Desplome generalizado en PISA. Excepto en algunos países asiáticos, los resultados de los escolares de 15 años han caído más de lo esperado, en opinión de algunos analistas, entre 2018 y 2022 –pandemia mediante– en las tres áreas de estudio: matemáticas, lectura y ciencias.
Singapur, Irlanda, Japón y Corea son los reyes en esta edición, marcada por el cierre escolar de 2020 en todo el planeta, mientras los hispanoamericanos Colombia, Costa Rica y México cierran las tablas.
El descenso registrado en la UE y la OCDE es de 20 y 17 puntos en matemáticas, principal área que se ha evaluado esta edición, una caída equivalente a un curso entero (esta edición son 20 puntos, otros años eran 30). Algo similar sucede en ciencias y en lectura.
Esta caída ha permitido que España se sitúe por primera vez en la media europea en todas las categorías porque sufrió algo menos que el resto, aunque presenta también los peores resultados de su historia.
La OCDE ha explicado este martes que la pandemia no es responsable de toda la caída registrada. “Hay una serie de evidencias que sugieren que la Covid intensificó una trayectoria negativa que venía desde antes”, ha comentado Daniel Salinas, analista de la organización. “Hay más escasez de recursos humanos en las escuelas a las que asisten los estudiantes más desaventajados. También hay mayor escasez de recursos materiales y pedagógicos en estas escuelas. En promedio, en la OCDE no se están destinando más recursos donde se necesitan. Es quizá un área en la que las políticas educativas podrían mejorar”, ha aventurado Salinas.
La organización también señala entre los motivos del descenso en los resultados que las familias cada vez se implican menos en la educación de sus hijos, y Salinas ha añadido durante la rueda de prensa de presentación una serie de cuestiones: diversificar el gasto es mejor que aumentarlo de manera lineal, invertir en educación temprana y diseñar una carrera docente atractiva, con posibilidades de desarrollo y bien remunerada, una reivindicación histórica de los sindicatos españoles.
“España es el cuarto país de los 27 de la Unión Europea con menor impacto de la pandemia en los resultados PISA”, valora Xavier Martínez-Celorrio, profesor de Sociología de la Universidad de Barcelona. “Ha bajado ocho puntos respecto al 2018. Pero Holanda, Alemania, Finlandia, Francia, Suecia o Portugal han bajado entre 21 y 27 puntos”, tercia.
Pese a estos deméritos ajenos y méritos propios –“la pandemia estuvo mejor manejada a nivel escolar”–, Lucas Gortázar, director de Educación de EsadeEcPol, recuerda que “es el peor resultado de la serie”. Lo mismo sucede con carácter general por todo el globo. En términos numéricos, es “el peor PISA de la historia”, aunque hay excepciones como Japón, que han conseguido mejorar.
Este analista aventura una explicación y recuerda que el examen se hizo en marzo de 2022, coincidiendo con la explosión de la variante Ómicron de la COVID-19. Esta cepa fue la más contagiosa del coronavirus y, aunque era menos mortal, se extendió con rapidez. “Esta cohorte pasó la pandemia en 2º de la ESO. Se han comido todo el comienzo de la adolescencia en pandemia, y a todos los niveles son personas menos desarrolladas, con menos herramientas, más retraídas y con dos años clave en su desarrollo y formación casi parados”, reflexiona.
También advierte Gortázar de que precisamente por el contexto pandémico esta edición de PISA es una anomalía y que es probable que los resultados, sobre todo los más extremos para bien o para mal (por ejemplo una reducción de la repetición del 28% al 22%), se corrijan en la siguiente prueba, por lo que invita a tomarse los datos con relatividad.
El mismo patrón por comunidades
Frente a las caídas generalizadas de dos cifras, con alguna excepción, España bajó hasta una puntuación de 473 puntos en matemáticas, solo ocho puntos, hasta 477 en lectura (tres puntos menos) e incluso consiguió subir en ciencia para quedarse en 485 (suma dos puntos).
Por comunidades autónomas, siempre dentro de la misma tendencia bajista, se mantiene el patrón de ediciones anteriores de PISA: el norte destaca sobre el sur. Castilla y León, Cantabria y Asturias ofrecen los mejores resultados globales.
El informe también refleja la cierta equidad del sistema español. La diferencia entre los resultados del alumnado que mejor rinde y el que menos lo hace se sitúa por debajo de la media europea (120 puntos en España frente a los 132 europeos) y todas las comunidades se manejan en la media o por debajo excepto La Rioja y Cataluña, que según este indicador –que la propia OCDE asume que puede ser problemático, pero es el que ofrece– es la comunidad española más desigual.
Las diferencias entre comunidades también se aprecian cuando se evalúa el rendimiento del alumnado por grupos. Mientras España como país aguanta la comparación con las medias UE y de la OCDE –tiene un reparto similar de los jóvenes entre los seis grupos de rendimiento identificados, con algún estudiante brillante menos, pero también menos entre los peores–, el siguiente cuadro permite separar el rico norte del menos rico sur, que ve cómo se agrandan los grupos de menos rendimiento y se empequeñecen los mejores estudiantes.
