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Una marea verde clama contra las reválidas del Gobierno y pide al PSOE que fuerce su retirada

La coincidencia ha sido fortuita, “pero clave”, dice un padre que ha acudido con sus dos hijos a la manifestación contra las reválidas y la LOMCE que ha cerrado la jornada de huelga de educación de este miércoles. A unos pocos metros de la cola de la protesta, casi a la altura de la plaza de Neptuno en Madrid, Rajoy arrancaba su discurso de investidura. La abstención del PSOE –al que los manifestantes han señalado y dedicado varios cánticos– le convertirá en presidente del Gobierno este sábado si las cosas ruedan según lo previsto.

Eran las seis de la tarde y estaba todo preparado para que marcha, que ha desbordado las expectativas de los convocantes, echara a andar. Con un recorrido modificado por la serendipia, la protesta ha arrancado en Cibeles y llegado a las puertas del Ministerio de Educación, blindado por más de una veintena de furgones policiales.

Y no solo la parte frontal, donde varias decenas de miles de familias, estudiantes y profesores han gritado “cobardes” al ministro y al Gobierno de Rajoy. Todas las calles que dan acceso al edificio estaban cortadas y los agentes UIP marcaban con sus posiciones el final del recorrido. Ni un metro más.

Había muchas camisetas verdes y mucho camino hecho. La respuesta, coinciden varios docentes, siempre ha sido “un muro”. “Venimos de chocarnos, pero yo no duermo tranquila esta noche si no vengo”, se queja Elena, profesora de Biología en un instituto público de Madrid.

Ha venido con su hija de seis años. Ninguna de las dos ha ido este miércoles a clase. “La huelga de hoy ha sido una huelga de familias y eso es bueno porque sin ellas los docentes no podemos hacer nada”, diagnostica mientras se preocupa por no perder a su hija en la multitud. Muchos padres y madres han optado por apuntar en los brazos de sus hijos e hijas un número de teléfono. En color verde, claro.

Para Pablo y sus dos hijos, el día ha sido largo. Él ha participado en la preparación de la jornada que varios centros han organizado en el mercado de la Cebada, en el barrio de La Latina. Hacer huelga no es, para las familias que han pasado por allí, solo quedarse en casa. “Unas cuantas noches sin dormir me he pasado, pero estar aquí hoy es clave, en un día como hoy, mostrar que hay presión social en la calle”, dice.

Otras familias, como las del CEIP Javier de Miguel de Vallecas, han optado por organizarse en diferentes casas. “En nuestra casa han comido varios compañeros de las niñas”, dice una madre, consciente de que este tipo de autogestión solo es posible en centros con AMPAS potentes y movilizadas. En este centro, el profesorado estaba en cuadro: servicios mínimos.

Docentes y estudiantes, todos a una

No ha sido la regla. El seguimiento entre los docentes ha sido menor que entre los estudiantes. En Madrid, del 60% según CCOO frente al 80% de los segundos. El Ministerio reduce la cifra al 40%. Un grupo heterogéneo de profesoras y orientadoras de instituto resumen a eldiario.es la situación que viven en el aula a estas alturas de curso. “No tenemos nada escrito sobre la normativa de las reválidas, nada que nos diga va a ser así”, cuenta una de ellas. Las demás asienten.

Es la misma incertidumbre que transmiten los que están al otro lado: los estudiantes de ESO y Bachillerato. Para muchos de los que están pateando la calle Alcalá de Madrid es a segunda del día. “Nos meten mucha presión”, asegura Sara, de 16 años. Víctor, a su lado, se atropella. También quiere hablar porque también se considera parte afectada. “Si es que no saben cómo enfocar las clases”.

Al mismo tiempo que su futuro presidente del Gobierno habla desde la tribuna del Congreso, Sara, Víctor, Elena y Pablo se convencen de que sí, de que esta vez la calle va a empujar al Gobierno. Al nuevo, al que los manifestantes han declarado la primera huelga y han prometido “muchas más” si no se producen cambios.

Ahora muchos miran y señalan al PSOE: “Esperamos que esa abstención del PSOE no sea gratuita”, dice Pablo, que recuerda que los socialistas llevaban en su programa electoral la derogación de la ley aprobada por el rodillo parlamentario del PP cuando tenía mayoría absoluta. Ahora, en minoría, Paula hace una última petición: “que Rajoy haga su trabajo”. Empieza la legislatura.

[eldiario.es cuenta con el consentimiento de las familias para que los menores de edad aparezcan en las imágenes]