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Gobierno y comunidades ultiman la vuelta a clase con el doble de incidencia que cuando se diseñó el inicio de curso

Llegada de los primeros alumnos de un colegio en el primer día del curso escolar. EFE/ Alberto Morante/Archivo

Daniel Sánchez Caballero

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Este miércoles arranca el que será el tercer curso escolar afectado por la pandemia con la reunión de la Conferencia Sectorial de Educación entre el Gobierno y las comunidades autónomas que acabará de definir las condiciones de vuelta a las aulas. También será el debut de la nueva ministra, Pilar Alegría, que se verá por primera vez las caras con algunos consejeros de Educación.

Y lo hace con pocas novedades esperables respecto a lo acordado el pasado mes de mayo, pero con dudas entre los profesionales de la educación respecto a la conveniencia de las medidas pactadas, la posibilidad de ejecutarlas (“algunas son contradictorias entre sí”, lamenta un director de instituto madrileño) y también con realidades muy diferentes entre las distintas comunidades autónomas.

El acuerdo alcanzado entre la exministra Isabel Celaá y las comunidades –base sobre la que se trabajará este miércoles– incluye distintos protocolos en función de la situación epidemiológica del país y la intención es primar la presencialidad de todo el alumnado. En caso de que España esté en una situación buena (una incidencia a 14 días inferior a 150, a 7 días inferior a 75 y con ocupaciones de camas hospitalarias por debajo del 10% en general o del 15% en el caso de las UCI), las comunidades podrán relajar las medidas del año pasado y disminuir la distancia de seguridad interpersonal hasta 1,2 metros y el número máximo de alumnos será el que marca la ley. El año pasado la distancia era de 1,5 metros y, en teoría, no podía haber más de 25 estudiantes en cada aula.

Si la situación de la pandemia supera las cifras expuestas y España pasa al nivel 2 o 3 de alerta, el acuerdo contempla aumentar la distancia hasta el metro y medio y volver a la semipresencialidad a partir de 3º de la ESO. A día de hoy, nueve comunidades autónomas (Aragón, Canarias, Navarra, Castilla y León, Catalunya, Euskadi, Islas Baleares, La Rioja y Madrid) y Ceuta están al menos en un nivel de alerta 3, lo que en principio implica las medidas más restrictivas del acuerdo.

Una realidad distinta a la de mayo

El problema, advierten directores y sindicatos, es que el acuerdo para este curso se realizó el pasado mes de mayo, cuando la situación epidemiológica de España era mejor que la actual, y las comunidades asumieron que esa sería la foto fija este septiembre. Pero España está hoy en una incidencia acumulada a 14 días de 318 contagios por cada 100.000 habitantes cuando hace tres meses era de 128 (dos veces y media menos), y aunque la presión hospitalaria sí es más baja que el año pasado por estas fechas, en algunas comunidades está por encima de los máximos que permitirían aplicar el escenario más benigno. Los contagios de la quinta ola están a la baja, aunque el ritmo del descenso se ha ralentizado.

El acuerdo es de obligado cumplimiento (si no se modifica este miércoles), por lo que, a no ser que la situación de contagios e ingresos cambie de aquí a dos semanas, cuando arranque el curso escolar es probable que varias comunidades lo hagan en el escenario más restrictivo, pese a que una buena parte de los adolescentes estarán por entonces vacunados o camino de estarlo.

“El acuerdo nos pareció insuficiente en su día”, valora Maribel Loranca, secretaria general de la sección educativa de UGT, “pero es que ahora si volvemos a las ratios que permite la ley difícilmente se puede garantizar la distancia de seguridad”.

El curso pasado las exigencias de seguridad y el límite de alumnos por clase llevaron a los Gobiernos regionales a contratar unos 40.000 profesores de refuerzo para aplicar desdobles en clase. Pero este, con la previsión del escenario bueno, las contrataciones van a ser muchas menos, según lo anunciado (o no anunciado) por los Ejecutivos regionales. Los sindicatos piden que se emplee a unos 70.000 docentes extra.

“Con el refuerzo docente el año pasado fue un éxito mantener los centros abiertos, pero no se pudo garantizar la presencialidad de todo el alumnado. Y este año no estamos oyendo nada”, advierte Loranca.

Antonio González Picornell, secretario de la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos y director del IES Pere Vitòria, en Alicante, concede que “el hecho de haber tenido algunos centros sin el 100% de presencialidad el pasado curso implica que este año, si quieren implantarla para todos y hay que hacer algún desdoble, implica contrataciones”. De hecho, esta circunstancia no es descartable aún, pese a que hasta ahora haya habido pocos anuncios: regiones como Madrid apuraron las contrataciones de refuerzos el pasado curso hasta el mismo mes de septiembre e incluso más allá.

Diferentes situaciones

La realidad difiere entre comunidades autónomas, aunque la preocupación por las limitaciones del trinomio espacio-profesorado-alumnado están extendidas.

“Con una presencialidad del 100% y los dos profesores de refuerzo por centro que nos van a enviar en Madrid hay dos cosas imposibles”, explica Esteban Álvarez, presidente de la asociación de directores de instituto de Madrid Adimad. “Los refuerzos son insuficientes para los planes individuales que nos piden y con 30 alumnos por clase no se puede mantener la distancia de seguridad. Se dan situaciones absurdas como tener a los chicos pegados a la pizarra y que el profesor no tenga espacio propio”.

En otras comunidades, sin embargo, han elegido no llegar hasta los máximos que les permite el acuerdo. En Castilla y León la consejera Rocío Lucas ha pactado con toda la comunidad educativa mantener las medidas del año pasado, cuando fue una de las pocas autonomías que mantuvo un 100% de presencialidad mientras mantenía la distancia del metro y medio, aunque las ratios no se bajaron en Secundaria o Bachillerato. Valencia va a contratar más profesores para Secundaria que el año pasado, y Galicia también ha limitado el número de alumnos por aula.

Pero las cuentas son claras. Con una distancia mínima, en el escenario bueno, de 1,2 metros entre estudiantes cada alumno necesita 1,44 metros cuadrados de espacio personal, reflexiona Álvarez. Si un aula estándar tiene unos 45 metros cuadrados cabrán como máximo 31 alumnos contando cada centímetro cuadrado de clase (también la tarima del profesor). En el escenario malo, con una distancia de metro y medio, entrarían 20. La ratio de Secundaria es de 30 alumnos y la de Bachillerato de 35, y algunas regiones ya han anunciado que vuelven a ellas.

De estas y otras dudas se va a hablar en la reunión de este miércoles. Fuentes del ministerio explican que el punto de partida sigue siendo el documento de mayo, actualizado después con detalles, y que esperan escuchar de las comunidades sus planes para la vuelta. La portavoz recuerda que la situación es sensiblemente mejor en cuanto a las hospitalizaciones, señala que las situaciones son muy diferentes entre regiones y recuerda que la vacunación avanza a buen ritmo, además del hecho de que el pasado año los colegios salvaron el curso y evitaron los cierres. ¿Van a presionar a las comunidades para que contraten más profesores? “Tanto Celaá como Alegría lo han dicho, todos los refuerzos son bienvenidos”, y recuerda los fondos COVID repartidos entre las comunidades.

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