PISA 2022 (el año que se hicieron los exámenes) también refleja la ya clásica brecha de género en los estudios, con la peculiaridad de que al medir dos materias científicas los chicos salen mejor parados que las chicas, cuando habitualmente ellas rinden más. Sin embargo, para el caso aplicado ellos salen mejor o igual en matemáticas (478 puntos frente a 468 puntos, tanto en España como en la OCDE y la UE) y Ciencias (aquí en España destacan algo, las medias UE y OCDE son la misma) mientras las chicas golean en lectura (487 frente a 462 puntos).
La OCDE advierte en su informe de los problemas que puede generar esta disparidad, que por otra parte reconoce habitual en PISA. “Los varones rezagados y que carecen de competencias básicas en lectura pueden encontrar dificultades para acceder a una educación superior, a puestos deseables en el mercado laboral y a un pleno desarrollo personal. Del mismo modo, la subrepresentación de las chicas entre el alumnado de rendimiento alto en ciencias y matemáticas puede explicar, en parte, la persistente brecha de género en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), que a menudo se encuentran entre las profesiones mejor pagadas”.
Lo privado rinde más... descontado el efecto renta
PISA analiza también la diferencia entre el alumnado de centros privados y públicos, con una clara ventaja para lo privado (entre 28 y 18 puntos de media, casi un curso entero, según la categoría). En España, el alumnado de la red estatal se deja 35 puntos. El mismo patrón se da en el análisis equivalente entre comunidades autónomas. Excepto en algunos casos puntuales (Aragón y Galicia, por ejemplo) los privados salen mejor en la prueba, diferencias que en el caso de Ceuta y Melilla están en torno a los 50 puntos.
El informe recuerda que para esta cuestión impacta el Índice Social, Económico y Cultural (ISEC) del alumnado y sus familias, bajo el axioma de que el mejor augurio del rendimiento escolar de una persona es su situación sociocultural. Pese a ello, descontado este efecto, explica la OCDE, el estudiantado sigue rindiendo “significativamente” más en lo privado: 19 puntos, dos trimestres. La brecha se cierra, pero no del todo.
Un 6,5% del alumnado español se considera habitualmente acosado, frente a la media del 8,3% de la OCDE. Los países asiáticos y europeos (y las comunidades autónomas) que mejores resultados obtienen en los exámenes presentan tasas de acoso más bajas
Por último, la OCDE también mide el bienestar del alumnado a partir de varios indicadores, como el nivel de acoso escolar en un país, el sentido de pertenencia al centro del alumnado y cómo se relaciona con el profesorado o la ansiedad que le generan las matemáticas.
España ha salido históricamente bien parado en estas cuestiones (no en la ansiedad matemática) y esta edición no es una excepción. El país obtiene mejores resultados frente a las medias de la UE y la OCDE tanto en acoso como en el sentido de pertenencia al centro.
En el primer caso un 6,5% del alumnado español se considera habitualmente acosado frente a la media del 8,3% de la OCDE. Correlación o causalidad, en este apartado se repiten los resultados del rendimiento académico, tanto internacionalmente como dentro de España: los países asiáticos y los países europeos y comunidades autónomas que mejores resultados obtienen en los exámenes son los que presentan tasas de acoso más bajas.
Esta cohorte pasó la pandemia en 2º de la ESO. Se han comido todo el comienzo de la adolescencia en pandemia, y a todos los niveles son personas con menos herramientas, más retraídas y con dos años clave en su desarrollo y formación casi parados
El sentido de pertenencia al centro afecta también al rendimiento escolar, explica la OCDE, porque “los estudiantes que sienten que pertenecen a la escuela y pueden contar con relaciones de apoyo, atención y confianza, son más sanos y más capaces de aprender”. Y elabora esta afirmación con ejemplos: “Muchos estudiantes faltan al centro educativo o llegan tarde porque carecen de un sentimiento de apego o pertenencia a la escuela” cuando “el absentismo escolar y llegar tarde pueden tener efectos adversos en el estudiante como individuo y también en el entorno de aprendizaje del centro escolar”.
España sale muy bien en este apartado, cuenta PISA. En este apartado el país es podio mundial, solo detrás de Austria y Suiza.
Pero también “presenta diferencias estadísticamente significativas en todas las desagregaciones del índice”. Esto es, más allá de que la cifra general es buena, hay colectivos más integrados y otros menos. Por género la diferencia entre chicas y chicos es de 0,25, indicando que los chicos tienden a experimentar un mayor sentido de pertenencia al centro educativo que las chicas; por renta la diferencia entre los grupos favorecidos y desfavorecidos es de 0,31 puntos, es decir, el alumnado favorecido presenta un mayor sentido de pertenencia que el desfavorecido; el dato por inmigración presenta una diferencia de 0,32 puntos, lo que evidencia que los nativos experimentan un mayor sentido de pertenencia al centro que los inmigrantes.