El Ministerio de Educación y Cultura, a través de su departamento de Archivos Estatales, ha hecho públicas todas las cuentas y facturas que el gobierno de Aznar subvencionó a la Fundación Nacional Francisco Franco, como publicó este lunes eldiario.es. Se constata así que no solo se subvencionó la digitalización de 30.000 documentos como se había defendido hasta ahora, sino que se mejoró la sede de la organización que hace apología de la dictadura. Se compraron con ese dinero ordenadores, mobiliario, un sistema de seguridad y otro antiincendios.
Son más de 200 páginas en las que se recogen los justificantes de pago que fueron aceptados por el Estado, además de incluir memorias de la propia Fundación, y en las que justifica el empleo de 150.845,77 euros de dinero público recibidos entre 2000 y 2003. La publicación de esta información responde a una petición de este medio a los Archivos Estatales a través del Portal de Transparencia para que aportaran los datos desglosados de esas ayudas. Hasta ahora, el Gobierno de Rajoy había mantenido que se emplearon solo en la microfilmación de documentos, obviando que también se empleó en mobiliario y material ofimático.
Los documentos (completos abajo) han sido anonimizados por el propio Ministerio en cumplimiento de la Ley de Protección de Datos Personales, de modo que hay algunas informaciones tachadas en negro. Por cada año de subvenciones (de 2000 a 2003), hay gastos “corrientes”, referidos básicamente a una nómina que se pagó con parte de ese dinero público y al pago a una asesoría contable, y gastos de “inversión”, donde se aprecian las compras materiales. Por ejemplo, un reproductor de vídeo adquirido en El Corte Inglés de 138 euros, una fotocopiadora de más de 4.000 euros de marca Xerox o una destructora de papel por 582,10 euros, que poco tiene que ver con el proyecto archivístico de digitalización. También se describe en las cuentas el pago del sistema antiincendios y la vigilancia, incluso la compra de un flexo en un local de iluminación y regalos de la calle Alcalá de Madrid.
En esta misma documentación se puede leer la memoria que hizo la Fundación Franco sobre sus gastos. En ella, justifica todas las facturas que van más allá de la digitalización de su fondo documental como mejoras de la sala de consulta, y especifica que se hace para dar mejor servicio a los “investigadores externos” que visiten este archivo privado.