El nuevo Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos persiste en el reparto equilibrado de los puestos ministeriales. Desde ahora, en España hay 11 ministros y 11 ministras, además del presidente del Gobierno. Sin contar a Pedro Sánchez, hay exactamente un 50% de representación de cada género e incluyéndole, las mujeres suponen un 48% del total. El Ejecutivo será paritario (un principio que establece una proporción mínima para cada género de 40%-60%), pero la cifra de ministras desciende respecto al anterior, cuando alcanzaron el 61% de los puestos.
Todo ello con una diferencia: el anterior equipo de gobierno estaba formado por 18 puestos (once mujeres y siete hombres); este llega a las 23. El goteo de nombres que se han ido conociendo en los últimos días configura un ejecutivo que revalida su apuesta por la presencia proporcional de hombres y mujeres tras los mínimos de representación femenina en los anteriores gobiernos del PP. Además, vuelve a depositar un grueso de las carteras consideradas de peso en manos de ellas.
La distribución anterior llegó a convertir a España en el país con más ministras del mundo, por encima de Suecia o Islandia, según el índice que elabora anualmente el Foro Económico Mundial. Con datos actualizados, esa posición la ocupa ahora Finlandia, que el pasado mes de diciembre invistió a la primera ministra más joven del mundo, que encabeza un Ejecutivo formado por una mayoría de mujeres: 12 de 19 (un 63%), algo inédito en la historia del país.
El reparto del poder
Varias carteras de peso estarán ocupadas por ministras, con la excepción del Ministerio de Justicia, en manos del magistrado y diputado del PSOE Juan Carlos Campo. El puesto, ocupado anteriormente por la fiscala Dolores Delgado, es uno de los tradicionalmente masculinizados -ella fue la segunda ministra de Justicia de España, tras Margarita Mariscal en la primera legislatura de José María Aznar-.
En Defensa repite Margarita Robles y en Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación se suma una mujer: Arancha González Laya. Ocurre lo mismo con Política Territorial y Administraciones Públicas, que pilotará a partir de ahora Carolina Darias.
Ello se suma a las tres vicepresidencias femeninas, además de la de Pablo Iglesias, y a la portavocía de María Jesús Montero. Carmen Calvo será la vicepresidenta primera, con competencias en Memoria Democrática; Nadia Calviño se encargará del área económica y Teresa Ribera ocupará la vicepresidencia de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Al mismo tiempo, las carteras económicas estarán ocupadas por mujeres. Nadia Calviño vuelve a ser la ministra de Economía, María Jesús Montero la de Hacienda y Yolanda Díaz, de Unidas Podemos, tomará las riendas de Trabajo. Este último ministerio se ha desgajado en dos y Seguridad Social, Inclusión y Migraciones será una cartera aparte encabezada por el hasta ahora presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) José Luis Escrivá.
Eso sí, Interior, el único ministerio que nunca ha sido ocupado por una mujer, sigue masculinizado al repetir como titular el juez Fernando Grande-Marlaska. Por su parte, el Ministerio de Sanidad, hasta ahora dirigido por mujeres –Carmen Montón en un principio y Luisa Carcedo después–, pasa a manos de un hombre: el secretario de Organización del PSC, Salvador Illa. Igualdad deja de ser parte de la Vicepresidencia y pasa a ser un ministerio autónomo en manos de Irene Montero.
Los antecedentes
Tras una presencia mínima de mujeres en los gobiernos populares –el porcentaje nunca superó el 35,7%– de los últimos años, tanto el anterior Ejecutivo como el que se estrena ahora han recuperado la paridad que inauguró José Luis Rodríguez Zapatero. Así, su primera legislatura, en 2004, empezó con ocho ministros, ocho ministras y el presidente (un 47,1% de mujeres respecto al total de puestos).
Hasta el anterior gobierno de Pedro Sánchez, el que había contado con un mayor número de ministras había sido el que puso en marcha la segunda legislatura de Zapatero. Contando con el presidente socialista, entonces eran nueve mujeres y nueve hombres. Sin embargo, a pesar de esta configuración inicial, la reestructuración de los ministerios acabó por inclinar la balanza al lado masculino y Zapatero culminó su estancia en La Moncloa con ocho hombres y siete mujeres a su lado.
Después, las legislaturas populares de Mariano Rajoy dibujaron un panorama de presencia femenina que en el mejor de los casos igualó al último gobierno de José María Aznar –cinco mujeres– y no llegó a superar en más de dos ministras al último gobierno de Felipe González (1993-1996), que tuvo tres. Mariano Rajoy configuró nada más llegar a La Moncloa en 2011 un gobierno con cuatro mujeres y nueve hombres y el PP abandonó la presidencia tras la moción de censura con cinco ministras y ocho ministros.
Eso, después de que el Congreso aprobara la Ley de Igualdad de 2007, que establece que “los poderes públicos procurarán atender al principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres en los nombramientos y designaciones de los cargos de responsabilidad que les correspondan”.