España vuelve a tener astronautas en la Agencia Espacial Europea (ESA). Pablo Álvarez Fernández (León, 1988) y Sara García Alonso (León, 1989) han sido seleccionados este miércoles entre más de 20.000 candidatos por la agencia para su programa aeroespacial. El primero será astronauta de carrera, titular, y según ha explicado el director de la ESA, Josef Aschbacher, tiene muchas opciones de salir al espacio en alguna misión futura. Ella es astronauta reserva y seguirá en su trabajo en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) disponible por si es requerida. En total, la agencia europea ha elegido 18 personas, incluyendo un “paraastronauta” –tiene una discapacidad física– para su plantilla de astronautas. Son ocho mujeres y nueve hombres. Entre las personas anunciadas (no se especificó el nombre de todos los titulares) hay una británica, un belga y un suizo.
Los dos seleccionados van a ser los primeros astronautas españoles en la agencia europea desde Pedro Duque, quien estuvo en el programa desde 1992, cuando fue seleccionado para el programa de la ESA, hasta que en 2006 obtuvo una excedencia para trabajar en la empresa privada. Durante su estancia en la ESA, el que luego fuera ministro de Ciencia viajó dos veces al espacio, en 1998 y 2003.
En un encuentro con los medios tras conocerse su selección, los dos astronautas han expresado la “satisfacción y tremendo orgullo” que sienten por el nombramiento y lo “duro” que ha sido el proceso selectivo. También han destacado el “tremendo” perfil de los miles de candidatos que se han quedado por el camino. “Hemos creado un grupo [entre los candidatos españoles] bastante unido”, ha señalado Álvarez, del que “saldrá algo bueno”, ha añadido García en alusión a posibles proyectos paralelos.
Álvarez ha agradecido a la ESA que haya incluido en la convocatoria una plaza para un astronauta con discapacidad física. Sin ella, no se habría presentado, ha revelado. “Tengo una pequeña discapacidad en el tobillo izquierdo, no tengo movilidad total”, ha explicado. “Y uno de los requisitos era tener una movilidad perfecta. Nunca hubiera aplicado si no hubieran abierto esa puerta, aunque finalmente mi discapacidad es tan ligera que podía ser seleccionado como astronauta de carrera”, que es lo que finalmente ha sucedido.
Ambos han desgranado en qué ha consistido el proceso de selección. “Son seis fases de un proceso arduo. Primero un filtro de los currículos, luego un examen de 11 horas en el que miden todas tus aptitudes (matemáticas, física, inglés, orientación espacial...). Otro día de exámenes de unas diez horas en el que se miden habilidades sociales, test psicológicos... Luego unas pruebas médicas súper exhautivas en las que nos miraron absolutamente todo, para estar seguros de que no vamos a desarrollar una enfermedad si subimos a la estación espacial y haya que repatriarnos si hay algún problema médico. Finalmente, hay dos rondas de entrevistas: con el futuro jefe y un panel de gente de la ESA y luego una con el director de la ESA. Han sido dos de las entrevistas que más he disfrutado en mi vida, pero también las más duras”.
García, biotecnóloga de formación y profesión, ha comentado que la ESA no solo busca ingenieros aeroespaciales. “Buscan que tengamos ciertas capacidades, ciertas habilidades. Al proceso se han presentado médicos, ingenieros... los perfiles eran muy variados”, ha destacado. “En mi caso, haber trabajado en laboratorios científicos resulta que me ha dotado de muchas capacidades que ellos buscaban”, ha comentado sobre su candidatura.
Dos entre 22.000
La Agencia Espacial Europea abrió el año pasado una convocatoria para cubrir los puestos de astronauta y astronauta con discapacidad física (para un proyecto de viabilidad) en el que fue el primer llamamiento de este tipo desde 2008. Se recibieron más de 22.523 solicitudes (17.126 hombres y 5.397 mujeres), 1.341 de ellas de españoles. Finalmente, tras varias fases que empezaron en abril de 2021, se seleccionaron 20 personas que lograron pasar todas las pruebas. Ese último grupo se ha reducido finalmente a las 17 personas seleccionadas.
