Madrid, 23 nov (EFE).- La fiscal de sala delegada de violencia sobre la mujer, Teresa Peramato, denuncia que el cuestionamiento social a las víctimas de violencia sexual es “absolutamente alarmante” y entiende que haya mujeres que opten por denunciar las agresiones de forma anónima en redes sociales para compartir con otras víctimas su dolor y poder recuperarse.
“El cuestionamiento de las víctimas en los bares, en cualquier tertulia, en los medios de comunicación, en las redes sociales es absolutamente alarmante. Partir de que una víctima puede estar mintiendo para vete a saber qué es un cuestionamiento que requiere de mucha intervención en la sociedad, mucha concienciación, mucha sensibilización y mucha educación”, explica Peramato en una entrevista con EFE con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Si se piensa así, precisa, no se va a ser capaz de detectar la violencia que está sufriendo la persona más próxima: la hermana, la amiga, la vecina.
“Tenemos que comprender que una agresión sexual coloca a la víctima en una situación muy delicada ante la sociedad. Si denuncia, se la va a estigmatizar, se la va a señalar, se va a poner en duda su versión, se van a buscar argumentos para intentar culpabilizarla: si iba de noche sola, si había bebido o múltiples circunstancias. (...) Cualquier mujer que se enfrente a este corolario es muy fácil que diga 'yo no voy a denunciar'”, continúa.
La fiscal defiende que el ministerio público está “trabajando duro” en formación en perspectiva de género y que se está avanzando mucho en la respuesta que se está dando a las víctimas en el ámbito penal.
“La Fiscalía está preparada para dar una respuesta especializada. Los fiscales estamos siendo muy proactivos para perseguir la violencia sexual cuando no existe un consentimiento expreso por parte de las víctimas. Estamos acusando y estamos obteniendo sentencias condenatorias en algunos casos, en otros no. Nos costará más o menos convencer, pero seguiremos insistiendo”, sostiene.
Sin embargo, Peramato subraya que las “raíces machistas” que han “inundado” la sociedad dificultan que se perciba el carácter estructural de la violencia contra las mujeres.
Ante la emergencia de denuncias anónimas de violencia sexual de hombres poderosos de la cultura o la política, como el cineasta Carlos Vermut o el político Íñigo Errejón, Peramato elude hablar de casos concretos.
Ahora bien, quiere entender a las víctimas que cuentan las agresiones de forma anónima, porque no se atreven a denunciar, ni siquiera a contárselo a personas de su entorno más próximo por miedo al rechazo, a la culpabilidad, al daño que puedan sufrir sus familias.
“Tenemos que entender que las mujeres necesitan hablar de lo que han sufrido para recuperarse. Y por eso yo creo, y quiero entenderlas, (...) que acuden a las redes sociales para, de forma anónima, decir 'a mí también me ha pasado esto', porque además se encuentran con el apoyo de otras mujeres que también lo cuentan”, señala.
“¿Que deberíamos trabajar en la sociedad para que las víctimas no se vean obligadas a esas denuncias anónimas para sentirse acompañadas, para desahogarse, para poder sentir una reparación al menos a nivel social y que tendría que ser otra la forma de actuar de ellas, porque tienen el acompañamiento social y el acompañamiento institucional? Estoy de acuerdo, pero yo entiendo a las víctimas de violencia sexual. (...) Creo que era mejor otra vía, pero no puedo criminalizarlas”, defiende.
Más aún cuando los agresores son hombres poderosos y existe una jerarquía con la víctima: “Es mucho peor porque te juegas tu prestigio profesional, tu carrera, tu trabajo, tu medio de vida y además el estigma dentro de tu propio círculo laboral”, asevera.
Peramato comprende que “avalar la denuncia anónima puede generar el relato de que se está poniendo el foco en los hombres que no tienen posibilidad de defenderse y que se podría afectar a su presunción de inocencia”, pero precisa que esta presunción “sólo se tiene que hacer valer en el procedimiento penal”, no en el juicio social.
La fiscal argumenta que la ley del sólo sí es sí es “una buena ley” y considera “torticero” criticarla cuando permite avanzar en el reconocimiento de los derechos de mujeres y niñas, una mejor atención de las víctimas e investigación de los delitos sexuales.
Con la anterior legislación, explica, tenía que constar de alguna manera la negativa de la víctima. “Se acabó, no es que yo me oponga o me niegue, es que tú para acceder a mi cuerpo tienes que contar con mi consentimiento, que tiene que ser expreso”, insiste.