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El feminismo vuelve a dividirse: dos marchas ocuparán el centro de Madrid este 25N contra la violencia machista

Una mujer sostiene un cartel durante la marcha por el 25N de 2022 en Vallecas (Madrid), convocada por la Comisión 8M

Marta Borraz

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Ya el año pasado la brecha feminista cristalizó en división en la calle en el día en que a nivel global se denuncia la violencia machista. Aunque el 25N caminó dividido en distintas ciudades, la fractura más evidente la representó Madrid: una marcha a la que acudieron ministras del PSOE exigía la dimisión de Irene Montero y cargaba duramente contra la Ley Trans. La otra, celebrada al sureste de la ciudad, en Vallecas, pedía el fin de la violencia también contra las mujeres trans y mostraba su apoyo a la ahora ya ex ministra de Igualdad después de que esa semana la diputada de Vox, Carla Toscano, le hubiera dicho en el Congreso que “su único mérito” era “haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”.

El escenario político es ahora bien distinto. La cartera ha vuelto justo esta semana a manos del PSOE con el nombramiento de Ana Redondo, la Ley Trans, que permite el cambio de sexo legal sin requisitos, lleva en vigor más de ocho meses y la extrema derecha ha entrado con fuerza en gobiernos y parlamentos. En este contexto, el 25N vuelve –en Madrid y en algunos otros territorios– a demostrar el disenso feminista.

El Día Internacional contra la Violencia Machista ya lleva algunas ediciones tomando dos caminos divergentes por las diferencias en torno a cuestiones como los derechos de las personas trans y la prostitución –y en 2021 también la ley del solo sí es sí–: por un lado, la manifestación convocada desde finales de los 90 por el Foro de Madrid contra la Violencia a las Mujeres y el Consejo de las Mujeres de Madrid; por otro, las concentraciones descentralizadas en pueblos y barrios, como la de Vallecas, organizadas por la Comisión 8M.

Aunque desde hace muchos años grupos feministas autónomos han convocado protestas en torno a esta fecha y al margen del Foro, este sábado dos manifestaciones con gran poder de convocatoria ocuparán el centro de la ciudad el mismo día. Lo harán, eso sí, a horas distintas: las primeras saldrán bajo el lema “unidad ciudadana y respuesta institucional” a las 12.00 de la mañana desde Gran Vía con Alcalá hasta Plaza España mientras que las segundas partirán a las 18.00 horas desde Atocha para culminar en Callao con “Se acabó: Nuestra lucha es global” como leitmotiv.

Las diferencias entre una y otra también tendrán su traducción política: la nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, que ha tomado posesión esta misma semana, acudirá a la manifestación de la mañana con otras compañeras del PSOE, según han confirmado fuentes de su departamento. Por su parte, y como ya hiciera el año pasado, la anterior titular de la cartera, Irene Montero, se unirá a la marcha de la tarde, la convocada por la Comisión 8M.

Qué pasa con la Ley Trans

Al margen de las distintas concepciones y visiones feministas, la Ley Trans lleva tiempo estando en el centro de la disputa. De hecho, el Foro lleva un par de años pidiendo la paralización del entonces proyecto de ley, ahora ya legislación en vigor, con lemas como “El machismo mata, viola, explota y borra a las mujeres” del año pasado, en referencia a la consideración de que la norma perjudica a las mujeres cis, mientras que en la plataforma participan organizaciones creadas ad hoc para intentar frenar la norma, como la organización Contra el Borrado de las Mujeres.

Este año, sin embargo, no hay rastro de referencias contrarias a la ley en el manifiesto, que no nombra a las personas trans ni asegura que la normativa “pone en riesgo” la ley contra la violencia machista o que los menores trans deben ser “protegidos” ante los tratamientos médicos, como en otras ocasiones. Carmen Flores, vicepresidenta del Consejo de las Mujeres de Madrid, asegura que el tema “no se ha debatido en las asambleas” preparatorias sino que “hemos puesto el foco en los feminicidios” y en hacer “una llamada a la unidad de toda la sociedad contra todas las formas de violencia machista y sus causas”.

