Son 19 lagos y 22 acuíferos particularmente prístinos. Sus características hacen que sea “de especial importancia” conservarlos en estado natural. Manantiales, surgencias y lagunas que serán las primeras reservas hidrológicas subterráneas y lacustres de España.
El Ministerio de Transición Ecológica planea declarar protegidas ambientalmente estas 41 masas de agua –junto a 26 nuevos tramos de ríos– por la alta calidad de las aguas y para conservar estos espacios “aún no alterados por la acción humana”.
En la lista de estas reservas hidrológicas hay nombres muy conocidos como la laguna grande de Peñalara (Madrid) o el unamuniano lago de Sanabria (Zamora). También los 200 km2 bajo tierra de los acuíferos de donde surgen los ríos Añales y Cebollón (Andalucía) o el del calar del Mundo (Castilla-La Mancha). Las nuevas reservas se distribuyen por casi todas la cuencas hidrográficas. “Es un inicio y algo es algo”, analiza Santiago Martín Barajas, de Ecologistas en Acción. Sin embargo, se muestra mucho más crítico con la propuesta para ríos: “Se queda cortísima”.
En España, un país con evidentes dificultades hídricas, existe una herramienta para proteger ambientalmente las masas de agua mejor preservadas: estas reservas hidrológicas. Una figura introducida en el Plan Hidrológico Nacional en 2001 que no se activó hasta 2015 para tramos fluviales y seguía inédita para aguas bajo tierra y lagos naturales.
La idea es que así se otorga “una salvaguardia especial y singularizada al recurso hídrico”, es decir, al agua. Con todo, España ha ido con retraso a la hora de detectar, reconocer y blindar una red de defensa. Aunque apareciera en 2001, no se comenzó a declarar lugares concretos hasta hace siete años y solo con segmentos de ríos.
“Siempre positivo, aunque claramente insuficiente”
El plan supone sumar, en total, 931 km2 de aguas subterráneas y algo más de 14 de lagunas a los que se unen 500 kilómetros de cursos fluviales escogidos por la calidad de sus aguas. “Es un recurso natural indispensable para la vida, por lo que debe ser protegido evitando toda influencia nociva”, dice su reglamento.
Martín Barajas considera que “siempre es positivo que se declaren nuevas reservas, pero la propuesta, en cuanto a ríos, es claramente insuficiente”. Y subraya las deficiencias en las confederaciones del Ebro y el Guadalquivir. También pide “que se alarguen las reservas planeadas para los ríos Lozoya y Alberche en la cuenca del Tajo porque se han limitado al mínimo de la cabecera de ambos”.
España tiene problemas recurrentes con el agua. Tanto con la cantidad de la que dispone para satisfacer una demanda muy exigente como con el cuidado de su calidad. La Comisión Europea ha advertido del nivel de explotación de recursos hídricos que en muchas cuencas supera el “umbral de riesgo del 40%”. Además, Bruselas ha denunciado a España ante el Tribunal Europeo por la pobre depuración de las aguas residuales que vuelven a los ecosistemas, y los vertidos de la industria agraria, a los acuíferos.
¿Qué hay que tener para ser reserva hidrológica?
Para pasar los filtros y ganarse una declaración, las masas candidatas deben tener una relevancia especial, bien por su “singularidad, representatividad de las distintas categorías o por ser consideradas como sitios de referencia”.
En el caso de los lagos se busca, por ejemplo, que –ya sea por la profundidad, las riberas o el origen de las aguas– sean un ejemplo muy bien conservado de su categoría. Para los acuíferos, se mira que sus características geológicas o su conexión con ecosistemas terrestres sean, también, paradigmáticos.
En todo caso, se rastrean lugares en los que “las presiones e impactos producidos como consecuencia de la actividad humana no hayan alterado el estado natural”. Al presentar poca agresión, pueden actuar como una especie de 'chivato' contra el avance de la crisis climática. “Son un escenario inmejorable para evaluar sus efectos”, explican en Transición Ecológica.
¿Qué implica la declaración?
Se trata de una “herramienta complementaria de conservación”, abunda su descripción oficial. El régimen de protección pretende mantener lo más inalterado posible ese espacio. Hay que tener en cuenta que los ríos, por ejemplo, han sido los ecosistemas más transformados por las actividades humanas a base de presas, desbroces, vertidos y ocupaciones urbanísticas. Así que la ley dice que “no se otorgarán nuevas concesiones en el dominio público hidráulico que pongan en riesgo el mantenimiento de su estado de naturalidad”.
Si la alteración de cursos salta a la vista, en el caso de las aguas subterráneas las actividades que los están degradando se centran en los vertidos que tienen a España ante los magistrados de la UE como en la extracción abusiva que ha esquilmado depósitos naturales como los que alimentan las Tablas de Daimiel o Doñana: el agua subterránea se conecta y alimenta la superficie.
La declaración de reserva también permite revisar las concesiones de usos y actividades que ya estuvieran en vigor. Además, una vez oficiales, las normas urbanísticas de los municipios deberán tener en cuenta las reservas a la hora de trazar sus planes.