El papa Francisco llegó al campo de concentración nazi de Auschwitz y atravesó su entrada bajo la inscripción en hierro forjado “Arbeit macht frei” (El trabajo os hace libres) para comenzar su recorrido silencioso por el lugar donde fueron exterminados más de un millón de personas.
A su llegada a las 9.19 horas (7.17 GMT) fue recibido por el director del museo del campo y después se trasladó en un pequeño coche eléctrico al bloque 11, donde se encuentran las celdas subterráneas en las que se encerraban a los prisioneros para que murieran de hambre y sed.