Por su parte, la Comisión 8M llama a “las mujeres trans, cis y disidentes” a “gritar 'se acabó'”, denuncia la violencia tránsfoba, utiliza el género neutro, por ejemplo en todes, y sostiene en su manifiesto que las violencias “golpean con más virulencia” a algunas personas como las racializadas, en situación irregular o aquellas “con realidades queer”. Fuentes de la organización apuntan a que la protesta es “un espacio amplio y seguro” en el que “tienen cabida mujeres trans, cis y disidentes”.

A lo que no renuncia el Foro que aparezca entre sus principales líneas es la pornografía y la prostitución como formas de violencia sexual y “el núcleo duro de la cultura de la violación”, otro de los temas de debate. En el manifiesto exigen la aprobación de una ley abolicionista de la prostitución así como la derogación de la instrucción que permite la inscripción de bebés nacidos por gestación subrogada en el exterior. Aún así, las protesta centra sus demandas en denunciar el “incremento de todos los indicadores de la violencia machista”, reclamar a los organismos públicos “que sean más eficaces y resolutivos” y pedir la puesta en marcha de la coeducación en las aulas o la detección de la violencia en el sistema sanitario.

La Comisión 8M, por su parte, denuncia que los asesinatos machistas “siguen aumentando”, en un año en el que 52 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas y 13 han sido víctimas de otros feminicidios hasta junio, aunque recalca que más allá de los crímenes mortales, “todas las violencias machistas son la base de la sociedad en la que vivimos”, entre ellas también la infantil, la laboral, la tránsfoba o la racista, enumera. Reclama la derogación de las políticas de extranjería, carga contra “la actual masacre en Gaza”, nombra a las “hermanas kurdas, iraníes, afganas y saharauis”, clama contra “la persecución de activistas climáticos” y pide “educación sexual y justicia feminista”.

El auge del negacionismo

No solo a nivel de contenido hay diferencias. Las organizadoras del Foro 25N han acusado a la Comisión del 8M en esta ocasión de “intentar boicotear” su marcha asegurando que han tenido que renunciar a su recorrido habitual en la tarde del sábado “porque la comisión lo solicitó un minuto antes”, a la que acusan de “buscar hacerse con el control de las movilizaciones de las mujeres”. Fuentes de la comisión detallan que no van a entrar en “quién tiene derecho a convocar o no” y que este año querían hacer más central la reivindicación tras algunos años haciéndola en los barrios: “Vimos muy necesario acabar de forma conjunta en Madrid y animar a las mujeres a salir a las calles a denunciar la impunidad de las violencias machistas”, sostienen.

En lo que sí coinciden es en poner en el foco los discursos negacionistas de la violencia machista por parte de la extrema derecha, que desde el pasado mayo gobierna en algunos ayuntamientos y comunidades en alianza con PP. Precisamente esta semana, Vox ha pedido a sus concejales que boicoteen los actos oficiales por el 25N bajo el pretexto de que “asumen la ideología de género”. Los ejemplos se suceden estos días: la Asamblea de Extremadura no leerá por primera vez una declaración institucional en esta fecha por la oposición de Vox mientras que en Guadalajara el PP, que gobierna con la extrema derecha, ha propuesto cambiar la iluminación violeta de la fachada del consistorio por naranja.

Para la Comisión del 8M son formas de “rearmarse y reafianzarse” del sistema patriarcal “ante la fuerza que ha demostrado el movimiento feminista” y que cristalizan “en violencia institucional”, mientras que el Foro 25N carga contra la “frivolización” de la violencia porque “alienta una impunidad inaceptable que refuerza a los agresores”. Para la nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, nos enfrentamos “a regresiones que no pensábamos que íbamos a ver” y por ello ha llamado a salir el sábado a las calles. “No vamos a dar un paso atrás”, dijo en su primer día como titular de la cartera.

Las marchas por el 25N se han convocado, como cada año, en decenas de ciudades y pueblos. La inmensa mayoría son unitarias, aunque algunas, como las de Madrid, Sevilla o Mallorca se han separado en dos.

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