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Más de un tercio de los españoles cree que las mujeres sufren maltrato porque lo consienten

Ellas lo consienten. Esa es la causa que aduce un 35% de la población a la violencia de género, “una respuesta que evidencia un gran desconocimiento del problema y de la situación de la víctima”, apunta Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas. El dato pertenece al primer estudio sobre la percepción social de la violencia machista encargado por la Secretaría de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, presentado este martes en Madrid.

La encuesta, realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a 2.580 personas mayores de 18 años, pretende “analizar la percepción de la igualdad de género, la tolerancia a la violencia, el conocimiento de los recursos para combatirla y la pervivencia de estereotipos”, entre otros aspectos.

En este último bloque se encuadra la idea de las mujeres son en parte culpables de la violencia que sufren por aguantar los malos tratos de sus agresores. En el estudio hay otros datos alarmantes: como que un 38% de los encuestados considera que los maltratadores “suelen tener una enfermedad mental”.

Esta estigmatización del agresor de alguna manera lo exime de responsabilidad y constituye “una justificación a la actitud violenta”, de acuerdo con Gerardo Meil Landwerdli, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid. Los estereotipos son más frecuentes en las selecciones de hombres, personas mayores y con menor nivel educativo.

En lo que va de año, 26 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas sentimentales. Durante todo el año pasado, la cifra alcanzó las 54 víctimas mortales. “Es un problema social que hay que atajar desde la infancia. Hay que concienciar a los niños porque este terrorismo contra la mujer se ha llevado más de 700 vidas”, apunta Ana María Pérez del Campo, presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas.

Meil ha analizado los resultados del estudio en una rueda de prensa, junto a Blanca Hernández Oliver, delegada del Gobierno para la Violencia de Género, y Susana Camarero Benítez, secretaria de Estado de Igualdad. Los datos muestran que la mayoría de la población española califica de “totalmente inaceptable” la violencia de género, en un 92% de los casos. Sin embargo, las opiniones divergen más al identificar los comportamientos violentos. “Más de un tercio de los encuestados toleran la violencia de control, como vigilar qué hacen las mujeres, cómo visten o sus teléfonos móviles”, indica Meil.

Nuevas acciones de concienciación para jóvenes

En opinión de Yolanda Besteiro, el dato de rechazo superior al 90% en una buena noticia. “Partimos de situaciones en las que la violencia machista era considerada un problema privado”, apunta. En este sentido, la presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas considera que el trabajo de concienciación ha calado en la condena de la violencia física y sexual y que ahora “hay que hilar más fino”. “Tenemos que incidir en otras formas de violencia más sutiles, como la de control. Además, invertir en educación para detectar conductas machistas y en el conocmiento de los recursos disponibles para detectarla”, dice Besteiro.

La violencia de género entre jóvenes, cada vez más frecuente, alerta a las autoridades y asociaciones de mujeres ante la pervivencia de roles y comportamientos de épocas pasadas. De hecho, el estudio no ha desagregado los datos por tramos de edad porque “no hay diferencias significativas entre los entrevistados”, dice Gerardo Meil. Las respuestas de la población de más de 50 años es similar a la de menos de 30.

La secretaria de Estado ha anunciado una próxima campaña de visibilización centrada en la población más joven y en el uso de las nuevas tecnologías, dentro de la campaña “Hay salida”. Un 30,8% de las 26 víctimas mortales de 2014 tenían entre 21 y 40 años.

La educación es una medida de prevención “fundamental”, destacan Yolanda Besteiro y Ana María Pérez del Campo. Camarero ha citado la inclusión de contenidos de concienciación en los currículos de Primaria, que ya han llevado a cabo junto al Ministerio de Educación, y la próxima actuación respecto al material de Secundaria.

Escaso conocimiento del teléfono 016

Las campañas de visibilización son el camino elegido por el Gobierno para concienciar a la población y para que las víctimas denuncien. En opinión de la secretaria de Estado el estudio demuestra la efectividad de las campañas porque un “73% de las personas entrevistadas que se identificaban como víctimas de maltrato recordaban alguna campaña”.

Sin embargo, la cifra general de hombres y mujeres que conocen el teléfono 016 de ayuda a las víctimas no llega al 50%. “Es importante seguir incidiendo en la difusión del teléfono y en recordar que no deja huella en la factura para que las mujeres accedan a esta opción”, afirma Yolanda Besteiro.

Otra cifra desalentadora es el descenso de las denuncias. En 2013, las denuncias cayeron por cuarto año consecutivo; respecto a 2012, un 2,8% menos, según datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

“El descenso de las denuncias es un tema que nos preocupa enormemente y en el que estamos trabajando”, asegura Susana Camarero, que no adjudica el problema a la insuficiencia de recursos. “Tenemos muchos recursos, lo que hay que conseguir es sacar el máximo partido y que lleguen a las víctimas”, apunta.

Susana Camarero apoya su afirmación en el 51% de las personas encuestadas, que afirma que los recursos son suficientes aunque existe descoordinación entre las administraciones públicas. Un 92% considera que los servicios públicos deberían coordinarse mejor, algo en lo que “ya estamos trabajando a través de medidas conjuntas con el Ministerio de Justicia y de Sanidad”, asegura.

Entre los motivos por los que las víctimas no denuncian, según las personas consultadas en la encuesta, destacan el miedo (80%), la existencia de hijos (33%) y por “vergüenza, por ocultar la agresión al entorno cercano” (28%). Este último argumento preocupa al sociólogo Gerardo Meil: “Es una forma de estigmatizar, de decir que es la víctima la que puede sentir vergüenza de un hecho que, en realidad, debería avergonzar al agresor”.

En las connotaciones y en la violencia encubierta fijan las asociaciones su objetivo. “Y en la persistencia. Que a este estudio le siga otro al año que viene”, concluyen desde las asociaciones de mujeres.