El director de la ESA, Josef Aschbacher, ha explicado que en la selección se ha valorado la capacidad “intelectual y física” de los aspirantes, que tuvieran “una gran capacidad de decisión” y fueron puestos bajo presión para ver cómo reaccionaban. Los astronautas de carrera, como Álvarez, entran directamente en la nómina de la ESA y empezará su entrenamiento básico “para futuras misiones”, según ha explicado el director.
Álvarez ha explicado después que la ESA tiene tres plazas asignadas en la misión Artemis (que ya está en marcha), en la que el hombre volverá a pisar la luna, y se ha mostrado ilusionado con la posibilidad de ser el primer europeo que ponga un pie en nuestro satélite. Esa misión también será la primera en la que una mujer pasee por la luna.
“Este es un momento muy interesante para involucrarse en la actividad espacial, ya que nunca antes habían existido programas tan ambiciosos ni emprendedores tan jóvenes y motivados”, explica la agencia europea en un comunicado. “Los planes de la ESA para los próximos años reflejan la necesidad de los Estados miembros y una nueva meta de que Europa dé un paso más en su actividad espacial. Las actividades obligatorias son los programas científicos espaciales y el presupuesto general, cuya financiación proviene de una contribución económica de los 22 Estados miembros, que se calcula de acuerdo con el producto interior bruto de cada país. Además, la ESA pone en marcha una serie de programas opcionales. Cada Estado miembro decide en qué programa opcional desea participar y el importe con el que quiere contribuir”.
Dos leoneses en la ESA
Se da la circunstancia de que las dos personas españolas elegidas son de León y ambos estudiaron allí. Pablo Álvarez, el astronauta titular, estudió el grado de ingeniero aeronáutico en la Universidad de León y el máster en ingeniería aeroespacial en la Universidad Politécnica de Varsovia (Politechnika Warszawska) en 2011. Entre 2011 y 2017, trabajó como ingeniero de estructuras de varios programas de aeronaves de Airbus, tanto en España como en Francia y Reino Unido.
Álvarez cuenta con experiencia en el sector. Desde 2017 a 2020 trabajó como arquitecto mecánico del programa ExoMars Rover de la Agencia Espacial Europea destinado en Airbus Defensa y Espacio en Reino Unido. En esta misión espacial a Marte para la búsqueda de vida en ese planeta y que está previsto que se lance en los próximos años, fue el encargado de la integración de la unidad de calentadores por radioisótopos y también fue el director de los test realizados del vehículo en diferentes condiciones. Además, ha estado trabajando en el diseño, desarrollo y testeo de los diferentes sistemas de sellado para prevenir la contaminación biológica del ExoMars Rover.
Antes de ser seleccionado como astronauta de la ESA 2022, Álvarez ha estado trabajando en los últimos años como responsable de proyectos de Airbus en España realizando apoyo a proyectos en plantas de producción de la empresa. Además de español, tiene un nivel fluido en inglés, francés y polaco.
Sara García Alonso será astronauta reserva, una categoría que se crea por primera vez en esta convocatoria. Es graduada y posteriormente egresada del máster Biotecnología en la Universidad de León. Recibió dos premios por su excelencia académica. Posteriormente realizó la tesis doctoral en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CICancer USAL – CSIC), de nuevo con premio a la excelencia investigadora de la Universidad de Salamanca de 2019. Desde ese año, trabaja como investigadora posdoctoral en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Allí desarrolla su actividad en medicina de precisión liderando un proyecto de oncología experimental y descubrimiento de fármacos en el laboratorio de Mariano Barbacid. En 2021, cursó una formación en el IE Business School sobre creación de negocios en ciencia e innovación.
A diferencia de su compañero, García se mantendrá en su actual trabajo, hecho que, ha destacado, le hace “tremendamente feliz” porque lo ama. Su lengua nativa es el español, tiene un nivel fluido en inglés y nivel básico de francés y portugués.