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El freno en la caída de contagios enciende alarmas a diez días de la Navidad

Realización de pruebas del Covid-19 en Palma del Río (Córdoba)

Raúl Rejón / Marina Estévez Torreblanca

14 de diciembre de 2020 22:25 h

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España ha notificado este lunes más de 20.000 nuevos casos de COVID-19. Es la primera vez que se llega a ese volumen de infectados en un fin de semana desde noviembre, cuando arreciaba la segunda ola de la pandemia de coronavirus. También el primer incremento de casos tras cinco fines de semana de descenso. El coordinador del Centro de Emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, ha analizado que, con estos datos, la caída de infecciones “podría estar estabilizándose y, desde luego, esta posible estabilización del descenso no es algo que nos interese en este momento”. Más contundente, pero en la misma línea, se ha mostrado el responsable del programa de vigilancia en Euskadi, Ignacio Garitano, que ha admitido este lunes que “la evolución favorable de la pandemia” ha experimentado “un estancamiento”.



Además, la mejora en la presión de los hospitales también se ha ralentizado. Tanto en la ocupación de las camas de UCI como generales: “Llevamos descensos muy lentos e incluso más lentos en los últimos días”, ha explicado Simón que ha avisado de que no hay hueco para la relajación: “No estamos ni estaremos en situación de relajarnos en las próximas semanas”. Así que el hecho de ver cómo la curva de casos empieza a quedarse plana en lugar de seguir hacia abajo ha encendido alarmas en las comunidades autónomas. El propio Garitano ha asumido que la Navidad no es una época “fácil” para controlar la expansión del virus. Hay más movilidad y aumento del contacto social, han recordado ambos epidemiólogos.



El peligro está sobrevolando y queda pendiente comprobar si el puente de la Constitución, que terminó justo hace una semana, va a conllevar un incremento de enfermos por COVID-19, como ha reconocido el propio Fernando Simón. El SARS-CoV-2 ha demostrado reiteradamente que repunta algo más de una semana después de episodios de contagio múltiple. El temor lo denota que algunos gobiernos autonómicos hayan decidido empezar a endurecer las medidas pactadas con el Ministerio de Sanidad para organizar las fiestas. Por ejemplo este mismo lunes, el Ejecutivo balear ha decretado que la isla de Mallorca entre este martes en “situación de riesgo extremo” por el coronavirus y pase a nivel 4, el máximo previsto tras registrar un incremento de casos que aún no ha podido controlarse. Con este nivel, en Nochebuena solo podrán reunirse un máximo de seis personas, menores incluidos, de dos núcleos de convivencia distintos (por ejemplo, una abuela y la familia de uno de sus hijos). Esto quiere decir que se rebaja en cuatro personas el número máximo de comensales en esos días señalados. El toque de queda se adelanta a las 22.00, incluida la nochebuena. Los bares y restaurantes van a tener que cerrar a las 18.00 los viernes, sábados y vísperas de festivos durante las próximas dos semanas.

Además, como ya estaba previsto, quienes viajen de la península a Baleares a partir del 20 de diciembre deberán además presentar una PCR negativa, igual que ocurre ya con los viajeros internacionales desde el 23 de noviembre. El Govern balear ofrecerá la posibilidad de hacer una prueba diagnóstica gratuita a los residentes que retornen a las islas. Esta misma opción se ofrece a los residentes canarios que están en la península, sean estudiantes o no, que podrán hacerse una prueba de diagnóstico de infección activa antes de regresar a las islas por Navidad, una prueba que costeará el ejecutivo canario.

En Catalunya, el empeoramiento de los datos obligará a la Generalitat a reevaluar su plan de desescalada. Este martes la velocidad de contagios, el indicador RT, ha superado el 1. Este era uno de los umbrales que fijó el Govern para retroceder en la de desescalada. Andalucía también se plantea pisar el freno y va a estudiar modificar las medidas de flexibilización de la movilidad y los horarios comerciales de cara a las fiestas navideñas.

