El riesgo de transmisión del coronavirus ya es “bajo” en España. Dejamos atrás las cinco olas de la pandemia, que los expertos auguran que no se repetirán tal y como las conocimos, aunque el virus seguirá presente.
Este gráfico muestra la evolución media de casos, muertes, hospitalizaciones e ingresos a UCI respecto al máximo registrado en la pandemia. Los datos sólo incluyen las personas con COVID-19 confirmado con una prueba diagnóstica.
En la primera ola fallecieron cerca de 30.000 personas con prueba positiva de COVID-19, pero según cálculos del INE fueron muchas más. Un tercio murieron en residencias o en casa, lo que demuestra la tensión extrema que soportó el sistema sanitario. Solo los casos más graves se diagnosticaron.
El verano de 2020 fue un oasis que, sin darnos mucha cuenta, fue calentando un nuevo estallido de casos. Desde la entrada a la ‘nueva normalidad’ en junio hasta finales de septiembre, los contagios se multiplicaron por 35.
En otoño e invierno se encadenaron la segunda y tercera olas. Los contagios se descontrolaron en Navidad, cuando se redujeron las pruebas diagnósticas e incrementó la interacción social.
A medida que la campaña de vacunación fue avanzando, se rompió la relación entre casos y fallecidos. Aunque subieron ligeramente los contagios durante la cuarta ola, el aumento no se reflejó en la mortalidad.
Este verano los casos se dispararon sobre todo entre los más jóvenes. Sin embargo, durante la quinta ola los hospitales y las UCI no se llenaron como en las anteriores.
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