El ambiente en los colegios es bueno en general, aunque un 9,5% del alumnado dice haber sufrido acoso escolar. Es una de las principales conclusiones del Estudio Estatal de Convivencia Escolar en Educación Primaria, elaborado por el Ministerio de Educación en el marco del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, que se ha reunido este miércoles. Profesores, alumnado y familias valoran positivamente la convivencia que hay en los centros entre los diferentes grupos –con algún pero–, una situación que “es importante porque incide directamente en la calidad educativa, mejorando el rendimiento académico, el bienestar y la autoestima de los estudiantes”.
En un ambiente general bastante positivo, el profesorado cree que las principal traba a la convivencia en los centros escolares son las familias. Las relaciones docente-familia son el elemento relacional peor valorado por los maestros en este primer estudio, aunque califican esta circunstancia con un 7,82 . Esta idea se refuerza con otro resultado del informe: los equipos de orientación de los colegios creen que este mismo elemento, “las relaciones docente-familia”, están entre los principales aspectos a mejorar para elevar la convivencia en los centros. La burocracia a la que les obliga la documentación institucional para la mejora de la convivencia es el otro ingrediente con el que el profesorado se siente menos cómodo.
El estudio, dirigido por el catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) Juan Carlos Torrego, trata de tener el primer diagnóstico oficial de la situación de la convivencia escolar en Primaria (niños de 6 a 12 años), para lo que se ha encuestado a 37.333 participantes de todos los grupos que participan en la Educación (70% alumnos, 19% familias, 8% profesores, 2% equipos directivos y 1% orientadores).
Un dato más bajo de acoso
Uno de cada diez estudiantes de Primaria dice haber sufrido acoso escolar, una cifra que supone casi la mitad del que manejan instituciones como la Fundación Anar o la ONG Educar es Todo, que hablan de un 20% o 25% de acoso. El dato es similar para los que han padecido ciberacoso, una forma de acoso facilitada por las redes sociales y que no acaba con el horario escolar. En el lado de los perpetradores, un 4,5% admite haber acosado alguna vez a un compañero.
Pese a esta supuesta rebaja de la incidencia, el texto destaca la necesidad de revisar el abordaje que se está dando desde los centros a esta cuestión en materia de medidas específicas (correctoras, restaurativas, círculos de convivencia, estructuras de alumnos ayudantes, etc.). A este respecto, destaca que el profesorado señala que la burocracia a la que les obliga la documentación institucional es el elemento peor valorado, con un 7,79.
En cuanto a las reacciones del alumnado cuando es testigo de una situación de acoso, del 90,5% del alumnado que no ha sufrido acoso, uno de cada tres (30,91%) señala que se lo comunicó a un profesor o profesora, uno de cada cinco (20,17%) a la familia y un 14,8% a un compañero. El texto recuerda que el rol de los iguales (otros alumnos) es clave a la hora de abordar este problema: “El círculo más cercano de amistades se convierte en las personas de referencia a las que acudir en una posible situación de acoso de un compañero. Es fundamental potenciar el compromiso con los alumnos acosados de todos los espectadores de cara a intervenir utilizando los cauces existentes en el centro”, se lee.
El problema es la disrupción
En cualquier caso, la percepción generalizada es que el ambiente en los centros es positivo. El alumnado es el que hace una mejor valoración global de la convivencia, 9,24 puntos sobre diez, siendo los profesores y los orientadores –los más implicados en la gestión diaria– quienes tienen una percepción un poco más baja, aunque también positiva, de la convivencia del centro (8,19 puntos). En cualquier caso, el aspecto que mejor valora el profesorado (8,78), equipos directivos (8,99) y estructuras de orientación (8,58) es la relación con sus propios alumnos, un sentimiento mutuo que refleja también su alumnado (8,86).
“En general, se producen conflictos menores con frecuencias medias-altas, según afirman el profesorado, equipos directivos y estructuras de orientación. Estos conflictos tienen que ver con el boicot, ruido permanente, interrupciones en el aula, faltas de respeto del alumnado hacia el profesorado o hacia sus compañeros/as; seguido de agresiones, peleas, etc. entre el alumnado y pérdida de tiempo en clase que produce fracaso escolar individual y grupal”, relata el informe. Los equipos de orientación –los profesionales que tratan los problemas de convivencia en el día a día– son los consideran que más dificultades se producen en un colegio a diario, aunque en general consideran que el ambiente en el colegio es bueno (con un 7,83).
Los profesores no están quemados
Por último, el estudio aborda también la satisfacción de los docentes con su trabajo, un elemento siempre en cuestión y que a decir por lo que llega al gran público no es muy alta (entendido por las condiciones en las que trabajan, no por el trabajo en sí). Sin embargo, el estudio señala que no se da este burnout entre los docentes de Primaria. “Hay que destacar la puntuación en el ítem acerca de la escasez de síntomas de sentirse quemado con el trabajo, que sugiere que los tres estratos (profesorado, directivos y orientación) se sienten satisfechos con su trabajo”, establece el informe. “Son los equipos directivos los que menos quemados afirman estar (8,91), ya que medias muy altas indican ausencia de burnout, seguido del profesorado (8,74) y estructuras de orientación (8,55). (...) En un ambiente escolar positivo y respetuoso los profesores y profesoras sufren menor desgaste profesional y personal”, concluye.