La filosofía, la música o la educación plástica no se evalúan en el informe PISA. Tampoco son prioridades en la nueva ley de educación, la polémica LOMCE, que el jueves pasado se aprobó en el Congreso. Son asignaturas interdisciplinares que desarrollan competencias de aplicación menos inmediata e instrumental que la lengua o las matemáticas, y que no nos colocan en un escalón más o menos del ranking mundial. La Red Española de Filosofía desmiente esta teoría con la que el ministerio subestima la importancia de esta asignatura: “La filosofía permite conectar diferentes saberes y desarrollar una mayor capacidad de juicio para afrontar la complejidad del mundo contemporáneo”.
Esta Red, integrada por la mayoría de plataformas y asociaciones filosóficas de España, se lo dijo por activa y por pasiva al ministro de Educación, José Ignacio Wert. Pero sus demandas no han tenido éxito hasta el momento. La Ley para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), ya camino de la Cámara Alta, mantiene la asignatura de Filosofía y Ciudadanía, impartida en 1º de Bachillerato, como obligatoria, y convierte en optativas materias que hoy todos los alumnos tienen que cursar. De acuerdo con la reforma, Educación Ético-Cívica (4º ESO) será la alternativa a Religión durante todos los cursos de Secundaria e Historia de la filosofía (2º Bachillerato), se mantendrá como asignatura troncal –aunque no obligatoria– en las modalidades de Ciencias Sociales y Humanidades. Para el resto de itinerarios, la materia se integra en un listado de opciones a escoger, como Religión o Tecnología.
Son muchos los años que las asociaciones y plataformas en defensa de la filosofía llevan luchando por el mantenimiento de la asignatura en los currículos escolares de Secundaria y Bachillerato. La LOMCE ha terminado de aniquilar una materia que otras leyes educativas ya amenazaron. En el caso de la LOGSE, se consiguió ganar la batalla. Ahora, la justificación para la marginación de esta disciplina es, según Miguel Recio, “el desarrollo trasversal de las competencias adquiridas en filosofía en todas las materias”. Recio, profesor de instituto y catedrático en Filosofía, es partidario de esta dinámica “siempre que se garantice tal integración”, aunque considera que el modelo de sistema educativo que subyace de la ley Wert apuesta por reforzar las materias tradicionales en detrimento de las menos instrumentales.
Esperanza Rodríguez, presidenta de la Comisión Educativa de la Red Española de Filosofía, considera “inaceptable” equiparar la moral y la ética con la religión y defiende que “invertir en educación en valores es una forma de invertir en el futuro de la sociedad”. Aunque prefiere no entrar “en las consecuencias evidentes que la eliminación de las materias de filosofía tienen para el profesorado”, Rodríguez explica que “los alumnos y alumnas necesitan tiempo para aprender a reflexionar y para desarrollar el pensamiento crítico y la capacidad de argumentación”. Un tiempo que la LOMCE no considera.
Ante el avance imparable de la reforma, la Red Española de Filosofía ha puesto en marcha una campaña para “acercar una disciplina que hoy se mantiene alejada de la sociedad” y “dar a conocer el ataque que desde la ley se hace a la materia en el currículo escolar”. Lo dice Joaquín Gómez, licenciado en Filosofía y presidente de la Asociación Tales de Alumnos de Postgrado de la Universidad Complutense. “Entiendo que es una asignatura incómoda para determinados grupos, pero es muy necesaria en una edad en la que las personas estamos más abiertas al conocimiento”.
La idea del vídeo surge en la Facultad de Filosofía en la Universidad de Valencia. El catedrático Vicente Sanfélix propone que personas ajenas al mundo académico de la filosofía defiendan la importancia de la disciplina, rompiendo así con la imagen de grupo cerrado y endogámico que suelen dar los filósofos. Entonces, como explica el director y realizador del proyecto, Ángel Vallejo, “yo recojo la idea y propongo una serie de nombres como Santiago Auserón y Álex de la Iglesia”, personajes públicos cuya formación se ha basado en la filosofía pero que no dedican su vida profesional a este campo. El director también recurre a catedráticos de diversas disciplinas que defienden la vertiente filosófica de sus saberes. “Todos ellos”, apunta, “decidieron colaborar desinteresadamente en el vídeo” que se puso en circulación hace unos días por Youtube y las redes sociales.
Los cambios impuestos por la nueva norma podrían tener consecuencias mucho más visibles. Como explica Joaquín, “la vocación que llena las aulas universitarias se suele despertar en el Bachillerato, cuando se establece el primer contacto con la disciplina” y, por tanto, la reducción de las horas dedicadas a la materia “vaciaría las clases de las facultades de Filosofía”. También se limitarían las salidas laborales de muchos de los licenciados, cuyo futuro profesional está en las aulas de los institutos.
La filosofía no ha sido la única mal parada con la reforma educativa. Otras materias también ven mermar su importancia dentro del currículo. La Música en Secundaria y la Educación Artística en Primaria dejan de ser obligatorias y quedan en un segundo plano como “asignaturas específicas dependientes”. Es decir, materias cuya regulación, programación y oferta responde a la decisión de cada uno de los centros educativos.
La decisión de suprimir la obligatoriedad de estas asignaturas sigue sumando detractores a una ley que nace en completa soledad parlamentaria. Entre ellos, la Confederación de Asociaciones de Educación Musical en España que, a través de un manifiesto publicado en su página web, denuncia la “denigración” de algunas materias en el currículo, “sin tener en cuenta que todas ellas contribuyen a la formación integral del individuo”.