque ese aumento generalizado del virus se puede trasladar a España”, reconoce. Especialmente a Madrid, que está recibiendo una cantidad importante de turistas alentados por una mayor laxitud en la hostelería y en el toque de queda nocturno. “Desde el principio hemos dado la imagen de que no nos tomamos las medidas muy en serio”, critica el epidemiólogo Quique Bassat.

Respecto a esto, Daniel López Acuña, exdirectivo de la OMS, cree que el gran problema de España es que tiene “medidas de restricción parciales para evitar el trasiego entre países europeos”. Para él, la PCR en origen es “un buen comienzo”, pero debería completarse con una cuarentena obligatoria de 10 días para aquellas personas procedentes de un territorio con alta incidencia, “que en Europa ahora mismo son la mayoría”. Para Usama Bilal, investigador de la Drexel University de Philadelphia, la PCR en origen es “como pretender tapar la luz del sol con un dedo”. Los expertos desconfían, pues se pueden dar casos en los que la persona dé positivo días después. “El riesgo de la entrada de asintomáticos es alto”, señala López Acuña.

“Es importante lo que ocurre en Europa porque compartimos contexto, hemos visto que hay una sincronía entre todos los países y que las situaciones se van reflejando”, defiende Bilal. En su opinión, es esperable que haya un aumento de la transmisión según los territorios empiecen a desescalar. “La bajada posnavideña se ha estancado”, advierte. Una previsión que ha sido corroborada este lunes por Fernando Simón, que ha añadido que “en los próximos días podemos esperar un descenso muy, muy lento”.

No obstante, las curvas de las comunidades autónomas se comportan a un ritmo desigual. Andalucía y Canarias han experimentado un ligero repunte de incidencia respecto al viernes: la primera pasando de 131 a 132, y la segunda de 109 a 110. En menor medida, Catalunya y Asturias han registrado una subida de casos puntual que no se ha reflejado aún en los datos a 14 días. Por su parte, Ceuta y La Rioja se han estancado. “Son las oscilaciones normales dentro del periodo valle, igual que ocurre en el periodo de pico”, ha tranquilizado Simón. Sin embargo, también ha dicho que “hay que aplicar las medidas con mucho celo” porque el riesgo de que curva se dispare “es importante”. 

“Me temo que vamos derechitos a una cuarta ola, o por lo menos a una marejada, que es lo que pasa cuando se renuncia a conseguir cero infecciones”, prevé Quique Bassat. “Si relajas medidas y abres compuertas cuando la incidencia es alta, va a haber repuntes. La única manera de que esto no ocurra es llegar hasta 25 casos por 100.000 habitantes”, comparte el exdirectivo de la OMS López Acuña. “La tasa de incidencia ahora es 10 veces más que en la desescalada de junio, así que tenemos todos los ingredientes de la subida”, añade.

Razones sin consenso: desescaladas precipitadas y variantes

Las razones del aumento con fuerza de los contagios en Europa y del estancamiento en España son variadas, según los epidemiólogos consultados. López Acuña apuesta por la cada vez más predominante variante británica. “Lo que ha ocurrido en Europa es la penetración creciente y dominante de esta cepa”, asegura. “Los lugares con repuntes tienen una presencia de las variantes más contagiosas”, dice Bassat. En cambio, Simón lo ha matizado este lunes a la hora de analizar la situación nacional: “En algún territorio puede tener algo que ver, pero no sería coherente achacárselo al ritmo de todo el país”. “No creo que sea el factor más relevante a la hora de explicar los aumentos y descensos”, piensa también Pedro Gullón.

En cambio, en lo que coinciden todos es en que una relajación precipitada puede remitir a los peores momentos de la tercera ola. “Hay que ser extremadamente cautos y que no nos ocurra lo que pasó en Navidad”, pide Gullón. El miembro de la SEE se refiere al cambio de tendencia que se atisbó en diciembre -parecida a la actual- sin que se llegase a tomar en consideración. “Sumas el efecto de un evento ultracontagiador y el resultado es que los contagios se multiplican”, explica, diferenciando aún así entre la Semana Santa y las festividades navideñas. “Quizá habría que dar marcha atrás con alguna desescalada, que no se ha hecho nunca, pero evitaría que se repitan las cadenas de transmisión”, apuesta el epidemiólogo. Aunque comparte el mismo criterio, Bassat piensa que esto “sería absolutamente impopular”. 

“Estamos cruzando líneas rojas que antes ni nos planteábamos”, asevera. El epidemiólogo catalán se confiesa atemorizado por la idea de las autoridades de “preferir convivir con el virus antes que terminar de atajarlo”. Por su parte, Bilal cree que, al contrario, “no podemos ignorar las medidas que la gente ha adoptado de forma orgánica como el uso de la mascarilla, cierta distancia o el teletrabajo”. En su opinión, aunque las restricciones se levanten o se impongan con mayor ligereza, “hay un grado basal de protección”. Por eso, aunque da por hecho que se nos viene una cuarta ola, “va a ser más suave, va a afectar a menos gente y no va a colapsar el sistema sanitario como habíamos visto hasta ahora”.

Fe de errores. En la información inicial se indicaba que la subida de casos en Europa era “en vertical”. Una vez recalculada la serie se puede ver que los contagios crecen pero la tendencia no es tan brusca como la dibujada anteriormente. Esta nueva serie también se ha revisualizado en el gráfico de regiones.

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