La situación de la COVID-19 en Madrid exige ya medidas contundentes, según expertos en Salud Pública y medicina preventiva, tras observar el “choque de trenes” sin precedentes entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno a cuenta de cómo afrontar la pandemia.
El Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso ha decidido que basta con ampliar a ocho nuevas zonas las restricciones de movilidad y actividad decretadas hace una semana. El Ministerio de Sanidad le había pedido medidas más severas para controlar la transmisión del virus, como perimetrar toda la ciudad de Madrid y cualquier área con una incidencia de 500 casos por 100.000 habitantes (la mitad del umbral trazado por la Comunidad).
“En esta situación, con este nivel de contagio, el horizonte de un confinamiento perimetral en Madrid es esperable. Se podrá, como mucho, diferir alguna semana, pero poco más”, analiza el catedrático de Medicina Preventiva Fernando Rodríguez Artalejo. “La situación requiere medidas contundentes que, además, sabemos que cuanto más temprano se toman más efectivas son y menos tiempo duran”, remata.
“Este choque nunca debería haberse producido”, indica el ex secretario general de Sanidad y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, José Martínez Olmos. “Considero que, llegados a este caso, debería mantenerse el criterio del Gobierno de España porque, si pudiéramos poner en una balanza cuál de las dos opciones de medidas va a proteger más a los madrileños, ¿Cuáles serían?”. En todo caso, Martínez Olmos entiende que con la situación creada este viernes “la gente debe estar cabreada y desconcertada”.
Para la exdirectiva de la OMS, Milagros García Barbero, la escena de esta mañana se asemeja a “una pelea de gallos” que lanza un mensaje de “absoluto descontrol, de falta de cogobernanza y de ser incapaces de ponerse de acuerdo en una situación tan compleja y peligrosa”. Reclama “menos espectáculos de estas características” porque “ya bastante confusa está la ciudadanía, que no entiende ni siquiera las medidas que se anuncian, como que se cierren los parques y se abran las casas de apuestas, o que haya vecinos de calles contiguas que puedan ir a los bares y otros no”, se lamenta.
El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha optado por incorporar a otras 160.000 personas a las zonas con limitaciones de transporte, cierre de parques, reducción de los aforos y prohibición de algunas actividades. El resto de la comunidad seguirá igual. “El resto a seguir adelante”, ha afirmado Díaz Ayuso tras evidenciarse públicamente la diferencia de criterios. La opción del Ministerio de Sanidad era llevar las medidas más drásticas como prohibir el servicio de barra en los bares, limitar los aforos al 50% en hostelería y pedir a toda la población que restrinjan sus movimientos al máximo a todo el territorio. “Es poner por encima la economía a la salud. Al Gobierno no le va a quedar más remedio que intervenir”, abunda Martínez Olmos que preferiría “que hubiera primero un diálogo, pero casi no queda tiempo para eso”.
En contra de lo insinuado por el viceconsejero de Sanidad de Madrid, Antonio Zapatero, los epidemiólogos no ven que haya indicadores de que “estemos mejor que hace una semana”. Entonces, la Comunidad ordenó que las poblaciones de zonas básicas de salud con incidencia de COVID-19 de 1.000 casos por 100.000 habitantes no salieran de sus áreas, pero introdujo un listado de excepciones muy amplio: ir al trabajo, a estudiar, realizar trámites oficiales, cuidar a alguien o ir al banco... El resultado es que el 85% de la población de ese perímetro (que sumaba algo más de 800.000 ciudadanos) debe desplazarse fuera solo para trabajar (sin analizar el resto de excepciones), según un reciente análisis del Grupo de Investigación de Arquitectura, Urbanismo y Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Madrid. Con todos esos desplazamientos se transporta potencialmente el virus.
Garcia Artalejo estima que la dimensión alcanzada por la segunda ola en Madrid está imponiendo una creciente presión en el sistema de asistencia sanitaria “tanto en Atención Primaria como en los hospitales lo que redunda en una peor calidad también para los pacientes no COVID. Ya solo por eso merecía la pena adoptar medidas más contundentes”. Además, expone, “o se controla sustancialmente las altas tasas de contagio que van a ir antes o después al hospital, o se irá a la saturación del sistema”.
Este catedrático describe que lo que se pide es, más bien, “volver a una fase 1 de desescalada, pero, incluso con menos restricciones porque nadie está hablando de imponer horarios para salir a la calle o a los aforos de comercios”. García Barbero cree que el gobierno de la Comunidad de Madrid no puede seguir con “cierres parciales o tibios”. “Tienen que ser valientes y tomar medidas más contundentes, que es lo que reclaman todos los expertos”, aboga la exdirectora de salud de la OMS, quien se inclina más por las recomendaciones de Sanidad, aunque no por las formas.
Con todo, lo que se ha visto este viernes con dos administraciones discrepando en público y simultáneamente sobre la manera de gestionar la pandemia ha dejado perplejos a los especialistas. “Deben dejarse de diferencias ideológicas o económicas, porque no se puede jugar con el miedo y la angustia de la gente de esa manera”, concluye García Barbero. “Es muy negativo y desaconsejable”, coincide el resto.