Mientras, Aragón ha excluido el término “allegado” en la orden que establece las medidas tomadas para las fechas navideñas. La consejera de Sanidad, Sira Repollés, ha confirmado en una entrevista en Aragón Radio que este término “puede inducir a error” por lo que ha optado por hablar solo de familiares. Es un movimiento restrictivo. El Gobierno aragonés cree que “allegado” es “un término muy amplio donde se puede englobar todo” y que “ha generado mucha controversia” debido a que se trata de “una cuestión puramente semántica”. “Las reuniones tienen que ser con tu familia y hemos eliminado ese término”, ha aseverado la consejera. 


¿Cómo evoluciona la epidemia y cómo estamos respecto a la 3ª ola?

Evolución de los casos y las muertes notificadas, los hospitalizados y los ingresados en UCI cada día, la variación en los últimos 7 días y la comparación con el pico de la 3ª ola de la pandemia

Fuente: Ministerio de Sanidad


La semana pasada, Andalucía aseguró que se había visto obligada por el Ministerio de Sanidad a incluir esa categoría de allegados entre las posibles relaciones de personas que van a reunirse en Navidad, si bien Aragón no ha tenido, al menos de momento, ningún problema en retirarlo de su normativa para estas fiestas. La Junta de Castilla y León ha expresado oficialmente la preocupación al Ayuntamiento de Miranda de Ebro, que ya vivió un confinamiento en otoño, por el aumento de casos y presión hospitalaria.

En Canarias, donde se está registrando un incremento de los casos, el número de personas para reunirse habitualmente se ha reducido a seis salvo en Tenerife, donde se limita aún más y el máximo serán cuatro al menos hasta el día 19 y a la espera del anuncio de nuevas restricciones en los próximos días tras alcanzar los peores datos de incidencia en la isla desde el inicio de la pandemia. Para Nochebuena y Nochevieja sí se adopta el límite genérico de 10 personas en el resto de islas.

De salvar a peligro

La cercanía con las fiestas de Navidad está alimentando la preocupación. Si hace algo más de un mes muchos mensajes hablaban de “salvar la campaña de Navidad”, la realidad epidemiológica ha acabado por imponerse. Entonces, desde el presidente del PP, Pablo Casado, a la de Ciudadanos, Inés Arrimadas, pidieron reducir el estado de alarma hoy vigente con la idea de no afectar a la época comercial navideña. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid –donde en las últimas jornadas se ha registrado un todavía leve incremento de los contagios– , Ignacio Aguado, expresó a mediados de octubre que prefería un confinamiento raudo para “bajar la incidencia a 25 casos y salvar la Navidad”.

Sin embargo, la caída del número de infectados ha sido lenta. Faltan diez días para la Nochebuena y la incidencia acumulada en los últimos 14 días supera los 196 casos. “Estamos en una situación delicada porque entramos en la Navidad que es un periodo de riesgo y partiendo de un nivel inicial más alto que cuando iniciamos la segunda ola”, ha comentado Fernando Simón, al evaluar que un repunte desde esta altura de la curva trasladaría una presión al sistema sanitario mayor. “El riesgo de saturación de los sistemas asistenciales está ahí ante cualquier pequeño incremento de la incidencia”, ha concluido.



El responsable epidemiológico vasco, Ignacio Garitano, ha evidenciado que en Euskadi, se han relajado las medidas de prudencia ante la reapertura de los negocios de hostelería. “Es evitable la tercera ola. Eso quiere decir que se puede evitar. ¿Cómo? Poniéndonos unos deberes duros, difíciles, situándonos en una situación de pandemia y no de prepandemia”, ha comentado. “Que se desconfine o que un sector, como la hostelería, pueda tener un desahogo no significa que se haya acabado el problema. No quiere decir que se pueda estar en un bar como si nada. Si no se comprende que eso no implica que se dejen de tomar medidas, el problema volverá a tenerlo la hostelería”, ha rematado Fernando Simón.

Con todo esta cóctel, el Ministerio de Sanidad mantiene, de momento, el plan acordado en el Consejo Interterritorial de Salud, aunque no niega que a la luz de la evolución de la enfermedad, se pueda modificar. “La protección personal es clave. El que se pueda hacer algo no es obligatorio. Podemos reunirnos 10, pero si nos reunimos seis, mejor”, ha resumido Simón.

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