Cinco jugadoras de fútbol de la selección nacional estadounidense han anunciado que presentarán una queja a la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Trabajo (la agencia federal que vela por la no discriminación laboral) por percibir un sueldo inferior que sus compañeros de profesión, según publica este jueves The New York Times.
Como ha explicado el abogado que las representa, las deportistas exigirán la apertura de una investigación sobre la desigualdad salarial por razón de género. “Llevamos años demostrando nuestra valía y hoy la disparidad de sueldos de enorme”, ha dicho Carli Lloyd, una de las futbolistas que encabezan este reclamo. A ella se han unido la delantera Alex Morgan, la mediocentro Megan Rapinoe, la portera Hope Solo y la capitana Becky Sauerbrunn; todas ellas jugadoras de la selección americana de fútbol, de la Copa Mundial Femenina o de la Liga Olímpica.
La selección de fútbol femenina de Estados Unidos ha ganado tres copas del mundo y cuatro medallas de oro en los juegos olímpicos. El último éxito notable del equipo masculino en los últimos 50 años ha sido su llegada a cuartos de final de la Copa del Mundo de 2002.
Las futbolistas mejor pagadas perciben unos 72.000 dólares al año de la federación estadounidense de fútbol, pero denuncian que incluso con un ingreso extra, siguen ganando mucho menos que sus compañeros, que reciben una contrapartida solo por ser llamados por la selección. Traducido a cifras: un jugador percibe 5.000 dólares si pierde un partido amistoso y 17.625 si gana a un oponente potente; mientras que una jugadora recibe 1.350 dólares pero solo si la selección gana. Las mujeres no obtienen ingreso alguno si pierden o empatan en los partidos.
La Federación se defiende con “su compromiso”
La federación evita pronunciarse sobre la queja en un comunicado en la que sí afirma estar “disgustada por la acción”. “Estamos orgullosos de nuestro compromiso por el juego femenino en los últimos treinta años”, añade la nota. Este organismo recibe más ingresos de la FIFA por la participación de sus jugadores en la Copa del Mundo. Los reclamos de las futbolistas tienen que ver con esto, pero también con las contrapartidas por los patrocinios y los contratos de televisiones.
La queja es, no obstante, el último capítulo de la creciente pugna entre la federación y la selección nacional femenina, favorita para repetir como campeonas de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de este verano. En la pasada Copa del Mundo, un partido en Hawaii fue cancelado después de que las futbolistas denunciaran que el campo (de césped artificial) era inseguro para el juego.
Dos meses después, la federación presentó una demada contra la unión de jugadores nacionales como parte de una disputa relacionada con la negociación del convencio colectivo de los futbolistas. Al elevar este asunto, también salió a la luz cómo esos convenios cuentan con términos económicos muy diferentes según el sexo de los deportistas.
Todavía no es posible anticipar cuánto tiempo tardará en resolverse la queja, probablemente el proceso se solape con la preparación e incluso con la participación de las jugadoras en los Juegos Olímpicos de Río. Si la Comisión de Igualdad da la razón a las deportistas, la decisión podría forzar a la federación nacional a compensarlas económicamente.