España embotella más agua que nunca a pesar de la obligación de ofrecerla del grifo

Raúl Rejón

31 de marzo de 2024 22:02 h

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En España se está embotellando más agua mineral que nunca. Lejos de que la obligación legal de ofrecer agua del grifo en la hostelería haya menoscabado el sector, en 2022 se batió el récord histórico al envasarse casi 8.700 millones de litros, según la estadística del Instituto Geológico y Minero. Son 580 millones más que el año anterior y un 4,8% más que el pico previo marcado en 2019.

Cuando en junio de 2020 se hizo público al anteproyecto de ley de Residuos que incorporó la idea de que los establecimiento debieran ofertar agua del grifo para intentar reducir el número de botellas de plástico, la patronal de las aguas embotelladas, Aneabe, salió a protestar: “Se perjudica a un sector muy comprometido con el cuidado de la naturaleza”.

La ley llegó finalmente al BOE en abril de 2022 y la norma decía que “al objeto de reducir el consumo de envases de un solo uso, las administraciones públicas fomentarán el consumo de agua potable en sus dependencias” y, con el mismo fin, “en los establecimientos del sector de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria”.

En ese momento, Aneabe volvió a insistir en que la medida suponía una “banalización” que les perjudicaría y “sin ninguna justificación medioambiental”. En su opinión, esa oferta estaba ya “ampliamente instalada en la sociedad porque a nadie se le niega un vaso de agua del grifo”.

También argumentaba la patronal que esta medida generaba confusión “sobre las cualidades diferenciadoras del agua mineral respecto a la de grifo”. Y abundaba: “Son totalmente distintas y no pueden compararse. La mineral es un alimento y la segunda un servicio público. Son incomparables, complementarias e irremplazables”.

Pero, a pesar de esta descripción, los datos dicen que incluso con la medida en vigor para reducir el número de botellas desechables, las empresas de agua mineral están envasando más que nunca. Esos 8.699 millones de litros son prácticamente el doble de lo que se envasaba justo diez años antes, 4.500 millones.

En ese mismo 2022, en España se consumieron unos 2.900 millones del litros de agua envasada, según el Informe de Consumo Alimentario en España del Ministerio de Agricultura. Era un poco menos que en 2021 (-2,3%), pero un 5,6% más que en 2019. Ese volumen tuvo un valor de 630 millones de euros (un 0,5% más que el año anterior y un 7% por encima de 2019).

Cien veces más cara

Lo cierto es que España es una potencia consumidora de este sector. Está entre los 20 países del mundo donde más agua envasada se consume per cápita y más gasta por persona en esa bebida, según un estudio global del ONU. El precio medio de un litro de agua embotellada en 2022 fue de 0,21 euros, según el Ministerio de Agricultura. La tarifa media en España de un litro de agua del grifo está en 0,0019 euros. Es decir, el agua en botella es, de promedio, unas cien veces más cara.

La medida de ofertar agua del grifo se pensó para recortar el número de envases –sobre todo de plástico– que va aparejado a este consumo. Para reducir, en definitiva, las botellas desechadas que se convierten en basura de plástico.

Sin embargo, las embotelladoras de agua subrayan que son un sector comprometido con la sostenibilidad y el medio ambiente. En sus memorias afirma que “el sector emplea envases 100% renovables” y que “se recuperan 9 de cada 10 botellas de PET puestas en el mercado, según Ecoembes”. El PET es un tipo de plástico que, como todos, proviene del petróleo –un combustible fósil–.

La memoria de Ecoembes informa de que en 2021 se reciclaron el 89% de los 1,8 millones de toneladas de envases de tetrabrik, papel, cartón o plástico que la entidad –compuesta por las empresas embotelladoras, fabricantes de plástico y distribuidores– debe gestionar y sufragar por ley. La organización no se hace cargo de envases comerciales o industriales. Pero, de manera más general, en España los envases mezclados generados en 2021 sumaron 889.000 toneladas de las que se reciclaron 553.000. Algo más del 60%, según la memoria del Ministerio de Transición Ecológica.

El impacto ambiental

Por otro lado, organizaciones ambientalistas advierten de los impactos que genera esta industria a los ecosistemas. “Un litro de agua mineral requiere cinco litros de agua en su proceso de fabricación, incluida la refrigeración para la energía eléctrica”, informa Greenpeace. Ecologistas en Acción insiste en que “el reciclaje no puede solventar con eficacia la magnitud de residuos”.

El Instituto Universitario para el Agua, el Medio Ambiente y la Salud de la ONU (Inweh) realizó un informe en 2023 sobre los impactos y tendencias del agua embotellada. Allí hablaba, por ejemplo, de que las captaciones de agua, “aunque son pequeñas en comparación con los grandes consumidores como la agricultura de regadío, pueden tener impactos significativos a nivel local”. Y también llamaba la atención sobre el problema de la basura generada “que no se recicla sino que acaba en vertederos”.

Con todo, el trabajo de la ONU tiene un enfoque mundial. Sin embargo, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) sí ha puesto el foco en España. Más concretamente en la ciudad de Barcelona. Su trabajo –de julio de 2021– concluyó que el impacto ambiental de beber agua embotellada en la capital catalana era muchísimo mayor que si se consumía del grifo.

La investigación afirmó que el daño a los ecosistemas y a la disponibilidad de recursos de ese consumo podía llegar a ser 1.400 y 3.500 veces mayor respectivamente. “Si toda la población de Barcelona decidiera cambiar al agua embotellada la producción requerida tendría un peaje de 1,43 especies perdidas por año y un costo de 83,9 millones de dólares”, concluyó.

Más recientemente, en enero de este año, un estudio publicado por la Universidad de Columbia reveló que un litro de agua embotellada podía contener hasta unas 240.000 nanopartículas de plástico. “Los nanoplásticos son tan pequeños que, a diferencia de los microplásticos, pueden pasar a través del intestino y los pulmones. Pueden invadir células”, describieron los investigadores.

Estos nanoplásticos se producen ya que el material no se descompone en partículas más benignas (como pasa con la materia orgánica), sino que se divide y redivide en partículas cada vez más pequeñas, pero con la misma composición química.

Esta fuente de contaminación había sido poco estudiada. “Los estudios de toxicidad hasta ahora estaban imaginando qué había. Ahora se ha abierto una ventana por la que mirar a un mundo que no había sido expuesto”, resumió uno de los autores, Beizhan Yan.