El niño que padece acoso escolar debe percibir el apoyo de sus compañeros y cuantos más defensores tenga, menos ansiedad y depresión sufrirá, asegura Johanna Alanen, directora del programa finlandés KiVa, que estudian importar ikastolas de Euskadi y Navarra.
Alanen, investigadora de la Universidad de Turku, ha regresado al País Vasco, tras la visita que realizó en diciembre, para celebrar mañana en Vitoria una jornada con representantes de la asociación de ikastolas Ikastolen Elkartean, en la que dará a conocer los pormenores del plan, que se desarrolla con éxito en su país desde 2009.
Aunque en Finlandia no existía un problema “especialmente grave” de “bullying”, el Ministerio de Educación decidió que era necesario hacer frente a los casos que se daban, por lo que encargó una investigación que duró un año y que se plasmó luego en el programa KiVa, extendido a todo el sistema escolar una vez comprobados sus buenos resultados, explica Alanen en una entrevista con EFE.
El plan se acompaña, según ha indicado, de una serie de materiales y herramientas para utilizar en la escuela, tanto alumnos como profesores, y destinados tanto a “prevenir” como “intervenir”.
“Somos conscientes de que no se puede eliminar totalmente el 'bullying', pero sí es posible marcar una orientación que sirva para prevenirlo y que se den menos casos”, afirma.
A los docentes, por ejemplo, se les plantean estrategias y se ponen a su disposición materiales didácticos, y los escolares tienen acceso a juegos de ordenador y materiales “on line” adaptados para diferentes plataformas.
Uno de los objetivos es implicar al alumno de manera que acabe comprendiendo que es bueno contar lo que ocurre a los profesores, pero para ello se les facilita hacerlo “de forma segura”.
Por ejemplo, hay un juego que les permite mediante “un especie de buzón” decir a los profesores lo que sucede, lo que evita así el “trato directo” al que muchos de ellos se resisten, señala Alanen.
“Se trabaja con los alumnos para que tengan el valor de hablar del problema con un adulto porque no se suelen a atrever”, añade.
Esa “seguridad” que menciona se hace extensiva también a la relación del “defensor” con la víctima, ya que consideran que no siempre es conveniente salir en su ayuda en el momento del acoso o la agresión, pero “sí después del 'bullying'”.
“Lo que deben sentir las víctimas es que están con ellos, que los entienden, que no son indiferentes a su problema. Cuanto más defensores haya en la escuela estarán mejor, sentirán menos ansiedad y depresión”, ha recalcado.
Alanen ha indicado que “los mecanismos del 'bullying' son iguales en todos los países”, que “lo que suele variar son las características de la persona que lo sufre”.
Por ello, cuando “exportan” el programa fuera de Finlandia, trabajan con especialistas locales para adaptar los materiales de KiVa, elaborados en inglés y que ahora se están traduciendo al castellano -hay sendos centros de Málaga y Madrid que lo están desarrollando ya porque su enseñanza es en inglés-.
Alanen transmite un consejo a los docentes: “Deben ser persistentes, sistemáticos y constantes en el tiempo. Éste no es un plan para un año y luego olvidarse”.