Una de cada veinte personas sufre adicción al móvil, el decir el 5 % de la población española, mientras que el 15,4 % hace un uso del teléfono móvil “muy elevado” que indica “riesgo de padecer complicaciones”.
Esta es la principal conclusión de una investigación, que también señala que la depresión suele convivir con el abuso de este dispositivo, en la que han participado la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid), el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y la Universidad San Ignacio de Loyola (Perú).
El uso del móvil se convierte en problemático cuando es excesivo en horas o interfiere en actividades cotidianas, laborales, sociales, familiares, e incluso perjudica la salud física del individuo sin capacidad de control, indica el estudio.
Si además, la persona padece otros síntomas como dificultad para resistir a un impulso, angustia o adicción a otras sustancias, tendrá más posibilidades de “engancharse” al aparato tecnológico.
“Históricamente se ha observado que las variables psicológicas de ansiedad e impulsividad anteceden o predicen las adicciones con sustancias”, es decir, que son factores de predisposición.
Esto implica que el uso problemático del móvil podría ser considerado una adicción“, explica investigador del departamento de Psicobiología de la UCM y uno de los autores del estudio, José de Sola.
Este trabajo, publicado en Frontiers in Psychiatry, se basó en cuestionarios realizados entre enero y diciembre de 2014 a 1.126 individuos de toda España de entre 16 y 65 años.
Los científicos cruzaron los factores de ansiedad, depresión, impulsividad y consumo de alcohol con el uso problemático del móvil.
En un principio, también se tuvo en cuenta el tabaco, pero a lo largo de la investigación se descartó “por la escasa consistencia del instrumento utilizado en su valoración, aunque otros estudios muestran que tiene un peso relevante, según De Sola.
El investigador distingue entre valores relacionados y predictivos.
Así, la depresión, las drogas ilegales o algunas patologías psiquiátricas como las obsesiones son variables relacionadas, mientras que la ansiedad, la impulsividad y el consumo de alcohol pueden predecir esta adicción.
Y, como era de esperar, el estudio también concluye que se trata de un problema que afecta más a los jóvenes, desde los 16 años, pero advierten de que “también alcanza a poblaciones adultas de hasta 45 años”.
“Esto implicaría que, de encontrarnos con una adicción, el problema no sería exclusivo de los jóvenes y adolescentes, sino que implicaría a capas de población más amplias”, señala.
Y por último, alerta de la tendencia creciente que ha adoptado esta adicción que “cada vez interfiere más en la vida cotidiana”.