Una semana antes de la reivindicación de derechos, de pregones de tintes eurovisivos y de la exaltación callejera de la libertad de elegir, el Ayuntamiento de Madrid permitió en sus instalaciones deportivas de La Elipa la organización de un torneo de fútbol sala homófobo.
Bajo el lema “Por la familia y contra el matrimonio homosexual”, el colectivo La España en Marcha, que engloba grupos como el Movimiento Católico Español y Acción Juvenil Española, hizo del pabellón deportivo un atril desde el que proclamaron “su defensa del orden moral” el pasado 28 de junio, según ha denunciado UGT.
Según señala el sindicato, las instalaciones se destinaron a este torneo dos horas, tiempo durante el cual se revistió el pabellón con banderas de la Falange Española, cruces celtas, banderas franquistas y todo tipo de simbología fascista que incluso fue comercializada en varios tenderetes dispuestos para la ocasión.
Ante la concentración de símbolos y personas, que alcanzaron las 80 según UGT, los trabajadores del centro llamaron alarmados a la Policía Municipal. “Se daba la circustancia de que en el campo de béisbol de las instalaciones se encontraban unas 500 personas de origen panameño y dominicano, por lo que el miedo a que la situación pudiese derivar en un conflicto era latente”, explica Antonio Soler, secretario de acción sindical de UGT.
La policía municipal estuvo en el pabellón, alquilado a nombre de un particular, durante hora y media y constató que había banderas de Falange, Bases Autónomas y Alianza Nacional, partido de extrema derecha y en el que se integran algunos de los participantes en el asalto a la librería Blanquerna en Madrid el pasado año, con motivo de la festividad catalana de la Diada. Su líder, Pedro Pablo Peña, se encontraba entre los asistentes al acto, según recoge Acción Juvenil Española en su blog.
“Lo primero que se hizo fue retirar la megafonía, desde la que se estaban lanzando consignas despectivas hacia los homosexuales muy desagradables”, explica Soler. La patrulla de agentes municipales solicitó apoyo a la Policía Nacional que ordenó la retirada de los tenderetes, aunque según UGT, las enseñas y el resto de parafernalia aguantaron colgadas.
“La normativa municipal prohíbe expresamente que cualquier simbología política sea utilizada en las instalaciones deportivas municipales, y aquí vemos claro que hay un doble rasero”, denuncia Soler, que recuerda un episodio en el polideportivo de Arganzuela la tarde del pasado día 18 de junio, una jornada antes de la coronación del Rey, Felipe VI. “Otro sindicato colgó una pancarta en contra de la monarquía y a favor de la república y rapidamente acudió la Policía Nacional a retirarlo, como es su deber, como ocurriría si colgásemos un cartel por ejemplo en defensa de los servicios públicos”, señala. “Entendemos que por lo menos la persona que alquiló las instalaciones debe ser sancionada por hacer un uso fraudulento de ellas”.
El torneo se celebra por segundo año consecutivo y con el mismo motivo. “El ayuntamiento es consciente de que el año pasado también se celebró el acto, pero al ser un particular quien alquiló las pistas el acto resultó indetectable hasta el momento de su celebración. El año pasado fue mucho más discreto, sin megafonía, sin tenderetes... La tolerancia con este acto lo ha hecho crecer”, valora Soler, que destaca que no hubo episodios violentos al margen de las proclamas lanzadas por el megáfono.