La mayoría de españoles está de acuerdo: el cambio climático es un asunto importante. Un problema relevante que debe abordarse con alta urgencia. Pero, al mismo tiempo, también la mayoría rechaza dificultar el uso de gasolina, el gasoil o el consumo de carne, tres vectores principales de la emisiones de gases de efecto invernadero, es decir, la causa del cambio climático. Son las principales conclusiones de una encuesta de opinión sobre la transición verde realizada por Esade y la Universidad Carlos III.
“Los consensos fundamentales en torno al reto de la transición verde empiezan en la alta importancia que se le da al problema del cambio climático”, analiza el trabajo, que ha sido elaborado en base a 3.014 entrevistas. Los encuestados le otorgan un 8,3 sobre 10 puntos. “Para muchos, además, debería ser una prioridad” y lo consideran “uno de los tres problemas más relevantes”, abundan los investigadores. Para un 24% la implicación de España a la hora de atajar la crisis climática debería ser “plena”.
Desde luego los últimos datos constatan cómo la crisis climática sigue progresando. La La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA) midió un nivel de concentración de CO2 en la atmósfera nunca visto al cerrar mayo. La densidad del gas invernadero llegó a 420 partes por millón. Así, el calor retenido por esa capa gaseosa en 2021 fue un 49% más que en 1990. Los océanos retuvieron más cantidad de radiación solar que nunca.
"Los consensos fundamentales en torno al reto de la transición verde empiezan en la alta importancia que se le da al problema del cambio climático
La alteración de un mundo recalentado se deja sentir en España. El año pasado fue otro curso “muy cálido” y seco, según los datos de la Aemet. En esta mitad de junio, se está registrando una ola de calor muy temprana e intensa que hará que, desde 2011, se haya producido una ola térmica adelantada cada dos años.
Hay más. El negacionismo no tiene respaldo. “Las personas que niegan el cambio climático cuentan con una de las afectividades más bajas entre la población española”, según los resultados de la encuesta: 27 puntos sobre 100. Y por el otro lado “quienes se movilizan contra la crisis cuentan con un muy alto grado de afectividad positiva”. Hay buena opinión sobre ellos.
Incluso si se pregunta en un nivel abstracto, se ha generado bastante consenso en las políticas que deberían adoptarse para afrontar este problema. El foco ha estado centrado recientemente en “los transportes, los combustibles y la producción de carne cuyos debates han acumulado atención en España”. En este nivel hay “una mayoría relativa de españoles a favor de más impuestos a empresas o a individuos para luchar contra el cambio climático”.
No a dificultar los combustibles fósiles, sí a las subvenciones
Pero, a la luz de los resultados, cuando la cuestión toca cuestiones concretas e individuales, estas tendencias se esfuman. Más bien se revierten.
Gravar combustibles fósiles para disuadir de su uso es la medida que cuenta con más oposición. El rechazo a un impuesto más elevado para la gasolina es del 64% –solo un 16% lo apoya–. Acabar con la circulación de vehículos diésel cuenta con un 55% de rechazo y un 23% a favor. Subir el impuesto de matriculación de los vehículos más grandes, que contaminan más, tiene un 42% en contra y un 32% a favor.
Y eso que las emisiones del transporte por carretera, es decir, a base de vehículos de gasolina y gasoil suponen el 27% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España. De hecho, un reciente cálculo el Observatorio de la Sostenibilidad afirma que, tras el recorte de 2020, en 2021 las emisiones españolas volvieron a crecer, precisamente, por el sector del transporte.
Sí les parece bien a los encuestados que los gobiernos destinen fondos públicos para subvencionar vehículos eléctricos. “Entre 69% y 70% están a favor de apoyar la adquisición de coches y autobuses de este tipo”.
Sin trabas a la carne
De una manera similar, si se aborda la cuestión de la producción de carne, un 68% rechaza subir el IVA al consumo y un 46% se opone a prohibir la carne no ecológica –aunque, en contraste, hay más población a favor de impedir las macrogranjas que de mantenerlas–.
Las emisiones de las cabañas ganaderas son el 65% de todas las del sector primario español. De hecho, este grupo fue el único que creció y lanzó más gases de efecto invernadero en 2020, un curso con un importante recorte de emisiones provocado por el parón de la pandemia.
En un patrón similar al que se observaba en los transportes, las medidas que suscitan mayor consenso son las subvenciones a productores de granjas sostenibles o las subvenciones para la compra de carne sostenible. En resumen, transferir dinero público a los productores y consumidores para que lo usen.